Publicidad

Opinión: Las cosas como son

Compartir esta noticia
Washington Abdala

COLUMNA CABEZA DE TURCO

"El necio vive encerrado en su jaula de dogmatismos". Por: Washington Abdala.

Tómenlo como quieran. No es coaching, no sé nada de eso, no es sanata, es solo experiencia de vida. Buena o mala, es la que conozco y la cuento por si a alguno le sirven las líneas. Si no es así, sencillo, seguir de largo y cero estrés.

Me dice un hijo de un buen amigo: qué lindo lo que subiste en Instagram como frase motivadora. Para mí las redes sociales son un espacio de catarsis, de comunicación y ya no de enojo. Ya pasé esa época. Volé de calenturas y comprendí que es innecesario hacerse mala sangre por lo que anda por allí, así que no me engancho con la mala onda. Sí se me escapa algo crítico, algún bramido, puede ser, capaz que entro en algún toque, pero busco que esa no sea la regla: hace mal vivir en medio de la ira, la ira alimenta lo peor de uno mismo y al final daña la psiquis.

Lo que está bueno transmitir son asuntos de la propia existencia, como hago acá mismo, cuando escribo sobre lo que me impresiona del mundo. Puede ir desde el análisis de una gigantesca mujer política de primer nivel a la existencia de un perrito que se escapa de morir ahogado porque lo salva un policía. Todo vale en la mente. Y como las mentes son lo único que tenemos para comunicarnos entre nosotros, la clave está en ser sinceros, nunca impostados, y procurar comunicar lo más frontalmente posible. En ese baile se descubren amigos, compañeros, gente que empatiza y de la otra. De la otra, si se puede, hay que rajar, uno hace lo mejor posible. Los que se sienten interpelados por la rabia, la verdad, no lo digo negando la convivencia (al revés, es para hacerla efectiva) lo mejor que se puede hacer es obviar al necio y al iracundo. No hay arreglo con ellos, uno intenta, pero el necio vive encerrado en su jaula de dogmatismos y exhala bronca.

La verdad, es que no se puede vivir en el enojo, en la diatriba o en la permanente persecuta de que como somos gente liberal y republicana hay una horda de enemigos que nos quieren colgar en una esquina por no pensar como ellos. Procuro no pensar igual que ellos, porque me hace mal al alma, aunque a veces al mirar de costado lo que vomitan las redes morales capto que a más de uno le produciría profunda satisfacción fusilarnos.

Lo otro que aprendí es que muchos que posan de humildes y -supuestamente- solo dicen lo que sienten desde el corazón, muchos, montones, están llenos de ego y vanidad, y creen unidireccionalmente que no hay ninguna posibilidad de que la barra liberal emboque una. O sea, nosotros -para ellos- somos unos idiotas, autoritarios y enemigos del pueblo. Es un poco infantil el razonamiento pero es así: ellos (los buenos) pueden cometer excesos, hasta alguno se puede corromper, y bue, pasa en las mejores familias. Nosotros, como somos inmorales “per se” ya no tenemos salvación. Más o menos piensan eso. Parece broma pero es el sentir implícito de más de uno. Los liberales somos culpables antes de hablar.

No hace bien vivir con semejantes grados de bronca interna. No lo digo por mí, que logré que mi cabeza se ubique en un lugar de “balance” donde ya no ingresan los dardos envenenados, lo digo por muchos de los que se levantan día a día a esparcir sus miradas siniestras, su odio ante la vida, su rencor hacia lo que el otro hace. Creo que la mejor escuela con ellos es el “cero bola”. Alguna bola, si cuadra, conviene ponerla contra un ángulo, pero tampoco debería ser esta la regla. La regla es dejar a los que destilan veneno en sus destilerías, seguir para adelante por acción positiva y se advertirá que uno está en otra, que el camino de la libertad y la democracia es con resultados y listo. Tampoco, repito, transformarse en Sor Juana Inés de la Cruz escribiendo, pero no vivir el día a día rumiando con arsénico porque eso hace mal al cerebro, al cuerpo y hasta las uñas.

La vida siempre se ocupa de mostrar lo que es y lo que no es. Y se gana con la verdad y remando en una buena. Todo lo demás es lo de menos y no me interesa demasiado. Es por allí la bocha.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Washington Abdala

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad