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Bajo la lluvia: así fueron las horas finales de la militancia antes de las elecciones

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Se necesita un aluvión de papeletas para cumplir con las reglas de la democracia uruguaya. Foto: Estefanía Leal

JORNADA ELECTORAL

El País le fue a tomar el pulso a la militancia montevideana en las horas finales antes de las elecciones municipales, pero la lluvia apagó el fervor de último momento.

Fue una campaña atípica”, le dice un militante del Partido Nacional a El País. Y terminó, consecuentemente, de manera atípica. Mejor dicho: en un anticlímax. El País le fue a tomar el pulso a la militancia montevideana en las horas finales antes de las elecciones municipales, pero la lluvia apagó el fervor de último momento.

De mañana, a eso de las 9.00, la feria de Villa Biarritz luce como siempre que hay mal tiempo: con más gente atrás de los puestos que delante de ellos. En una de las esquinas de la feria, uno de los estoicos: “El Pomo”, 45 años y frenteamplista. “Sí, esta jornada de militancia fue atípica”, dice recurriendo al mismo adjetivo que el joven nacionalista. “Tuvimos que ir de un lado a otro para intentar encontrar los lugares donde se estaba moviendo más gente. Estuvo lindo igual ¿eh? Para lo que se podía hacer dada la lluvia, hicimos mucho”. ¿Qué hicieron? “Repartimos listas en la calle, a domicilio y hablamos con la gente. Eso es la militancia, escuchar a la gente. Porque la gente necesita expresarse, que la escuchen. También quieren respuestas, claro. Te preguntan por qué apoyás a tal o cual y bueno, le respondés”.

Con todo, no era el único que estaba realizando el último esfuerzo en la feria. Caminando entre los puestos de venta iban dos militantes de la 1001. Venían de otra feria, la del Mercado Castelar, entre Parque Batlle y Pocitos, cerca del Club Tabaré. “Ahí también había poca gente, obvio, pero hablamos bastante con los vendedores. Y ahora nos vinimos para acá”, dice él que prefiere ser anónimo, como su compañera de recorrido. Ella, en tanto, es otra estoica: banca la lluvia y el viento fresco incluso de pollera corta.

Los dos tratan de molestar lo menos posible a quien está haciendo las compras, pero cuando ven que los vecinos ya compraron o andan vichando las ofertas se acercan a conversar y entregar listas. Los tapabocas siempre están y recurren al alcohol en gel cada vez que interactúan con alguien.

“El Pombo”, en la feria de Villa Biarritz. Foto: Estefanía Leal
“El Pombo”, en la feria de Villa Biarritz. Foto: Estefanía Leal

De ahí, hasta el barrio de La Teja, a la feria que se hace cerca de la Plaza Lafone. “¡Sacanos una foto!”, pide un feriante que está a las risas con sus compañeros de trabajo “Está bien, le sacamos una foto pero venimos a hablar con militantes que anden repartiendo listas”. La cara del feriante lo dice todo: “No vas a tener suerte. No vino nadie. Hasta nosotros nos vamos a ir en un ratito”.

Las calles están repletas de carteles y pintadas, pero la infantería de los partidos políticos está acuartelada. Yendo hacia el Centro, se hace una parada en Ciudad Vieja. Timbre en uno de los locales de la Peatonal Sarandí. “Sí, acá se junta gente del equipo de Carolina Cosse, pero hoy no hay nadie”, dice el muchacho que abre la puerta.

Mensaje de Whatsapp al comando de Álvaro Villar: lo mismo. “Hoy complicado. Estamos preparando todo para mañana y va a estar difícil para que agarres a alguien”, dice el audio. En Bulevar Artigas, en tanto, el búnker de Laura Raffo está casi vacío. Las banderas de las cinco agrupaciones políticas que sostienen la candidatura de Raffo cuelgan de una baranda de metal en el primer piso, pero abajo está solo el equipo de amplificación que hoy servirá para los discursos de ella y de otros.

Pero en la entrada, dos jóvenes están llenando una caja de cartón con listas para salir a repartir a distintas direcciones. Uno de ellos es José Pedro Ibáñez, candidato a edil con solo 22 años y que está en medio de su segunda campaña electoral. “En la anterior no pude votar por ser menor, pero sí milité”. A su lado, Ignacio García, ocho años mayor. “Medio rara esta campaña”, evalúa y alude a la suspensión de las elecciones por la llegada del coronavirus. Arrancaron a las 9, y ahora están ayudando a organizar todo para hoy. Hay que asegurarse de estar presente en muchos puntos de la ciudad.

Ambos coinciden en que mañana lunes será un día de “bajar la pelota al piso”. “Va a ser un día de análisis. Fue una campaña dura”, dice Ibáñez. ¿Dura? “Porque se laburó mucho”, aclara el candidato a edil.

En el comando de Laura Raffo. Foto: Estefanía Leal
En el comando de Laura Raffo. Foto: Estefanía Leal

En el comando electoral de Daniel Martínez hay un poco más (un poco nomás) de gente, uno de los militantes -el exsecretario del ahora intendente- tuvo que estar en la logística de cancelar todos los recorridos previstos para los militantes

“Estuvimos reunidos para ver todo el tema de los delegados generales, planificando eso. No vamos a tener delegados circuitales porque son 2.600 circuitos, una locura de gente para movilizar. Y organizando a la gente que va a repartir listas”, dice Machado que también ahonda un poco en las minucias reglamentarias: “Se vota intendente y concejo municipal. Vos no votás al alcalde. Votás a un concejo municipal de cinco integrantes. En la lista más votada, el primer concejal se convierte en alcalde. Es una formalidad, claro. En los hechos, votás por un alcalde”.

Mientras entra y sale gente del local ubicado en la calle Soriano, las últimas cajas con listas salen para que todos los que quieran acceder a ellas puedan tenerlas y, de paso, darle mucho trabajo a quienes tengan que limpiar calles, veredas y otros espacios públicos. Hay actividad, pero nada de frenesí o estrés, al menos visible.

En la recta final de una campaña atípica y a esa hora, la lluvia amaina un poco y termina de enmarcar una jornada con poco movimiento, algo de decepción por el clima y expectativas por el resultado.

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