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Inmunodeprimidos: el grupo no priorizado en el plan de vacunación contra el COVID-19 que hoy preocupa

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Test serológico. Foto: AFP
An Israeli lab technician conducts a serological test at the Calit Health Services laboratory, in the coastal city of Tel Aviv on July 14, 2020. (Photo by GIL COHEN-MAGEN / AFP), tecnico realiza una prueba serológica en el laboratorio de Calit , tubos con muestras
GIL COHEN-MAGEN

LA MARCHA DE LA PANDEMIA

Los pacientes inmunosuprimidos presentan una gama de patologías y se someten a diferentes tratamientos que generan que su sistema inmune trabaje de forma diferente a la de una persona sana.

Durante enero y febrero, cuando los asesores del Ministerio de Salud Pública (MSP) planearon cómo sería la estrategia de vacunación en Uruguay, uno de los grupos sobre los que se discutió mucho si priorizar o no, y de qué manera, fue el de los inmunodeprimidos. A fin de cuentas, no terminó siendo más que una discusión, tanto en la Comisión Nacional Asesora en Vacunaciones (CNAV) como en el grupo de coordinación oficial del MSP, porque no se logró adelantar la vacunación para estas personas ni tampoco administrarles una vacuna específica.

Los pacientes inmunosuprimidos presentan una gama de patologías y se someten a diferentes tratamientos que generan que su sistema inmune trabaje de forma diferente a la de una persona sana. La doctora en Bioquímica y especialista en inmunología aplicada Lucía Vanrell, explica: “Hay diferentes grados de inmunosupresión y diferentes razones por las que alguien puede estar inmunosuprimido. Desde una inmunodeficiencia adquirida como el sida, o una quimioterapia fuerte con una droga que genere la inmunosupresión total o parcial, también por un trasplante. El grado depende del fármaco y de la dosis que se reciba de esa droga”.

El MSP publicó ayer un informe acerca de cuáles fueron los grupos priorizados según sus comorbilidades. Estos son: pacientes con diálisis, trasplantados, con cardiopatías o cirugías cardíacas, diabéticos, embarazadas, con otras enfermedades crónicas, personas con síndrome de Down, privados de libertad y discapacitados. En esta lista, sin embargo, no se incluye a la totalidad de las personas con algún tipo de inmunosupresión, como por ejemplo las personas con enfermedades autoinmunes o adquiridas que tienen un sistema inmunológico muy débil. Algunas de estas estarán contempladas dentro de los trasplantados y los que tienen ciertas enfermedades crónicas, pero no todas.

En este sentido, Vanrell sostiene que a la totalidad de los inmunosuprimidos “se los tendría que haber priorizado con Pfizer, porque se trata de una vacuna más inmunogénica que la Sinovac”. El hecho de que una vacuna tenga una mayor capacidad inmunogénica que otra significa que es capaz de dar una respuesta inmune mayor, según explica la experta. Se sabe que la vacuna de Pfizer es más inmunogénica que la de Sinovac y, por lo tanto, sería pertinente que estos pacientes la recibieran.

Vacuna Pfizer. Foto: Leonardo Mainé
Vacuna Pfizer. Foto: Leonardo Mainé

La inmunóloga María Moreno, integrante de la CNAV, dijo a El País que en marzo había muchas dosis de Sinovac disponibles y pocas de Pfizer, “que iban a llegar en tandas pequeñas sin demasiadas certezas”. Por lo tanto, se decidió no priorizar a los inmunodeprimidos con esa vacuna. “A veces las decisiones conjugan distintas variables lamentablemente; también puede haber sido un tema de logística”, expresó Moreno.

Según supo El País, los problemas logísticos de hecho ocurrieron en el grupo coordinador que formó el ministerio. Allí se planteó, por un lado, que era muy difícil determinar a partir de la cédula de identidad si un paciente estaba en tratamiento o con una enfermedad como para tener una inmunosupresión. Por el otro, se evaluó la posibilidad de tener un vacunatorio de Pfizer en donde las personas fueran a vacunarse y presentaran allí una receta o un certificado médico que constara la condición del sistema inmune. Finalmente, por “cuestiones prácticas” ninguna de estas opciones prosperó, y la priorización de los inmunodeprimidos no se llegó a definir.

Anticuerpos.

Muchas de las personas con inmunodeficiencias que no recibieron la vacuna de Pfizer por su edad decidieron hacerse un test serológico, que mide la presencia o no de anticuerpos en sangre después de completar su proceso de inmunización con la vacuna china.

Los resultados, en la mayoría de los casos, no fueron los esperados, según dijeron a El País desde los laboratorios BioFast y FertiLab. El examen funciona como un test de embarazo y da cuenta de si hay o no anticuerpos. Según el inmunólogo Gualberto González, “en cierta medida es esperable que la vacuna no genere anticuerpos en alguien con inmunosupresión”. González destacó que desde el MSP no se aconseja la realización de este test porque no es del todo confiable.

Vacunas contra el COVID-19 del laboratorio chino Sinovac en Uruguay. Foto: Leonardo Mainé.
Vacunas contra el COVID-19 del laboratorio chino Sinovac en Uruguay. Foto: Leonardo Mainé.

“Desde Udelar, en conjunto con el Institut Pasteur y el MSP, estamos llevando a cabo un estudio que ya está en marcha para medir anticuerpos y cuantificarlos después de la vacunación, primero en la población general y luego por grupos específicos como los inmunodeprimidos”, contó. Ese test es diferente al de los laboratorios porque tiene la capacidad de cuantificar la cantidad de anticuerpos producidos después de la vacunación. Con este, se sabrá con exactitud el efecto de la vacuna de Sinovac en inmunodeprimidos.

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