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¿Nos explican?

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Cuando el huracán Bolsonaro barrió con las ilusiones del PT de Lula y Dilma de volver al poder en Brasil, algunos funcionarios y dirigentes políticos uruguayos no pudieron manejar tamaña frustración y salieron raudos a manifestarse en redes sociales y medios de comunicación en contra del ganador de la primera vuelta electoral en el país vecino.

Así, hubo que asistir al triste espectáculo de ver al canciller de la República y a la ministra de Turismo lamentar el resultado de una elección en una nación que no solo es socia del Mercosur, sino una potencia en el continente. ¿Qué harán estos dos funcionarios si Bolsonaro resulta presidente de Brasil? ¿Cómo coexistirán con él durante los trece meses que mediarán entre la asunción del nuevo gobierno de Brasil y el cambio de mando en Uruguay?

Sus opiniones, ¿fueron personales u oficiales? Si fueron oficiales, hemos perdido el rumbo. Si fueron personales, olvidaron que un canciller y una ministra representan a todo el gobierno del que forman parte. Y el gobierno, ¿no debió llamarles la atención?

La vicepresidenta de la República, Lucía Topolansky, no se quedó atrás. Llamó al pueblo brasileño a "reaccionar" y dijo que Bolsonaro "es parte del problema de la corrupción que tiene jaqueado al sistema político brasileño". ¿De la corrupción del PT? De eso ni una palabra. Eso sí, reafirmó que ve en Bolsonaro un pujo antidemocrático.

El presidente del frente Amplio, Javier Miranda, consideró a Bolsonaro "una deriva antidemocrática". Poco importa que lo hayan votado los brasileños en elecciones libres. "Hitler en el 33 también fue votado por los alemanes en aquel momento e inauguró lo que fue la barbarie del nazi-fascismo en Europa", sostuvo. ¿Chávez y Maduro? De eso no habló.

Miranda fue más lejos y dijo que las elecciones en Brasil eran irregulares, porque Lula se encontraba preso e impedido de presentarse en los comicios.

¿Por qué para Nin Novoa, Topolansky y Miranda opinar sobre la tragedia de Venezuela es improcedente porque no debe haber injerencia en los asuntos de otros países y sí se puede criticar a Bolsonaro, o cuestionar severamente el rumbo del gobierno de Macri en Argentina (como ha venido haciendo la vicepresidenta en los últimos días)?

¿Por qué les sale tan natural hablar de conductas antidemocráticas cuando se trata de un candidato de derecha, pero se muerden la lengua antes de calificar a Maduro, o antes a Chávez? ¿Por qué las elecciones con Lula preso son irregulares y las elecciones de Venezuela, con presos políticos, opositores asesinados y un éxodo nunca antes visto, deben respetarse como el pronunciamiento libre de un pueblo que se expresa?

¿Por qué Bolsonaro es antidemocrático y Cuba no es una dictadura?

¿Por qué Bolsonaro, que nunca se levantó en armas contra la democracia de su país, es antidemocrático, y algunos de quienes lo señalan con el dedo no solo atentaron contra la democracia en Uruguay sino que, hace muy pocos días, volvieron a conmemorar la sangrienta Toma de Pando por parte del Movimiento Tupamaro, un atentado en democracia en el que murieron inocentes y por el que nadie ha pedido disculpas?

¿Nos explican?

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La columna de Pepepreguntón

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