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Cruce entre Bolsonaro y su ministro de Economía por recorte de planes sociales

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Paulo Guedes junto a Jair Bolsonaro. Foto: Reuters.

BRASIL

La disputa entre el presidente y su ministro, Paulo Guedes, hizo que la moneda brasileña cayera ayer un 1,5% frente al dólar.

El presidente brasileño Jair Bolsonaro quedó ayer miércoles enfrentado a su ministro de Economía, Paulo Guedes, al rechazarle una propuesta para crear un nuevo programa de asistencia social con dinero efectivo llamado “Renta Brasil”, porque implicaría la reducción de otros planes sociales.

El desacuerdo puso en evidencia las divisiones entre Guedes, que lucha por mantener el déficit fiscal de Brasil bajo control, y un presidente cuya popularidad y opciones de ser reelegido han aumentado gracias a los paquetes de ayuda durante la pandemia del coronavirus.

Los dos también están en desacuerdo con el plan del gobierno de extender los pagos de emergencia a los trabajadores informales y con salarios bajos hasta fin de año, actualmente en 600 reales (106 dólares) por mes, que el ministro quiere recortar a menos de 200 reales.

Bolsonaro sostuvo que no está satisfecho con la forma en que se financiaría “Renta Brasil”, porque requeriría recortes en otros programas sociales como el plan de subsidios salariales para el que califican muchos trabajadores de bajos ingresos.

“No puedo quitarle a los pobres para dárselo a los pobres. No puedo quitarle a 12 millones de personas el subsidio salarial”, dijo Bolsonaro durante un discurso en el estado de Minas Gerais.

Uno de los planes sociales afectados por la propuesta de Guedes es Bolsa Familia, un programa de bienestar nacional que actualmente ayuda a más de 14 millones de familias pobres. Creado por el gobierno del Partido de los Trabajadores en 2004, goza de una amplia popularidad y apoyo, con un costo de alrededor de 30.000 millones de reales (5.500 millones de dólares) al año para el Tesoro de Brasil.

La disputa entre el presidente y su ministro hizo que la moneda brasileña cayera ayer un 1,5% frente al dólar, mientras que el índice Bovespa en la bolsa de San Pablo cayó un 2,2% a media tarde.

Los pagos de emergencia por pandemia de Brasil, conocidos como el “coronavoucher”, han beneficiado a 30 millones de hogares, o el 44% del total del país, desde marzo. Encuestas de opinión recientes muestran que estos pagos fueron un factor clave para impulsar la popularidad de Bolsonaro a su nivel más alto desde que asumió el cargo en enero de 2019, especialmente en la región más pobre, el noreste de Brasil, que fue un bastión de la izquierda.

Pero el ministro Guedes ha dicho que las ayudas de emergencia le cuestan al Tesoro 50.000 millones de reales al mes (unos 9.000 millones de dólares) y son fiscalmente insostenibles.

Este debate sobre los planes sociales se da cuando Brasil cumple seis meses de su primer caso de COVID-19, y supera hoy los 3,6 millones de contagios y 116.000 muertes. El primer caso de COVID-19 en Brasil y también en América Latina se registró el 26 de febrero.

En Brasil, 30.000 de las 116.000 muertes registradas hasta ahora ocurrieron durante los últimos 30 días, un período en que el número de contagios aumentó en 1,2 millones y llegó a 3,6 millones, con la curva epidemiológica aún creciendo en muchas zonas del país, el segundo país más afectado en el mundo, por detrás de Estados Unidos.

En los 183 días transcurridos desde ese primer caso, Brasil ha visto pasar tres ministros de Salud y cómo Bolsonaro llegó a contraer el virus y lo superó.

El mandatario atribuyó su cura a la cloroquina, un antipalúdico cuya efectividad contra el coronavirus ha suscitado dudas en la comunidad científica pero es recomendado por muchos médicos, sobre todo en Brasil.

Bolsonaro recibió esta semana a algunos de esos médicos y volvió a desafiar a quienes desconfían de la cloroquina. “Si no hubiera sido politizada, muchas más vidas podrían haber sido salvadas”, declaró.

Pese a esa retórica, el Gobierno invirtió ingentes recursos en equipamientos para el sistema hospitalario, que en casi todo el país ha resistido al temido colapso, también en buena medida por la acción de gobernadores estaduales y alcaldes que, enfrentados a Bolsonaro, declararon cuarentenas más o menos rigurosas en sus localidades.

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