LA CRISIS POLÍTICA EN CATALUÑA

Sigue la pulseada con el gobierno de Mariano Rajoy para investir a Puigdemont, autoexiliado en Bélgica.

AFP, EFE / BARCELONA

El nuevo parlamento de Cataluña, surgido de las elecciones regionales del 21 de diciembre, se instaló ayer miércoles, con los independentistas confirmando su pretensión de poner a Carles Puigdemont otra vez al frente del gobierno regional.

Puigdemont está autoexiliado en Bélgica —si pisa territorio español será detenido por orden judicial—, por lo que la polémica es si puede asumir en ausencia. Desde Madrid el gobierno central de Mariano Rajoy ya dijo que no, y la misma posición tiene el plantel de juristas del parlamento catalán.

Pero los secesionistas insisten y ayer hicieron valer su mayoría legislativa para imponer en la presidencia del parlamento regional a uno de los suyos: Roger Torrent, de 38 años, exalcalde de Sarriá de Ter y sin causas judiciales abiertas por el proceso de independencia. En su primer discurso como presidente del parlamento evitó polémicas. Así, eludió alusiones a la "república catalana" proclamada el 27 de octubre y abogó por "recuperar la normalidad institucional necesaria".

Los independentistas también consiguieron controlar la mesa del parlamento, con cuatro de sus siete miembros surgidos de sus filas, que en los próximos días debe decidir si permite la investidura a distancia de Puigdemont.

Ocho diputados no pudieron asistir a la sesión inaugural de ayer: cinco estaban en Bélgica, entre ellos el mismo Puigdemont, y tres en prisiones de Madrid, como el que fuera el segundo al mando en Cataluña, Oriol Junqueras.

El parlamento catalán había sido disuelto el 27 de octubre por Rajoy, horas después de que aprobara una declaración unilateral de independencia.

Ese mismo día, el gobierno central tomó el control de Cataluña, destituyó el ejecutivo de Puigdemont y convocó nuevas elecciones para el 21 de diciembre en esta región de 7,5 millones de habitantes.

A pesar de tener numerosos candidatos en el extranjero o en la cárcel, investigados por rebelión y sedición, los independentistas renovaron su mayoría parlamentaria con 70 escaños sobre 135 y un 47,5% de los votos y se disponen a recuperar el poder regional.

El próximo paso es investir al presidente antes del 31 de enero. Los dos principales partidos separatistas, Juntos por Cataluña, de Puigdemont, e Izquierda Republicana de Cataluña, de Junqueras, anunciaron un acuerdo para investir a Puigdemont, aunque no precisaron cómo hacerlo.

Perseguido por la justicia española, el líder independentista quiere ser investido desde Bélgica por videoconferencia o mediante un discurso leído por otro diputado.

Pero Rajoy no aceptará que Puigdemont gobierne telemáticamente desde Bélgica. "Recurriré el primer acto administrativo" en este sentido, dijo.

Además, con ocho diputados sin capacidad de asistir al debate, la mayoría parlamentaria de los independentistas no está asegurada. Este miércoles pudieron salvar la situación permitiendo la delegación del voto de los tres diputados encarcelados, a los que el juez había dado permiso para hacerlo.

Esto causó la irritación de los partidos de oposición, entre ellos Ciudadanos, el más votado en diciembre pero no dispone de apoyos suficientes para formar gobierno.

"No se puede empezar por mal pie, no se puede empezar saltándose las reglas del parlamento", afirmó Inés Arrimadas, la líder de Ciudadanos en Cataluña.

Aun así, el primer discurso de Torrent ayer supuso un cambio de tono respecto a la tensión de los últimos meses. Se comprometió a buscar "diálogo y consenso", evitó hacer referencias directas a la declaración de independencia e insistió en la pluralidad de la sociedad catalana.