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ANÁLISIS

La visión de los precios, el dólar, la actividad, las tasas y la situación de Argentina que tiene el Banco Central

Autoridades del Banco Central compartieron su análisis de la situación; las expectativas de inflación tienen cierta resistencia a la baja y la política monetaria seguirá siendo contractiva.

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Edificio sede del Banco Central del Uruguay (BCU)
Edificio sede del Banco Central del Uruguay (BCU).
Foto: Archivo El País

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La sequía impactará más en la economía uruguaya en el segundo trimestre de este año, aunque la puesta en marcha de la segunda planta de celulosa de UPM atenuará ese efecto, así como la temporada de turismo lo hizo en el primer trimestre. Los precios de frutas y verduras seguirán elevados durante todo este año, las expectativas de inflación tienen cierta resistencia a la baja y la política monetaria seguirá siendo contractiva pese a que se inició un proceso -que será muy gradual- de baja de tasa de interés.

De estos y otros aspectos, hablaron el presidente del Banco Central (BCU), Diego Labat, el vicepresidente del BCU, Washington Ribeiro y el gerente de Política Económica y Mercados del BCU, Adolfo Sarmiento en una charla técnica con periodistas especializados en economía.

En esta evaluación del Central, la sequía pegó fuerte en la actividad en el último trimestre de 2023 (eso llevó a que la economía creciera 4,9% en el promedio del año, en vez de algo por encima de 5%) y el otro impacto grande será en el segundo trimestre con la cosecha de soja principalmente, aunque la entrada en producción de la segunda planta de UPM (que en el BCU la tenían prevista para mitad de año) mitigará en parte ese efecto.

En tanto, el impacto de la sequía en el primer trimestre se vio atenuado por la temporada turística que fue relativamente buena y de hecho el BCU prevé que la economía uruguaya salga de la recesión técnica en la que está (había caído la actividad en el tercer y el cuarto trimestres de 2022), con un crecimiento desestacionalizado de 0,8%, según las minutas de la última reunión del Comité de Política Monetaria del Central.

En cambio, en materia inflacionaria, la sequía comenzó a pegar desde enero, con un fuerte aumento en el precio de frutas y verduras, que en el Central entienden que continuarán en niveles elevados durante todo el año.

En la visión de estas autoridades del BCU, los precios de los productos y servicios transables (aquellos que se comercian con el exterior) han mostrado una buena evolución a la baja, pero los precios de los no transables (los que solo se comercian internamente) caen menos de lo esperado y señalan como hipótesis para que eso suceda que el aumento de los salarios desde mitad de 2022 ejerce algún tipo de presión sobre esos precios.

Con ese contexto, el BCU ve que a 24 meses (el horizonte para la política monetaria) la inflación estará dentro de la meta de entre 3% y 6%, llegando al entorno de 5%.

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Intervención cambiaria no va más y el dólar bajo

Uno de los aspectos destacados por las autoridades del BCU en la construcción de metas de inflación en Uruguay, es el haber dejado de intervenir en el mercado cambiario, lo que entienden que genera distorsiones como la descapitalización del Central, además de enviar señales incorrectas al mercado y los empresarios. También las autoridades reconocieron que hay un desalineamiento del tipo de cambio real (está en un nivel menor del que debería), pero remarcaron que antes estuvo por encima.

La decisión

La semana pasada, el directorio del Banco Central (BCU) resolvió bajar la tasa de interés de referencia en 25 puntos básicos a 11,25%. Fue la primera baja de la tasa desde que en agosto de 2021 comenzó a subirla para contener las presiones al alza de los precios y moderar las expectativas de analistas, empresarios y el mercado.

La decisión (votada por unanimidad en el directorio) fue cuestionada por diversos analistas que entendieron que había una contradicción entre lo que decía el mismo directorio hace dos meses atrás y lo que resolvió ahora. Es que en el comunicado de la reunión del Comité de Política Monetaria (Copom) de febrero, se señaló que la “guía” para las decisiones de tasa de interés era la convergencia de las expectativas de inflación a la meta de entre 3% a 6%.

Sin embargo, las expectativas de analistas a 24 meses subieron de 6,7% a 6,85% en abril y el promedio de expectativas (incluye también al mercado y a los empresarios) quedó estable, es decir no bajó.

En la charla técnica con periodistas, las autoridades argumentaron las razones de esa baja de la tasa.

Por un lado, apuntaron que las tasas de interés que paga el BCU por las Letras de Regulación Monetaria que emite para quitar pesos, venían bajando en los distintos plazos desde el mes de enero. Esto, indicaron, muestra que el mercado espera menos inflación hacia adelante y que preveía que el Central empezaría a bajar la tasa de interés.

También remarcaron que lo que sucede con las expectativas de inflación importa para la toma de decisiones de política monetaria.

Sin estar conformes con el nivel actual de 7,33% de inflación, las autoridades enfatizaron que se ve un descenso sostenido de la misma en los últimos meses y que tienen una visión positiva sobre cómo han ido reduciéndose las expectativas. Creen que el tener metas de inflación (que se iniciaron hace 20 años) es un proceso largo y eso hace que las expectativas de los analistas, empresarios y el mercado, bajen lento, porque todavía no está suficientemente construido el camino.

Por eso, afirmaron que se debía empezar con el ciclo de bajar la tasa de interés, ya que es difícil que en este momento las expectativas converjan más hacia la meta.

También recalcaron que el ciclo de baja de tasas de interés va a ser muy gradual y de hecho no adelantaron que en la próxima reunión de mayo del Copom vaya a haber una nueva baja.

Las autoridades del BCU marcaron una y otra vez que pese a haber bajado la tasa de referencia, la política monetaria sigue en instancia contractiva (la tasa real está en el entorno del 4%, cuando la que el Central considera neutra es del 2% real) y así seguirá durante un tiempo, aunque en un escalón menor que el que estaba.

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La situación de Argentina y las reservas de confort

En la charla técnica de Labat, Ribeiro y Sarmiento con periodistas especializados en economía, surgió el tema Argentina y los problemas económicos y financieros que enfrenta.

Por un lado, recordaron que en los últimos 50 años el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de Uruguay creció el doble de lo que creció el PIB per cápita de Argentina.

A su vez, remarcaron que tras la crisis de 2002, ha habido un desacople de la economía uruguaya respecto a la argentina. Esto en el sentido de que Argentina pasó de ser el principal socio comercial en bienes a no estar entre los tres primeros y a que los depósitos de argentinos en bancos en Uruguay que llegaron a ser el 40% de los depósitos en dólares, actualmente son el 8%.

Donde sí todavía Argentina es relevante para Uruguay es en el sector turismo, ya que los argentinos representan (según la temporada) la mitad y a veces más de la mitad de los turistas que ingresan al país.

Si en Argentina hubiera un sinceramiento cambiario, es decir se quitara el cepo existente y el dólar oficial aumentara hasta los niveles del paralelo (hoy la brecha supera el 100%), en el BCU entienden que puede haber un pequeño salto, pero no algo grave para Uruguay debido a que los canales de contagio están (salvo el turismo) muy acotados.

Las autoridades del BCU también se refirieron a la capitalización que tendrá el Central debido a que su patrimonio está por debajo del mínimo legal. Explicaron que eso se debe a tener reservas por encima de las estimadas confortables para afrontar una crisis (habitualmente la autoridad monetaria realiza pruebas de tensión para saber cuántas reservas requeriría en caso de una crisis tipo 2002) y que esta posición en dólares, cuando la divisa cae, obviamente disminuye en pesos y de ahí la pérdida de patrimonio.

Por eso y por otras razones argumentan que el BCU no tiene que comprar dólares y de hecho se ha retirado desde agosto pasado del mercado de cambios

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