FIN DE LA GUERRA FRÍA

Durante semanas, el presidente Donald Trump y el secretario de Estado, Mike Pompeo, usaron las polémicas denominaciones de “virus chino” y de “virus de Wuhan” en público y señalaron su intención de adjudicarle la responsabilidad a China por el la paralizante pandemia del coronavirus.

Ahora, evitan usar esas frases y la administración estadounidense da la bienvenida a aviones cargados de equipamiento médico procedentes de China. El miércoles, el presidente Trump se mostró efusivo al describir su relación con el presidente de China, Xi Jinping, con quien habló la semana pasada.

“La relación con China es buena y mi relación con el presidente Xi es realmente buena”, comentó Trump a periodistas. El presidente agregó que él siempre asumirá lo mejor con los líderes de China. Al ser preguntado si las agencias de inteligencia de Estados Unidos han evaluado que China falseó las cifras de casos y muertes causados por el virus, Trump dijo: “No soy un contador de China”.

A medida que la pandemia se disemina, las relaciones entre Estados Unidos y China han tenidos abruptos altos y bajos. Washington y Pekín se enfrentaron en las primeras semanas del estallido del virus, que comenzó en la ciudad de Wuhan, en China, e inicialmente fue encubierto por las autoridades del Partido Comunista.

Pero, en días recientes, las dos partes han establecido una tregua tentativa e inestable. Acordaron no incurrir en ataques públicos sobre el virus y en buscar las vías para cooperar a efectos de enlentecer el contagio.

Algunos funcionarios de Estados Unidos reconocen que el estado de deterioro de las relaciones impedía los esfuerzos globales para combatir la pandemia. Varios asesor de Trump abrieron contactos reservados con funcionarios chinos a través empresarios estadounidenses con extensos vínculos en China, de acuerdo con lo que indicaron personas en conocimiento de esos esfuerzos.

Algunos funcionarios de seguridad nacional y en el Departamento de Estado muestran escepticismo sobre la duración del acercamiento, pero varios de los principales asesores de Trump promueven la moderación, entre los que se destacan el yerno del presidente, Jared Kushner, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin y el director del Consejo Económico Nacional, Larry Kudlow.

Argumentan que las dos superpotencias necesitan trabajar en conjunto para eliminar el virus y resucitar la economía global y que Trump no debe perjudicar el acuerdo comercial que los dos países definieron en diciembre.

Kushner trabajó con funcionarios de China para acordar la serie de envíos de material protector destinado a médicos y personal de la salud, el primero de los cuales llegó a Nueva York hace una semana. La asociación entre el gobierno y varios de los principales distribuidores de productos de la salud permitirá canalizar las máscaras, prendas especiales y otros elementos protectores hacia hospitales en las próximas semanas.

Funcionarios jerárquicos chinos proclaman la tregua mientras denuncian a Pompeo. Representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores de China se refirieron en varias oportunidades, en conferencias de prensa, a la conversación telefónica entre Trump y Xi.

“Los dos Jefes de Estado acordaron que en las actuales circunstancias, China y Estados Unidos deben estar unidos y combatir al COVID-19”, afirmó la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying.

Destacó que el ministro de la Comisión Nacional de Salud, Ma Xiaowei, habló el lunes pasado con el secretario de Salud de Estados Unidos, Alex Azar, “para intercambiar ideas sobre prevención y los esfuerzos de control de los dos países ante la pandemia”.

La tregua se limita a las acciones contra el virus y no se extiende a otros aspectos de la tensa relación entre Estados Unidos y China. Funcionarios estadounidenses que promueven una postura agresiva hacia China mantienen su decisión de enfrentar a Pekín en varios frentes, incluyendo la tecnología, espionaje y el expansionismo militar en Asia.

En una reunión a nivel del gabinete, funcionarios del gobierno estadounidense aprobaron el borrador de una norma que extendería el control de las restricciones a las exportaciones a empresas extranjeras que usan tecnología de Estados Unidos, una medida que está destinada a cortar los suministros a Huawei, la empresa tecnológica china. La propuesta todavía necesita la aprobación de Trump.

El presidente promulgó una ley que requiere que Estados Unidos brinde apoyo diplomático más fuerte a Taiwán. Un vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Geng Shuang, señaló que Estados Unidos “debe corregir sus errores o de manera inevitable encontrará la decidida respuesta de China”.

Funcionarios de inteligencia de Estados Unidos evalúan que si el gobierno de China retrocede de sus ataques mensajes abiertos contra Washington, es probable que los siga impulsando online por medios encubiertos.

Sin embargo, al ser preguntado por Fox News, Trump rechazó esa evaluación sobre la campaña de desinformación de China. “Ellos lo hacen y nosotros también los calificamos de distintas maneras”, indicó. !“Todos los países lo hacen”, agregó, antes de denunciar a The New York Times y The Washington Post como “deshonestos y corruptos”, al haber enfocado las campañas de desinformación contrarias a Estados Unidos.

Los dos gobiernos parecen darse cuenta que encontrar puntos en común sobre el virus puede ayudar a salvar vidas.

“Esto es actuar con inteligencia”, estimó el director del Centro de Relaciones EE.UU.-China de la Asia Society, Orville Schnell. “¿Acaso no es la manera de hacerlo? Se coopera donde hay intereses compartidos y se compite y critica donde no los hay. Lo hicimos con los rusos en los tiempos de la Unión Soviética y logramos hacer algunas cosas”.