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Europa se blinda y crea centros para migrantes

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Rescatistas que socorren a migrantes en el Mediterráneo están en contra de los nuevos centros. Foto: Reuters

El drama migratorio

Italia quedó conforme y mantendrá cerrados sus puertos.

La creación voluntaria de centros para migrantes en suelo europeo es uno de los puntos clave del acuerdo cerrado in extremis por los mandatarios de la Unión Europea (UE) para blindarse ante la migración. Bajo presión de Italia, que cerró recientemente sus puertos a barcos fletados por oenegés con migrantes socorridos en el mar Mediterráneo, la UE alcanzó en la madrugada del viernes un acuerdo para proteger las fronteras del bloque y desmotivar a los migrantes que se lanzan por las rutas del Mediterráneo.

A los 9.222 muertos o desaparecidos en el Mediterráneo desde 2015 hasta el pasado miércoles, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), se suman tres bebés fallecidos y un centenar de desaparecidos este viernes en el naufragio de un barco de migrantes frente a Libia.

En Bruselas, horas después de la adopción del acuerdo, las dudas empezaban a emerger sobre cómo implementar el acuerdo que incluye también crear plataformas de desembarco fuera de la UE, una mayor protección de sus fronteras y más cooperación con países de origen y tránsito de los migrantes.

Centros y plataformas.

La crisis del "Aquarius", el barco con migrantes a bordo que atracó en España tras la negativa de Malta e Italia a acogerlo en sus puertos, reabrió la herida de las divisiones sobre migración en la UE, tres años después de la mayor crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

Los países mediterráneos exigían más solidaridad a sus socios para repartirse a los solicitantes de asilo llegados a sus costas, pero los países de la ex órbita soviética siempre se han mostrado contrarios a ello, incluso cuando se puso en marcha un plan excepcional basado en cuotas entre 2015 y 2017.

Estos ganaron la partida. La creación de centros en suelo europeo para diferenciar entre los migrantes que tienen derecho a la protección y aquellos que deben ser devueltos a sus países será de manera voluntaria, así como la acogida de los refugiados en estas estructuras.

Aunque el presidente francés Emmanuel Macron dijo que los candidatos a abrir esos centros —una propuesta inicialmente franco-española— debían ser los países de primera llegada, como Italia y España, estos últimos ya han dado a entender que no abrirán estas estructuras en su territorio.

Respecto a las plataformas de desembarco de migrantes fuera de la UE, que tendrían funciones similares a la de los centros controlados, algunos países como el balcánico Albania y el norafricano Marruecos ya han dicho que rechazan albergar estas estructuras.

"Italia en postales".

El acuerdo sobre migración intentaba contentar tanto al primer ministro italiano, Giuseppe Conte, quien había amenazado con boicotear la cumbre si no se respondía a sus exigencias, como a la canciller alemana, Angela Merkel, bajo presión de sus socios de coalición para controlar la llegada de migrantes a su territorio procedentes desde otros países de la UE.

"Italia ya no está sola", celebró Conte. Horas después dijo estar satisfecho en un "80%", mientras su ministro de Interior, Matteo Salvini, anunciaba el cierre de sus puertos todo el verano a las oenegés que socorran a migrantes. "Las oenegés verán a Italia en postales", aseguró.

Aunque Merkel obtuvo de los 28 un guiño en la declaración final, en la que urgen a adoptar "todas las medidas legislativas y administrativas" para frenar los llamados "movimientos secundarios", la canciller alemana pudo volver a casa con pactos más concretos con Grecia y España bajo el brazo.

El gobierno alemán se comprometió a ayudar a estos países, incluso con fondos económicos, a proteger sus fronteras y a gestionar la migración, a cambio de que acojan los migrantes que se registraron en un primer momento en estos países mediterráneos pero que siguieron su ruta hacia la primera economía de la UE.

EE.UU. quedó fuera de organismo migratorio

El portugués António Vitorino fue elegido ayer jueves próximo director general de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Vitorino se impuso al candidato de Estados Unidos, Ken Issacs, quien partía como favorito por la tradición de que este puesto era ocupado por un estadounidense. Vitorino recibirá el cargo del estadounidense William Lacy Swing, quien ha dirigido por diez años la OIM, cuya misión ha cobrado especial relevancia a causa de las fuertes tensiones migratorias en distintas partes del mundo. Vitorino fue comisario europeo de Justicia e Interior (1999-2014) y ministro de la Presidencia y de Defensa (1995-1997) de Portugal en el Gobierno del socialista António Guterres, actual secretario general de la ONU. Vitorino (Lisboa, 1957), jurista de formación, compitió en la última ronda con la costarricense Laura Thompson, quien ha sido directora general adjunta de la OIM.

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