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La ventaja en impuestos que “no es justa”, la evaluación de Uruguay y el nuevo esquema global

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Zayda Manatta, jefa de Secretaría del Foro Global de Transparencia Tributaria. Foto: OCDE
Victor Tonelli/OECD/Victor Tonelli

ENTREVISTA A ZAYDA MANATTA DEL FORO GLOBAL

“Muchos países ‘morirían’ por tener la calificación de Uruguay”, dijo a El País la jefa de Secretaría del Foro Global de Transparencia Tributaria.

El Foro Global de Intercambio de Información y Transparencia Tributaria en la órbita de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) emitió su primer informe Transparencia Fiscal en América Latina 2021, luego que en 2017 el paradigma mundial de intercambio de información tributaria supusiera el fin del secreto bancario para fines impositivos y el pleno conocimiento del beneficiario final en sociedades, fideicomisos, etc.

Los fiscos de diferentes países de todo el mundo empezaron a intercambiar información en forma automática de cuentas financieras de extranjeros, datos de multinacionales, entre otros, para combatir la evasión fiscal, el lavado de activos y otros delitos económicos. También continuaron con el intercambio de datos a pedido.

Sobre estos aspectos y el nuevo esquema de imposición a la renta empresarial a nivel mundial, El País entrevistó (vía Zoom) a Zayda Manatta, jefa de la Secretaría del Foro Global.

-Este primer informe de Transparencia Fiscal en América Latina indicar que si bien los países están aprovechando el intercambio de información impositiva, todavía queda mucho para crecer, ¿qué deberían hacer los países para aprovechar más esta herramienta?

-La herramienta está disponible, si los países no la utilizan no les va a ayudar mucho. Es verdad que solamente por el hecho de que esta información puede ser buscada, tiene un efecto sobre el comportamiento de los contribuyentes, pero esto no es suficiente. Es necesario tener todas las bases para esto. Una de las iniciativas que el Foro Global cree que puede ayudar mucho es que los auditores, los inspectores, que van a hacer el trabajo de campo sepan utilizar esta herramienta, que sí es posible buscar esta información, qué tiene que aportar para hacer un pedido (de intercambio de información con otro país), qué tipo de datos puede buscar. Esto va creando una cultura de utilización del intercambio. Otra necesidad es que haya una unidad que sea capaz de hacer estos pedidos de una forma que sea conforme a los estándares internacionales.

-A este tipo de herramientas se la cuestiona por el lado de que se mete demasiado en la vida del contribuyente y la mayoría cumple con el pago de impuestos, ¿cómo podrían entender la importancia de esta herramienta aquellos que cumplen regularmente y no lo sientan como una invasión de su privacidad?

-Estoy de acuerdo con que la mayoría cumple con el pago de sus impuestos y así es en todos los países del mundo. Hay muchos que lo hacen porque saben que si no cumplen van a tener consecuencias y esto también es un elemento disuasorio para que el mal comportamiento se reduzca. Hay muchos estudios que demuestran que si la gente empieza a ver que el otro no paga impuestos, dice “si él no paga, porque voy a pagar yo”. Así que es importante que la gente tenga claro que hay consecuencias para el comportamiento que no es conforme a las leyes. Porque aquellos que no cumplen, van a ser vistos, van a ser detectado y van a tener que pagar. Tener acceso a la información es una herramienta fundamental para las administraciones tributarias. Pero además, la información recibida automáticamente (de otros fiscos), no es solo para buscar a aquellos que no están pagando, también puede servir para apoyar a aquellos que quieren cumplir con sus obligaciones. Hay muchas administraciones que utilizan los datos que reciben automáticamente de las cuentas financieras en el exterior para cargarle los datos previamente en la declaración jurada. Esto ayuda a los contribuyentes que quieren pagar impuestos. Otro factor muy importante es que cuando uno piensa en la población de un país, los pequeños contribuyentes no tienen cuentas afuera, no hacen transacciones con el exterior, no tienen operaciones muy complejas en varios países. Si uno no tiene acceso a la información (de aquellos que tienen cuentas) afuera, el tratamiento es muy diferente. Porque la administración tributaria solo va a ver los ingresos del pequeño contribuyente y lo que está en el país de los grandes contribuyentes. Los grandes tienen una ventaja que no es apropiada, no es justa y no colabora para que todos puedan pagar lo que es su parte en el pacto social.

-El informe hace hincapié en que la riqueza que los latinoamericanos tienen en el exterior proporcionalmente es bastante mayor a la que tienen los asiáticos, europeos, etc. El fin del secreto bancario, el hecho de que se conozca el beneficiario final de una sociedad anónima, ¿va a hacer cambiar esta tendencia?

-Esto tendrá que ver con lo que hagan los países de la región. Primero hay que tener la información, pero si los países latinoamericanos no hacen uso de ella, no demuestran la capacidad que tienen de detectar el comportamiento no conforme a las leyes y castigarlo, esto no va a cambiar. Por otro lado, hay un estudio de 2019 de la OCDE que dice que después que empezaron los intercambios automáticos de información financiera, los depósitos en grandes centros financieros cayeron cerca de 25%. Esto muestra que hay un impacto. No puedo decir que necesariamente fue por el intercambio de información, pero el hecho es que ambos se dieron al mismo tiempo. Es muy probable que una cosa influye en la otra.

-En el informe señalan en el caso de Uruguay que el estándar de transparencia se consideró como “ampliamente conforme” en una ronda de revisiones realizada en 2020. Sin embargo, menciona que el marco legal necesita mejoras. ¿Qué tipo de mejoras creen que se necesita?

-Está hablando del intercambio automático de información. Esto tiene dos aspectos. Uno es si hay un acuerdo internacional que permite a Uruguay intercambiar la información y sí lo hay, esto no es un problema. El problema está en que el estándar requiere que la información sea recogida de las instituciones financieras e intercambiada y para esto hay algunos aspectos a mejorar. (N. de R.: Un informe previo de la OCDE dice que “algunas definiciones necesarias sobre las instituciones financieras y cuentas financieras sujetas a reportar están incompletas, y no existen reglas para prevenir la elusión de los procedimientos de diligencia debida y presentación de informes”).

-El informe también señala que hay potencial para mejorar el uso del estándar de intercambio automático, ¿esto a qué refiere?

-A aprovechar más la información. Uruguay recibe información, pero puede avanzar más en el uso de la misma. Esto no es una característica solamente de Uruguay. Hay muchos países que pueden mejorar el uso de la información, porque cuando la información llega a la administración tributaria hay que integrarla a los sistema que la administración utiliza para el cruce de datos, para hacer declaraciones juradas en borrador, para alertar a los contribuyentes de que se tiene esa información y que ponga atención cuando va a hacer sus declaraciones, o para identificar a los contribuyentes que pueden ser auditados. Hay muchos usos, pero esta es un área que en general en todo el mundo hay necesidad de avanza. Es algo muy reciente, empezó en 2017-2018, las administraciones tienen que hacer un mejor uso de esta información.

Bandera con el logo de la OCDE. Foto: Archivo El País
Bandera con el logo de la OCDE. Foto: Archivo El País

-¿Cómo se ve a Uruguay en general en el Foro Global?

-Uruguay está bien. La calificación que obtuvo fue “ampliamente conforme”, que es una calificación que muchos países “morirían” por tenerla. Porque tener una calificación que no es muy positiva en el Foro, tiene consecuencias muy pesadas para muchos países. Está el problema de las listas (grises de poco cooperantes), de los bancos de desarrollo, de las inversiones, etc. Uruguay está en una situación que está bien. Tiene que avanzar un poco en el intercambio automático con estas brechas en las leyes, pero son aspectos que se pueden arreglar de manera focalizada. No es que necesita un cambio normativo muy grande, muy profundo, como fue cuando Uruguay empezó. Uruguay tenía el secreto bancario, tuvo que cambiar muchas cosas. Pero ahora son ajustes más puntuales. Uruguay ha sido muy activo y ha participado en las discusiones, tiene voluntad de avanzar en estas áreas.

-En los últimos días ha surgido este cambio monumental del impuesto a la renta empresarial, con un acuerdo mundial. Eso se apoya en el intercambio de información. Con este cambio, ratificado por 130 países, ¿van a desaparecer los regímenes de beneficios impositivos a las empresas o de zonas francas para captar inversiones?

-No puedo decir que van a desaparecer, pero creo que este acuerdo va a tener un impacto. Esto va a depender de cuánto sea la tasa de imposición. Si la tasa (efectiva) de impuesto a la renta empresarial es de 15% es una cosa, si la tasa va a ser de 20% es otra cosa. Hay que ver también lo que van a ser las excepciones de actividades. Lo que fue acordado es muy importante y es un marco muy decisivo en la fiscalidad internacional. Pero se acordó en el alto nivel, ahora hay que bajar e ir a los detalles. Ahí es que todas estas discusiones van a tener lugar. La tasa (efectiva) de impuesto a la renta empresarial a nivel global va a ser de “al menos 15%”. Pero, ¿va a ser 15%? ¿va a ser 17%? ¿va a ser más? Además, esto puede tener impacto en algunos países pero no en otros, que ya tienen una tasa (efectiva) de 15%. Por ejemplo si un país tiene un régimen impositivo especial para las industrias manufactureras, se acordó que las manufacturas quedan afuera (de este régimen). Lo que es claro, es que la competencia tributaria internacional va a ser mucho más limitada.

-Un país como Uruguay, que basa su atracción de inversiones extranjeras en dar beneficios impositivos o en zonas francas, ¿no va a poder hacerlo?

-Tendría que ver cuáles son los beneficios para compararlo con esta tasa del 15% y ver cuál es el impacto. Y también ver cuáles son las actividades que tienen. No lo sé, porque no está claro hoy. Está para discutirse todavía. Pero, los países dicen: “no queremos más que haya una competencia hasta el fondo para que las tasas (de impuesto a la renta empresarial) bajen, bajen, bajen, hasta un punto donde nadie puede cobrar impuestos”.

El “último bastión de soberanía”
Sede de la OCDE. Foto: Reuters

El cambio impositivo histórico a nivel mundial, fue explicado por El País en dos artículos publicados el pasado sábado y el domingo, elaborados en base al diálogo con el consultor (lideró el asesoramiento de reformas tributarias en una decena de países) y coautor del impuesto a la renta semi-dual, Alberto Barreix.

El experto señaló que el acuerdo mundial alcanzado supone un “cambio en el último bastión de soberanía de los países”: la política fiscal.

Barreix, explicó que el nuevo diseño mundial del impuesto a la renta empresarial consta de dos pilares. El Pilar 1 se focaliza en como gravar los modelos de negocios a nivel global de la economía del conocimiento, en especial la digital, pero también la de otros sectores como la biotecnología y la industria farmacéutica. El Pilar 2 fortalece el combate a la erosión de la base imponible y traslado de beneficios, intentando “frenar la carrera al 0% de las tasas efectivas del tributo sobre la renta empresarial pagadas por las multinacionales”, indicó el experto.

Este nuevo esquema de dos pilares para la tributación internacional, supone un cambio sin precedentes en el sistema de la imposición a la renta que es el que más recauda y ha recaudado en la historia, afirmó el tributarista.

El experto señaló que el Pilar 1 es crucial ya que se está regulando “cómo será la tributación de los negocios dominantes en el futuro”.

El impacto del Pilar 2 en países de América Latina “dependerá de cada economía en particular” porque los efectos de un impuesto mínimo a las empresas “son contrapuestos”, expresó el consultor. Por un lado, se va a “perder competitividad en la atracción de inversiones, y con ello recaudación, inclusive de otros tributos (seguridad social, renta personal, etc.)” ya que los beneficios tributarios para atraer inversiones ya no podrán tener lugar (porque la tasa mínima efectiva es del 15%). “La pérdida de inversión tendrá un impacto negativo económico y fiscal”, aseguró Barreix.

Del otro lado, si el beneficio impositivo “era redundante”, es decir se renunciaba a una parte de la recaudación dándole beneficios a una inversión que se hubiera realizado igual sin ellos por ser suficientemente rentable, “es posible que se obtenga una recaudación diferencial significativa”, agregó.

Zayda Manatta

Zayda Manatta es desde octubre de 2019 la jefa de Secretaría del Foro Global de Intercambio de Información y Transparencia Tributaria en el marco de la OCDE. Tiene una amplia experiencia en el campo de la tributación, y entre 2015 y 2019 trabajó como Economista Senior en el Fondo Monetario Internacional. De nacionalidad brasileña, Manatta trabajó para la Administración Tributaria de Brasil desde 1991 a 2015 en varios puestos.

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