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Una gran aventura de trekking en Chile

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Para hacer esta ruta hay que tener un guía local

VIAJES

Una de las mejores formas para descubrir uno de los puntos más atractivos de Chile, Isla de Pascua, es a pie. Aquí dos expertos cuentan cómo es caminar en busca de su historia y su cultura.

También cerca de este sector está la llamada cueva de Vai Matá, de entrada pequeña, pero con un gran espacio interior, cercano a los 3 metros de diámetro. Aquí pueden verse varias imágenes dibujadas y talladas con el rostro de Make Make. En el kilómetro 8,5 desde el inicio se llega al que, quizás, es el más espectacular hito arqueológico de esta ruta: Ana o Heu, o "Cueva de los Make Make". Mucho más pequeña que la anterior —para estar aquí hay que permanecer en cuclillas—, en este lugar se encuentra un alero con a lo menos 25 rostros de Make Make perfectamente tallados y en diferentes tamaños. Un sitio enigmático y misterioso, que sin duda debiera estar mejor protegido.

Después de esto se debe subir nuevamente por la ladera hasta retomar el sendero original, que está claramente marcado, pues esta ruta no solo se hace a pie, sino también a caballo. En toda esta zona se seguirán viendo petroglifos en las rocas y algunos ahu.

El sendero comienza a dar claramente un giro hacia la derecha, señal de que nos estamos aproximando a Hanga Oteo, una preciosa y solitaria bahía que está en el punto más septentrional de la isla. El sendero va en bajada hacia Hanga Oteo, un sitio que antiguamente estuvo habitado por isleños —como lo prueba la presencia de algunos manavai además de hare moa (gallineros), hare paenga y una tupa (observatorio)—, y que luego, a comienzos del siglo XX, fue ocupado por trabajadores de la Williamson Balford & Company, quienes construyeron cercos de piedra sobre los mismos sitios arqueológicos.

En Hanga Oteo hay una rústica casa de madera, como un rancho, y se ven varias vacas pastando, pues este lugar suele servir de refugio de campesinos que tienen animales en el sector. Protegida por una especie de anfiteatro natural conformado por un semicráter volcánico, otro de los sellos de Hanga Oteo es la presencia de palmeras: se dice que estas fueron plantadas en los años ochenta por una agrupación rapanuí llamada Kahu Kahu Ohera, en su labor por recuperar ciertos sitios ancestrales de la isla que permanecían abandonados.

Después de Hanga Oteo, la ruta se vuelve bastante más monótona. Siempre siguiendo por el sendero marcado, que va subiendo y bajando en pequeños tramos, se llega a un cerco de piedra, que al parecer fue construido en la época de la compañía explotadora de la isla, en un sector conocido como Puna Poho. Pasando el cerco, hay que retomar camino y continuar por cerca de un kilómetro más hacia un sector conocido como Vai Tara Kai Ua, que se distingue por la presencia de un pequeño bosque de ceibos, árbol de coloridas flores rojas. En este lugar hoy existe una toma de terrenos, por lo que no tiene mayor interés de visitación.

Desde este sector ya se comienza a apreciar, hacia el fondo, la playa de Anakena, el fin de este recorrido. El sendero comienza a bajar hasta que aparece un último hare moa o gallinero, a la altura del kilómetro 16 de esta ruta. En 300 metros más habremos llegado al camino que flanquea Anakena por el oeste. Si el clima acompaña, nada mejor que sacarse los zapatos, caminar hasta la arena y, al menos, mojarse los pies en la gran postal playera de Rapa Nui. 

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