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Mentiras y acosos en redes sociales

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Los trolls y los bots llegan a la política uruguaya. Foto: Shutterstock.

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Desconocidos por la mayoría, bots y trolls ya fueron clave en otros países. ¿Qué pasa en Uruguay al inicio de la campaña electoral?

Estados Unidos, Argentina, Rusia, Venezuela, Francia, Brasil. Desde hace algunos años, en esos países se habla de big data, bots y trolls, de la influencia de las redes sociales en la campaña política y de la manipulación que un conjunto de órdenes de programación ejercen en un votante inseguro.

"Obama y Trump abusaron del big data en sus campañas, Hillary no lo hizo y por eso perdió", dijo el alemán Martin Hilbert al medio chileno The Clinic en 2017. En 2016, en Buenos Aires, se denunciaba una campaña contra Marcelo Tinelli dirigida por militantes de Cambiemos mediante "trollcenters", en medio de su enfrentamiento con Mauricio Macri. Tras el asesinato de la concejala Marielle Franco en Brasil, cuentas bots presuntamente vinculadas al ultraderechista Jair Bolsonaro difundían fotos de una pareja que, afirmaban, estaba compuesta por Franco y un narcotraficante. 

Pero ¿qué pasa en Uruguay? Acá todavía no tenemos del todo claro qué son los bots, qué son los trolls, qué rol cumplen en la política en la actualidad y qué relevancia tienen a la hora de votar. Tampoco estamos seguros de si han sido incorporados a la campaña política uruguaya, ni qué influencia podrían tener en las próximas elecciones. ¿Son una fórmula mágica diseñada para manipular al electorado? ¿O un recurso para captar indecisos? ¿Un troll puede destruir la reputación de un político? ¿Un bot puede convertirlo en un líder popular? Con la intención de responder esas preguntas es que se escribió esta nota.

Desde el principio.

Una sola persona puede manejar entre 10 y 20 cuentas trolls y en casos como los que difundió el diario La Nación de Argentina en mayo, hay oficinas repletas de empleados que cobran un sueldo por insultar a otros en redes sociales.

El bot, en cambio, está programado para accionar en un momento determinado. The New York Times explicaba en enero que hay tres tipos de cuentas bot.

Los bots de amplificación son los que suelen utilizarse para poner un tema en la agenda de la red social.

Y cuando hablamos de big data nos referimos a una cantidad inimaginable de información que las personas van dejando como huellas durante su paso por Internet. El procesamiento y análisis de esos datos es lo que utilizan empresas de todo el mundo para pensar sus campañas de marketing. Y también los partidos políticos, por supuesto.

Como en Uruguay todo llega tarde, para Carlos Álvarez, head marketing de Idatha, una empresa uruguaya de análisis de datos que funciona desde 2014, están "pasando cosas" pero todavía no es clara "la dimensión" y si estamos o no siendo "influenciados" por campañas direccionadas de esa forma. "Hay cosas que suceden, que uno puede percibir que hay una voluntad de querer influir, pero apenas estamos viendo la punta del iceberg de las cosas que pueden pasar".

Álvarez señala que en la política, las estrategias de big data funcionan para captar la atención de los indecisos, pero primero se debe hacer un trabajo para entenderlos. "Está el indeciso y el indeciso al que no le interesa la política. Hay un trabajo de los equipos de campaña de los candidatos para tratar de entender qué tipo de persona es y cómo se acerca a esa persona para hacerme llegar el mensaje que le quiere dar".

Buscando bots.

Carlos Álvarez afirma que los equipos de campaña con los que trabaja son reacios a la utilización de bots y trolls. Foto: Francisco Flores.
Álvarez. Equipos de campaña con los que trabajó son reacios a usar trolls. Foto: F. Flores.

Idatha ha trabajado con cuatro de los seis partidos políticos que actualmente tienen representación parlamentaria. ¿Qué buscan saber? "Tratan de entender la conversación política: qué le preocupa al ciudadano y qué es lo que está expresando en redes para ver si en su campaña están considerando estas preocupaciones".

Ese trabajo implica descubrir cuándo y cómo aparecen bots y trolls en las conversaciones. Álvarez dice a Domingo con seguridad que en Twitter hay "muy pocos bots" vinculados a políticos nacionales y que no hay "una participación masiva de bots en la política uruguaya". "Hoy en día, los bots tienen dos funciones: difamar o hacer autobombo. Reproducir noticias malas de alguien o reproducir noticias buenas para generar la falsa sensación de que es un tema en boga del que se quiere hablar. En la política uruguaya, hoy, previo a las elecciones internas, no ha pasado. Ni uno ni otro. Hemos hecho muchas mediciones propias y en ninguna de esas conversaciones han participado bots de forma masiva. Hay bots: tres, cuatro, diez, 20, 30, pero no de forma masiva".

Algo que Álvarez señala es que hay muchas cuentas bot que están inactivas. "Pueden existir 100.000 bots, pero si no participan en la conversación no me sirve de nada que estén o no estén, porque no sabés cuál es el propósito. ¿Por qué siguen a un candidato? ¿Es para replicar sus noticias positivas? ¿Para enviarle insultos? Yo no lo sé hasta que se activen. Para mí, son usuarios inactivos que no tienen ninguna funcionalidad, ni siquiera aumentarle seguidores". Lo que sucederá en los próximos meses es una incógnita: "Sí cambiaría si esos bots se activaran y empezaran a participar en la conversación".

En Instagram sucede algo similar. En conversación con Domingo, Leticia Píriz, directora de CVR Buzz Marketing, analizó cuentas de partidos y líderes políticos uruguayos en esa red social y constató que "ninguno" es seguido por cuentas "sospechosas" o "fuera de lo normal".

Según pudo constatar Domingo, a Daniel Martínez, Luis Lacalle Pou, Pedro Bordaberry y Jorge Larrañaga los siguen decenas de miles de cuentas en Twitter que cumplen todas las características de un bot en estado inactivo: fueron creadas hace poco, no tienen fotos de perfil o tienen imágenes falsas, muchos números en el nombre de usuario o palabras sin sentido y pocos seguidores. De hecho, los propios dirigentes políticos han realizado algún comentario en sus perfiles cuando descubrieron un aumento vertiginoso de seguidores.

En la cuenta de Edgardo Novick aparecen menos bots, con las mismas características que las anteriores pero con un poco de actividad: lo mencionan en algunas publicaciones, lo retuitean y luego se llaman a silencio. Algunos lo hacen sin siquiera seguirlo.

Entre esas cuentas aparecen la de Homero Fagúndez (@HomeroJesusFag) y la de Juan Diego (@juandiego121212). Ambos comenzaron a tener actividad del 27 de marzo de 2017 y dejaron de compartir contenido el 18 de abril de ese año. Los dos retuitearon y luego compartieron con un comentario un tuit de Novick del 5 de abril, en el que el candidato del Partido de la Gente difunde una entrevista que le realizaron en el semanario Búsqueda. "Esto es en serio", dice Homero. "Está muy bueno", comenta Juan Diego.

La foto de perfil de Juan Diego es de Juan Diego Escobar Gaviria, un cura que fue condenado a 25 años de prisión por abuso sexual en Entre Ríos (Argentina). La de Homero Fagúndez es en realidad de Pablo Fagúndez, un uruguayo de 45 años que en 2009 publicó esa misma imagen en un blog de escritores amateurs llamado "Espacio Mixtura". Pablo Fagúndez no tiene cuentas en redes sociales desde hace algunos años. Domingo se comunicó con él y afirmó que no tiene Twitter. 

Domingo se comunicó con Lía Cambre, directora comercial de Wasabi Marketing Digital, empresa que se encarga de la comunicación digital del líder del Partido de la Gente, quien se excusó de responder preguntas porque la empresa "no tiene permitido dar información de sus clientes y no es una práctica que fomente dentro de la agencia".

Pablo y su impostor Homero podrían configurar un caso de suplantación o robo de identidad, pero ese delito no existe en Uruguay. En 2014, el Poder Ejecutivo encabezado por José Mujica envió un proyecto al Parlamento que se terminó archivando. En 2015, el senador colorado Pedro Bordaberry presentó una iniciativa similar, que establece penas de 18 meses de prisión a ocho años de penitenciaría para el responsable de la suplantación, además de una multa de 160 a 3.200 unidades reajustables. Desde marzo de 2017, el proyecto se encuentra en la Comisión de Legislación y Constitución de la Cámara de Senadores.

Para el abogado Juan Fagúndez, el caso "puede dar lugar a una acción civil por daños y perjuicios, por lo que se ponga bajo la identidad de esta persona".

¿Cómo evitar a un bot o troll?

Carlos Álvarez señala que "por las propias políticas de las redes sociales, hay limpiezas (de bots) que están sucediendo automáticamente". Por ejemplo, "hace un mes Twitter borró 40 millones de cuentas". Álvarez manifiesta que esos bots "habitualmente son usuarios nuevos, creados hace pocos días", porque "la propia red social trata de eliminarlos" y "hay un trabajo cada vez más fuerte en esa área". De hecho, el propio usuario puede ayudar a Twitter en esa limpieza. Alcanza con ir hasta la cuenta sospechosa y denunciarla o reportarla como spam o por simular una identidad que no tiene.

De la misma forma, también puede ser denunciado el troll, por publicar tuits abusivos o que incitan al odio. Y lo más sano es no responderle. "Podés estar intercambiando con el próximo presidente. Si aparece un troll en medio de la conversación y te diste cuenta que es un troll, ¿qué vas a hacer? Lo vas a descartar. Es una estrategia de comunicación malísima enfocar los esfuerzos en eso", concluye Álvarez.

Campañas sucias.

Era el 12 de febrero de 2014. En la Cámara de Senadores, Pedro Bordaberry presentaba cuatro propuestas para mejorar la Educación. En la Universidad de Montevideo, Thomas Biscomb se encontraba cursando una de las materias de la carrera de Abogacía. En minutos, al concejal juvenil del Partido Colorado, que en ese momento tenía 21 años, le llegó una mención en Twitter: "Qué buenos los bots que estás manejando".

"Yo no tenía idea", cuenta Thomas a Domingo. Respondió el tuit y a los pocos minutos le llegaron capturas de pantalla de varias cuentas bot. Estas cuentas, creadas tan solo dos días atrás, con fotos claramente producidas para campañas de modelaje y nombres en inglés, tuiteaban utilizando el hashtag #PedroEducación, que había sido promovido por el comando de campaña de Bordaberry, en ese momento precandidato a la Presidencia.

Los tuits eran publicados a través de una app llamada "test_tomasb". Por eso se asoció inmediatamente a Biscomb con el tema. "Le mandé un mail al comando de campaña de Pedro. Les dije que no era yo y que me gustaría que me dijeran si eso era algo manejado por ellos. Me dijeron que no, que era algo que les saltó y les llamó la atención, y que estaban comenzando a hacer una investigación al respecto".

Al otro día, Vamos Uruguay dio a conocer los resultados de la investigación: 44 cuentas que usaron el hashtag fueron identificadas como bots y una de ellas correspondía al usuario @thomasbscb, que tenía la cuenta privada (con candado) y las mismas fotos de perfil y portada que la cuenta real de Thomas. "En ese momento, ingenuamente traté de seguirlo y nunca me aceptó la solicitud. Sigue teniendo mi foto de perfil y mi foto de portada de ese momento", señala Thomas, que ahora tiene 26 años y milita en el sector Ciudadanos, que promueve la candidatura de Ernesto Talvi.

La mayoría de esas cuentas bot fueron eliminadas, pero algunas siguen existiendo, aunque no volvieron a tuitear desde ese día. Thomas recuerda que en su momento se manejaron dos hipótesis: "Por un lado, me dijeron que había salido del propio partido y, por otro lado, los que pensaban que había salido del Frente Amplio, que yo era uno de los pocos militantes jóvenes que conocían y que capaz que me eligieron por eso. Yo no tengo trascendencia en el partido, hay gente más importante, incluso mandos medios a quienes le podrían haber hecho una cama", sostiene. Y agrega: "Siempre pensé que esa idea, sea del Partido Colorado o de otras tiendas, no era algo con sustento porque no tenía ningún tipo de poder ni recorrido dentro del partido como para hacer algún tipo de campaña sucia conmigo".

Hostigamiento. Fabiana Goyeneche sufre a los trolls con cada tuit. Foto: Fernando Ponzetto.
Hostigamiento. Fabiana Goyeneche sufre a los trolls con cada tuit. Foto: F. Ponzetto.

Una de las políticas uruguayas que más sufrió a los trolls uruguayos es Fabiana Goyeneche. La directora de Desarrollo Social de la Intendencia de Montevideo, que se convirtió en un rostro conocido al ser vocera de la campaña en contra de la baja de la edad de imputabilidad, sabe que cada cosa que diga puede provocar una oleada de insultos.

"La vez que sentí más niveles de violencia y que me llegó a intimidar fue después del plebiscito. Ahí empecé a recibir no solamente críticas o insultos, sino amenazas e iniciativas de escrache. Y entre el que te dice cualquier disparate por las redes, a cruzártelo en la vereda y que te tiren una piña de garrón, no sabés qué distancia hay. Ahí fue el comienzo y desde entonces a esta parte es algo periódico", cuenta a Domingo.

Goyeneche estima que hay varios factores que la tienen como blanco de críticas, tales como su papel en la campaña del No A La Baja, su cargo en la Intendencia y su condición de mujer feminista y de izquierda. Entiende que esa hostilidad corresponde a "manejos conscientes" de trolls que "apelan a lo emocional" para que una persona "confirme un prejuicio". Durante la campaña del No A La Baja, detectó un comportamiento en el que "si no se pueden derribar los argumentos y cambiar los resultados, denostamos a la persona, al emisor de determinada campaña, ideología o mensaje, los deslegitimamos, le hacemos perder su credibilidad".

Pero no hay solo trolls. Goyeneche sabe que también hay personas que "usan las redes para descargar cosas que de otra forma no tienen cómo", y que ahora "se hace más visible una opinión que antes quedaba en la intimidad". "Hoy la persona que llega a su casa enojada por el día que tuvo, frustrada por su trabajo o por sus relaciones, esa negatividad no solo la vuelca en su casa, sino también en las redes sociales. Y si mientras lo hace le pasa por delante alguien con quien discrepa en lo ideológico, en lo filosófico, en lo que sea, tiene el chivo expiatorio perfecto para canalizar esos sentimientos".

Campaña electoral y big data en EEUU

Tanto Barack Obama en 2012 como Donald Trump en 2016 utilizaron big data para alcanzar la Presidencia de Estados Unidos, la diferencia está en el cómo.

El demócrata cruzaba información para enfocar mejor su campaña en cada grupo de indecisos y llevarlos a su lado.

El republicano incorporó bots y trolls difundiendo noticias falsas, segmentadas por preocupación, estado, clase social, sexo, edad o etnia para atraer electores y también provocar que los potenciales votantes de Hillary Clinton no salgan de sus casas.

Bottinelli: "No creo que vayamos a estar ajenos a esto"

Eduardo Botinelli, Factum. Foto: Francisco Flores
Bottinelli espera "una campaña muy dura". Foto: F. Flores.

Eduardo Bottinelli, director de Factum, fue consultado por Domingo sobre qué importancia le dan las consultoras al rol que cumplirán las redes sociales en la campaña política de 2019. "Hay que estar preparados y si no prepararse", señaló, y destacó que "las redes tendrán un rol importante, pero tampoco hay que sobredimensionar sus efectos".

Bottinelli considera importante haya "un uso responsable de las redes sociales" por parte de los candidatos, los partidos y los equipos de campaña. "El uso de bots y trolls es nocivo para un normal desarrollo de las discusiones y eso afecta a la calidad de una campaña electoral, es una práctica muy extendida y no creo que en Uruguay vayamos a estar ajenos a ese fenómeno, pero es bueno advertir tanto a los actores directamente involucrados como a los usuarios".

Dijo que espera "una campaña muy dura" y tiene "el temor de que el nivel de discusión sea bajo, con ataques personales y políticos a los que estamos poco acostumbrados en Uruguay". En este sentido, manifestó que "las redes sociales y las fake news jugarán un rol" importante.

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