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¿Qué pasa con la Concertación?

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Antonio Mercader
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Blancos y colorados deberán definir rápidamente lo que harán de aquí en adelante con el Partido de la Concertación. La idea de conjugar las fuerzas de los partidos tradicionales bajo un mismo lema con el objetivo de ganar las elecciones para la intendencia de Montevideo sigue vigente.

El problema es que faltan decisiones de las autoridades partidarias.

Edgardo Novick, quien fuera el candidato independiente de la Concertación, resultó a la postre el más votado de la terna presentada por el nuevo partido en las elecciones municipales de mayo de 2015. Dicho candidato pretendió inscribir listas de la Concertación a nivel nacional para competir por la Presidencia de la República en las elecciones del año próximo. Ese intento recibió la negativa de los partidos tradicionales que confirmaron el carácter municipal y montevideano de la Concertación.

En esas circunstancias Novick decidió actuar por su cuenta al cerrar un pacto con el intendente frentista Daniel Martínez. Gracias a ese acuerdo Martínez obtuvo la mayoría de votos necesaria para aprobar una parte de su plan de obras denominado Fondo Capital. Así, el candidato independiente de la Concertación se desdijo de su promesa electoral de no contribuir a aumentar las pesadas deudas de la comuna capitalina.

A estas alturas los partidos tradicionales deben repensar su estrategia. Para empezar es preciso analizar la votación obtenida por el flamante partido en 2015 que si bien fue similar a la que, sumados, lograron blancos y colorados cinco años antes, tuvo un plus importante que fue el triunfo en dos de los municipios más densamente poblados de la ciudad. Aunque ese resultado defraudó las expectativas más optimistas no se lo puede calificar de fracaso, sobre todo si se consideran las marchas y contramarchas de los partidos tradicionales que terminaron por desmontar sobre la hora a sus respectivos candidatos naturales.

Un elemento a tener en cuenta es el carácter ideológico del voto frentista en Montevideo. Solo así se explica la adhesión lograda en las urnas por el oficialismo cuando según las encuestas la anterior intendenta, Ana Olivera, apenas conseguía la aprobación a su gestión de uno de cada cinco montevideanos. Esto significa que a pesar del descontento con la actuación de la izquierda, la mayoría optó por abrirle una carta de crédito a Martínez.

Si la Concertación mantiene sus expectativas de gobernar Montevideo es necesario que blancos y colorados se pongan a trabajar desde ahora. Eso supone la conformación de equipos de estudio, planificación y control de la gestión municipal que actúen de forma mancomunada.

Asimismo es imprescindible que se vayan perfilando ambos candidatos a la intendencia para que la opinión pública conozca sus características personales y sus propuestas.

El Partido de la Concertación, que tanto costó crear, tiene mucho por hacer de aquí en adelante. Las malas experiencias del pasado enseñan que los partidos tradicionales no pueden permitirse improvisar sus acciones en Montevideo lanzando candidatos y programas de último momento. Sobre todo porque hoy cuentan con el instrumento adecuado para aunar fuerzas que es la Concertación, un partido que tiene todo un futuro por delante.

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