La Cancillería consideró del caso salir a aclarar que "no resulta plausible" sostener que un eventual tratado de libre comercio con China provocará la "desindustrialización absoluta" de los socios regionales.

En un comunicado, el ministerio explica que el ingreso de un producto de origen extra regional supone el pago del arancel externo común no solo en el país del bloque por donde se produce la entrada (en este caso hipotético, Uruguay), sino también, si fuera reexportado, en el país que sea el destino final del bien. "Ello significa que, aunque los productos chinos ingresaran al territorio nacional sin abonar arancel alguno, persistiría la exigencia de pagar el impuesto de importación aplicable en el territorio de los demás países", explica el comunicado.

Dadas las condiciones de origen del Mercosur, el paso de bienes originarios del país asiático por Uruguay no alteraría su condición de chinos. Por lo tanto, a menos que se produjese una transformación sustancial de los productos (que derivara en un cambio de partida arancelaria o en la incorporación, ya en Uruguay, de un determinado porcentaje de valor agregado), a efectos de ingresar al territorio de otros estados miembro del Mercosur, los bienes chinos habrían de abonar el arancel de importación aplicable a su país de origen.

"Tampoco el resto del mundo se vería afectado a partir de la reexportación de un producto chino ingresado a Uruguay, en tanto tales productos pagarían el arancel de importación correspondiente a su país de origen", agrega el comunicado.

Este parece un intento del Ministerio de Relaciones Exteriores de adelantarse a desactivar objeciones de los países vecinos cuando Uruguay se apresta a negociar un acuerdo de libre comercio con China, que el gobierno quisiera cerrar en 2018. En Brasil las primeras reacciones extraoficiales no fueron favorables y el presidente argentino Mauricio Macri dice comprender las necesidades uruguayas pero cree mejor que el Mercosur negocie como bloque con China.

ACUERDO CON CHINA