Empresarios brasileños cautelosos ante señales de desaceleración económica

La recuperación de la confianza registrada durante el año se perdió en el último trimestre, en un entorno con inflación aún alta y familias muy endeudadas.

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Getty Images
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Las encuestas de la FGV IBRE difundidas en la última semana de 2022 muestran que los empresarios abrieron el nuevo año, y el nuevo gobierno, con mucha cautela. Si bien las proyecciones para el PIB brasileño apuntan a un resultado mucho mejor que el estimado a principios de 2022, las señales de desaceleración económica —sumadas a un entorno de inflación aún alta y familias muy endeudadas, entre otros factores de índole económica y política— explican que la recuperación de la confianza registrada durante el año se perdiera en el último trimestre, volviendo los índices de confianza a los niveles observados en el primer trimestre del año pasado.

En conjunto, el Índice de Confianza Empresarial registró una caída de 0,8 puntos en diciembre respecto a noviembre. Viviane Seda, economista de FGV IBRE, señala que fue una retracción menor a la observada en los dos meses anteriores, destacando el “paso de espera” de muchos empresarios respecto a las directrices para conducir la política económica del nuevo gobierno. “De hecho, la confianza empresarial mejora para más del 50% de los segmentos encuestados, pero esto no es suficiente para garantizar su sostenibilidad en los próximos meses. El escenario de incertidumbre contribuye a este parón en estos momentos”, dice, y señala que el resultado del sector servicios fue el principal motivo de la caída de la confianza empresarial a finales de año.

Tanto los empresarios de servicios como los de comercio registraron su pico de confianza del año en septiembre, cuando superaron la marca de los 100 puntos, considerada neutral, al sumar 101 puntos. En diciembre, sin embargo, la confianza en los servicios había descendido hasta los 92,2 puntos, apenas 1 punto porcentual por encima de la confianza de enero. La confianza comercial cerró en 87,2 puntos, en línea con el resultado de febrero. Rodolpho Tobler, economista de FGV IBRE, refuerza el escenario de desaceleración de la demanda en estos sectores. “En el comercio, el Índice de Situación Actual (ISA-COM) retrocedió 1,0 punto, a 88,7 puntos, el más bajo desde marzo (87,6 puntos)”.

El Índice de Expectativas (IE-COM) avanzó 0,9 puntos, hasta los 86,1 puntos, influido por la mejora en el indicador que proyecta la tendencia de los negocios a seis meses, que subió 2,8 puntos hasta los 89,8 puntos”, describe, indicando, sin embargo, que en a más corto plazo la evaluación de los empresarios sigue siendo pesimista. En el caso de los servicios, la valoración es similar. "Además, la difusión de esta caída entre los segmentos confirma el momento más negativo y sugiere una desaceleración de la actividad que tiende a extenderse hasta principios del próximo año", dijo. Para Tobler, “mientras persista el escenario de alta inflación, tipos de interés en un nivel elevado, consumidores con renta media baja y elevado endeudamiento, es difícil imaginar un retorno a la trayectoria ascendente de la confianza”. Ambos resultados están en línea con lo observado también entre los consumidores, quienes en diciembre tenían más confianza en el futuro que en su situación actual.

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Fundación Getulio Vargas - Instituto Brasilero de Economía

El sector industrial fue el único que, en diciembre, registró un aumento de la confianza: un alza de 1,2 puntos, hasta los 93,3 puntos, tras tres meses de caídas consecutivas. Este resultado positivo se observó en 10 de los 19 segmentos analizados. Sin embargo, la confianza de la industria cerrará 2022 con un resultado 5,1 puntos por debajo del registrado en enero. Stéfano Pacini, economista de FGV IBRE, destaca que el año pasado parte del sector aún padecía fallas en el suministro de insumos, además de las que registraron una caída en la demanda, lo que provocó un aumento de los stocks.

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En diciembre, dice, la mejora de 2 puntos en la percepción de la situación actual se debió a la recuperación de parte de esta demanda. “Pese a ello, el nivel de confianza sigue siendo bajo en todas las categorías de uso y en la mayoría de los segmentos”, señala. Otro punto destacado de la última encuesta de la industria para 2022 fueron las señales de cautela de los empresarios con respecto a las nuevas contrataciones, lo que también puede estar relacionado con la perspectiva de una desaceleración económica. “El indicador que mide las perspectivas laborales empeoró por cuarto mes consecutivo al caer 4,2 puntos hasta los 95,1 puntos, el nivel más bajo desde julio de 2020 (93,0 puntos). El resultado se mantiene por debajo de los 100 puntos, lo que indica una desaceleración en las contrataciones en los próximos meses”, dice.

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En el caso de la construcción, a pesar de que el sentimiento dominante a lo largo del año fue de optimismo con la recuperación —que también contribuyó a la ralentización de la inflación de insumos— Ana Maria Castelo, Coordinadora de Proyectos de Construcción, destaca que en los dos últimos meses de 2022 comenzó a reinar el pesimismo en relación a la evolución de la demanda.

En noviembre, el Índice de Expectativas registró una fuerte caída de 9 puntos respecto a octubre, pasando de 103 puntos a 94, manteniéndose estable en diciembre. Ana dice que en la última encuesta del año, el Indicador de Demanda Esperada (PI) registró un leve aumento (0,9 puntos), lo que no compensó la fuerte caída observada el mes anterior (7,4 puntos). En el mercado de Edificios Residenciales, el máximo fue de 4,5 puntos en diciembre, tras sufrir una caída de 10,9 puntos en noviembre. Ana atribuye esta mejora a las perspectivas de retomar el Programa Minha Casa Minha Vida. “Si, por un lado, las altas tasas de interés de los créditos de vivienda representan un escenario más retador para el mercado de ingresos medios, por otro lado, hay una perspectiva positiva para este segmento, que puede mitigar la retracción de la demanda”, subrayó.

- Solange Monteiro, editora. Artículo publicado en Conjuntura Económica de FGV IBRE.

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