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Estela Magnone: "Nunca me sentí discriminada como mujer en la música"

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Estela Magnone

EL PERSONAJE

La autora e intérprete uruguaya está por componer nuevas canciones, y en esta charla recuerda sus comienzos y cómo fue crecer en una familia cuyo lenguaje es la música.

Estela Magnone atiende el teléfono en su casa para hablar con Domingo. La charla iba a ser presencial, pero como estaba esperando el resultado de un hisopado, era mejor conversar por teléfono. Fue el segundo hisopado que tuvo que hacerse y en una charla posterior a la nota, cuenta que “zafó” por segunda vez de contagiarse.

La charla fue posterior a la marcha del 8 de marzo, una concentración a la que nunca fue más allá de que se considera feminista. “He aportado desde otros lugares, como cuando les cedí la canción 'Reina de la noche' (del disco Bruma de abril, 2007) para que usara en un spot de Inmujeres. Todo lo que se haga para visibilizar la temática me parece importante”, cuenta y la charla deriva hacia otros tópicos relacionados al género.

-Vos tenés una trayectoria que arranca en la década de 1980. ¿Era muy distinto desarrollarse profesionalmente en aquella época siendo mujer?

-Nunca me pasó en el ambiente musical de toparme con actitudes patriarcales. Siempre sentí que había respeto y tampoco me sentí ni diferente ni discriminada. En ese sentido, he tenido suerte. En otras áreas de mi vida sí sentí eso, pero no lo sentí en la música.

Podría deducirse que Estela Magnone no tuvo demasiados encontronazos con el patriarcado. Porque si hay alguien que estuvo metida en el mundo de la música desde sus comienzos, esa persona es Estela Magnone. Exageraciones aparte, Magnone parecía destinada al arte. “Bueno, es algo que va incluso más allá de mis padres. Mis abuelos también eran músicos. Mi bisabuelo por parte paterna, Oseas Falleri, fundó una de las primeras de escuelas de música en Uruguay. Es algo tan natural para mí... En mi casa la música estuvo presente desde siempre, de mil maneras: escuchando, cantando, estudiando un instrumento...”.

En el hogar Magnone se escuchaba la radio del Sodre todo el día, cuenta Estela. Y Radio Clarín también. Había algo de folclore aunque no tanto como música clásica y tango. Esos son algunos de los primeros recuerdos musicales de su infancia. “Luego, nos fuimos abriendo a otras músicas, de acuerdo a las preferencias personales que cada uno de nosotros desarrolló”. No es que todos los hermanos se dedicaron, tampoco, a la música de manera más o menos profesional. “No. Alberto, Daniel y yo sí. Pero somos cinco hermanos”.

Cuando empezó a hacerse un perfil musical propio, se unió a una de las agrupaciones completamente femeninas de la música popular uruguaya: Travesía, que completaban Mariana Ingold y Mayra Hugo. Eran los comienzos de los años 80 y ellas llamaban la atención. No solo por su condición de género sino también por la calidad musical. Actuaban, durante la dictadura, para miles de personas. “No sé cómo nos dejaban tocar tanto, la verdad”, recuerda entre risas. “Obviamente teníamos que pasar por la censura previa, había que mandar las letras que íbamos a cantar para que las aprobaran. Pero igual tocábamos mucho, tanto en lugares chicos como cooperativas y clubes de barrio, pero también aforos como el Palacio Peñarol y el Franzini”.

Tal vez por un arrebato de humildad, Magnone dice que ella y sus compañeras de banda se “colaron” en una movida que no habían armado ellas. Pero no lo dice por humildad, aclara. “Es que toda esa movida tenía un componente contestatario. Y nosotros no teníamos nada de contestatario en nuestras canciones”.

Teniendo en cuenta que eran unas aves raras en ese contexto, las tres fueron muy bien recibidas. “Por ahí llamaba la atención que fuéramos un trío de mujeres. A lo largo de los años he pensado bastante en eso y me parece que lo que hicimos con Travesía fue visto como algo importante, en mayor medida de lo que yo pensaba en ese momento. No había muchas mujeres haciendo música en aquellos años y menos autoras. Tal vez por eso, porque era algo original en ese momento. Tuvimos una repercusión de la que, repito, me percaté años después. Aún hoy me sorprende que me lleguen comentarios de Travesía. Incluso de Argentina me han escrito por eso. Es como que mi música ha ido adquiriendo mayor peso con el correr de los años. No soy una artista de multitudes, para nada. Pero me siento muy respetada en el medio artístico y cuando me lo demuestran me sorprende siempre, porque nunca me lo espero”.

—¿Por qué?

—(Piensa). Yo creo que soy una buena compositora. En eso me tengo fe y es lo que hago mejor. Pero no soy una buena intérprete ni pianista. O sea, soy correcta como cantante e instrumentista, pero mi fuerte es la composición.

Al mismo tiempo que daba sus primeros y reveladores pasos en Travesía, que dejó como legado un disco, Ni un minuto más de dolor (1983), conoció a Jaime Roos. Con él no solo tuvo un vínculo de pareja sino también musical. En 1985, ambos publicaron el álbum Mujer de sal junto a un hombre vuelto carbón, en el que todos los temas eran de autoría de Magnone, los arreglos de Roos y compartían la interpretación.

tapa disco Estela Magnone-Jaime Roos
Foto: Difusión.

Aunque Roos no era todavía la figura que es hoy, un disco junto a él ya por entonces era —como dicen en inglés— “a big deal”, o sea, un asunto importante.

Sin embargo, como queda claro en el texto que acompaña la reedición del álbum Mujer de sal... (a cargo del musicólogo y periodista Guilherme de Alencar Pinto), es un disco que quedó en parte opacado: “Concluido en la primavera de 1985, el álbum se terminó lanzando al mismo tiempo que el masivamente exitoso 'Brindis por Pierrot' (grabado casi enseguida). Esto, junto con la particular concepción estilística, contribuyó a opacarlo. De hecho, es el disco menos vendido de la obra de Jaime”, cuenta.

“Jaime había escuchado Travesía viviendo en Europa. Y cuando volvió a Uruguay, me buscó. Le preguntó al tecladista Andrés Recagno, que tocaba con él, si sabía quién era esa tal Estela Magnone. 'Sí, es mi prima', le respondió Andrés. Jaime me llamó y empezamos a trabajar juntos”.

—¿Cómo recordás esas épocas?

—¿En qué sentido?

—En el sentido que tenían un vínculo muy fuerte. Eran pareja, componían juntos...

—No me gusta mucho hablar de mi vida personal, te aviso.

—Bueno, pero al menos alguna pregunta sobre eso te puedo hacer, ¿no?

—Mi vínculo artístico con él fue muy importante. La primera grabación de Travesía fue en un disco de Jaime Roos, Siempre son las cuatro. Cuando fuimos a grabar con él, yo había estado en un estudio de grabación una sola vez, a los 5 años (en una grabación que hicimos para mi padre). Pero no tenía idea de cómo se trabajaba en un estudio. Y haber grabado con él fue como estar en una clase. Ahí empecé a aprender y seguí aprendiendo, porque él produjo dos discos míos y parte de otro. Gran parte de lo que sé de grabación, se lo debo a él.

Cuando se le pregunta por su hermanoAlberto Magnone, la charla vuelve a ser un poco más ligera. “A pesar de que es mi hermano y aunque hemos hecho algunos, pocos, espectáculos juntos y compuesto, nuestros mundos musicales no se tocan. Curiosamente, cuando hemos compuesto juntos, yo hago la música y él la letra. Cuando compongo con otros, es al revés. Con Alberto tenemos una relación más personal y familiar que musical”.

Es que Estela Magnone, a pesar de haber tocado, compuesto, grabado y actuado con otros tiene un mundo musical no solo propio, sino también en apariencia algo encapsulado.

Un mundo de en brumas que la envuelven como un halo y que la distinguen como una autora e intérprete aparte, única.

Un disco
El Álbum blanco

Es lo que responde Magnone sin pensarlo mucho cuando le preguntan por su disco favorito. “En mi casa, se empezó a escuchar música popular por los Beatles. Es con ellos que el mundo musical de mi casa se abre en muchas direcciones distintas”, cuenta sobre su preferencia por ese álbum.

una canción
Construção

de Chico Buarque” es su canción favorita. “Tengo una gran influencia de la música brasileña. Fue muy importante para mi formación. Mi ADN musical es la música clásica, tango y la música brasileña y, en menor medida, folclore. Música brasileña es algo que escucho todo el tiempo”.

una escritora
María Eugenia Vaz Ferreira

"Podría haber dicho Felisberto Hernández, también. A ambos los he leído mucho. Pero justo en estos días la estuve leyendo mucho, porque estoy en un momento en el cual tengo canciones rondando a mi alrededor. Y cuando hay canciones rondando, escucho mucha música y leo mucho".

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