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Iglesia critica la baja natalidad: “Este es un problema grave”

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POSTURA

Institución religiosa cuestiona la “falta” de apoyo a la maternidad.

A los 26 años, en promedio, la mujer uruguaya tiene su primer hijo. La edad de la maternidad se retrasó un año desde 2015, toda una muestra de la “notable” caída de los nacimientos. Para el movimiento feminista -y para los demógrafos- es la pauta de una “sociedad desarrollada” en que las mujeres eligen cuántos hijos quieren tener y a qué edad. Pero para la Iglesia Católica es la confirmación de que Uruguay “tiene un problema grave”. Un problema de “amor a la vida”.

El cardenal Daniel Sturla celebró el miércoles una misa con jóvenes universitarios. Tras los rezos, hubo un intercambio filosófico en el que el líder religioso expresó que la combinación de la baja natalidad y la alta tasa de suicidios dan cuenta de una problemática “espiritual que va más allá de lo económico”. Y resumió: “No traer hijos al mundo es un problema de amor a la vida”.

Como había adelantado El País y el Ministerio de Salud confirmó el lunes pasado, en 2018 hubo 2.897 nacimientos menos; hito que reafirma la tendencia a la baja que se registra hace cuatro años y que, por su magnitud, tiene sorprendidos a los propios expertos.

Pero para Adriana Abraham, presidenta de la ONG Ceprodih vinculada a la Iglesia, “no hay sorpresa”. En Uruguay, dijo, “no hay una política de apoyo a la maternidad. Por el contrario, hay una cuestión ideológica en que ser madre es un problema, es un obstáculo que te va a complicar para tu desarrollo como mujer”.

Según Abraham, en la educación uruguaya “se estimula la sexualidad y luego te dicen que la solución a si quedás embarazada es el aborto… eso no resuelve el problema de la violencia doméstica o de las condiciones dignas para ser mamá”.

El Ministerio de Salud informó que durante 2018 hubo 10.711 interrupciones voluntarias del embarazo. El dato, que implica un crecimiento de 9% respecto al año anterior, confirma que los abortos “están, desde lo estadístico, en una meseta y no explican directamente la caída de la natalidad”, había dicho la demógrafa Wanda Cabella.

Para Abraham, sin embargo, “es una locura esta cifra de abortos y un país como Uruguay, sin gente, no puede darse el lujo de eliminar a más de 10.000 ciudadanos”.

¿Es así? El sociólogo Martín Couto, quien estudia estos temas en el Instituto de Psicología de la Salud de UdelaR, entiende que “no estamos ante un problema poblacional urgente” y que el fenómeno, por el contrario, trae “buenas noticias”. Un ejemplo, dice, es la “caída de embarazos en adolescentes”.

Couto, a diferencia de Abraham, es de los que defiende la inexistencia de políticas de incentivo a la natalidad. Es que “a los países que intentaron un control poblacional y que sometieron los derechos y deseos de las personas para modificar valores estadísticos, les fue muy mal”.

Pese a las discrepancias, hay algo en que religión y ciencia coinciden sobre este asunto: “De ninguna manera hay que incentivar el embarazo en adolescentes”, concluye Abraham.

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