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Oportunidades, amenazas y dudas: boom de Inteligencia Artificial

Por tratarse de un proceso dinámico de creación destructiva, si las políticas públicas lo entorpecen, la capacidad de aprovecharlo a plenitud se desperdiciará.

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El año 2023 empezó con la irrupción de ChatGPT y se convirtió en el año del boom de la Inteligencia Artificial (IA). Las redes sociales y otros medios de comunicación se han llenado de visiones sobre sus consecuencias. Para los inexpertos es difícil ponderar opiniones e identificar quiénes realmente saben del tema para delinear oportunidades y amenazas, sobre todo en materia económica. Durante el último mes me dediqué a escuchar las visiones sobre el tema de dos de las personas más inteligentes y mejor formadas que he conocido.

Por un lado, al chileno Ricardo Caballero, quizás el economista latinoamericano más reconocido globalmente, profesor e investigador del Massachusetts Institute of Technology (MIT), quien este año rechazó ser vicepresidente de la Reserva Federal. Por otro, al ingeniero uruguayo Fernando Bracco, presidente de Antel entre 2000 y 2002, mentor hace más de una década de la empresa de teleoperación y robótica Godelius. Ambos hablan poco en público, solo esporádicamente, sobre todo en seminarios exclusivos de sus profesiones, con visiones que suelen agregar valor y buena prospectiva.

De escucharlos, extraje las siguientes conclusiones:

1. La IA es probablemente el desarrollo más potente implícito en la denominada “Cuarta Revolución Industrial”. No parece que estemos en presencia de “una herramienta más”, como las miles emergidas de las revoluciones anteriores. Esto es un escalón de otra dimensión que podría impulsar nuevas teorías del lenguaje y la mente, así como transformar las disciplinas relacionadas y otros aspectos de la humanidad (la creatividad, la cultura, la religión, la bioética, etc).

2. En materia económica, la IA constituye una enorme oportunidad de aumento de productividad para el mundo. Es muy difícil actualmente hacer estimaciones de dicho impacto, pero cálculos preliminares lo asimilan a una expansión de 30% en la oferta laboral (especializada) del mundo. Sería un valor agregado para la economía mundial entre 7 y 15 trillones (estadounidenses) de dólares durante la próxima década (entre 5 y 10% del PIB global). En la hipótesis de máximo es casi como sumar otra “economía china”. Si bien habrá efectos en sectores productivos y segmentos poblacionales (ganadores y perdedores), el impacto en crecimiento económico, empleo y salarios reales será en promedio positivo, como sugieren las anteriores disrupciones y “revoluciones industriales”.

3. Sin embargo, no todos los países, ni siquiera todas las regiones dentro de un mismo país, la aprovecharán igual. Por su agilidad microeconómica, EE.UU. será el gran favorecido por las oportunidades de la IA. Así ocurrió en “La Segunda Revolución Industrial” a fines del siglo XIX y en “la tercera” durante la década de los ’90 del siglo XX. Así parece estar ocurriendo ahora. Y así lo está reflejando el mercado accionario de Nueva York que básicamente ha subido en 2023 por el impulso de Nvidia, Meta (Facebook), Tesla, Amazon, Apple, Microsoft y Alphabet (Google). Al excluir esas siete acciones del Standard & Poor’s 500, el índice resultante (S&P493) ha estado esencialmente estable este año.

Quizás eso esté explicando la resiliencia relativa de la economía estadounidense a los sucesivos shocks observados en el último tiempo. Tal vez ese eventual nuevo desbalance hacia EE.UU. tenga consecuencias económicas (negativas) sobre nuestros países emergentes y el resto del mundo si no propiciamos con la misma flexibilidad y agilidad la creación destructiva que estas revoluciones generan.

4. Mal utilizada, la Inteligencia Artificial podría conllevar amenazas en varias dimensiones. En comunicación, es evidente la mayor facilidad para crear noticias falsas (fake news). En política, la ciudadanía podría ser fácilmente manipulada en una campaña electoral o en cualquier situación decisiva local o global. En lo cotidiano, están las consecuencias de los mayores riesgos de suplantación de identidad.

Estas y otras amenazas éticas no son nuevas en la humanidad y la historia revela respuestas constructivas tras revoluciones comparables, pero la escala de la disrupción y la calidad de los liderazgos globales actuales hacen dudar sobre cómo se gestionarán. En Uruguay quizás sea necesario convocar un grupo científico-filosófico que ayude a pensar estos temas, siguiendo la experiencia del GACH en la pandemia.

5. Con todo, más que respuestas categóricas, subyacen varias preguntas sobre el tema que están teñidas de alta incertidumbre. ¿Se están construyendo redes neuronales que terminarán teniendo “conciencia”? ¿Podría la IA llegar a descifrar con gran precisión lo que pensamos? ¿Podría hackear mentes? ¿Podrían ser consideradas sus producciones como creaciones artísticas? ¿Podría destruir toda la cultura humana?

Y por último, están quizás las interrogantes más importantes y complejas, sobre todo por sus implicancias en términos del diseño y ejecución en política pública: ¿cómo va a reconfigurar la educación? ¿Cómo balancear la enseñanza de habilidades cognitivas duras versus blandas? ¿Habrá que restarle énfasis a los aprendizajes específicos? ¿Reenfatizar los fundamentos asociados al razonamiento, los métodos deductivos e inducción, la abstracción, el pensamiento lógico y otros aspectos relacionados?

En fin, emergen múltiples desafíos (y futuras columnas) en relación al boom de la IA. Además del enfoque global sobre sus riesgos, quizás las aplicaciones más inmediatas en el plano local y económico están vinculadas al crecimiento y la educación.

Por tratarse de un proceso dinámico de creación destructiva, si las políticas públicas lo entorpecen, la capacidad de aprovecharlo a plenitud se desperdiciará. Por eso es clave adaptar las bases educativas para capitalizar rápidamente sus beneficios. La reciente creación por parte de Ceibal de “un marco referencial para enseñar IA en el aula” es un buen paso que merece apoyarse, pero sobre todo complementarse con análisis, debates y acciones para transformar profundamente la educación a esta nueva revolución.

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