Publicidad

Libros del Mundo

Compartir esta noticia

László Erdélyi

HISTORIA DE LA DESTRUCCION. Cuando el padre de W.G. Sebald (1944-2001) volvió de un campo de concentración francés en 1947, él apenas tenía 3 años. Era la Alemania de posguerra, y su padre —soldado activo en varias campañas—, nunca le habló de la guerra. Pero eso no era raro. Casi todos los alemanes evitaban hablar de eso.

Pero él siguió adelante, buscando un camino oblicuo para explorar la materia, inventando un estilo a medio camino entre la novela, las memorias y el libro de viajes. El resultado fue el de varios libros de los cuales el último, Austerlitz, llegará en Editorial Anagrama para octubre 2003. Su movediza actividad académica, a su vez, lo llevó a ser un expositor profundo, removedor. A fines de los ‘90 dio varias conferencias sobre los bombardeos aliados en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial, donde los 600 mil civiles alemanes fueron víctimas de su propio invento. Pero eso no era fácil de aceptar. Muchos alemanes protestaron; ser víctimas de los brutales bombardeos a Dresden y Hamburgo les impedía hacerse cargo de los bombardeos alemanes previos a ciudades como Guernica o Varsovia.

Pero Sebald insistió, esas conferencias se editaron en libro, y acaban de ser traducidas al inglés bajo el título The Natural History of Destruction (Hamish Hamilton/Penguin Books, London), reuniendo cuatro trabajos: el más extenso que titula el libro, uno sobre el novelista Alfred Andersch, otro sobre las memorias de Jean Améry, y uno final sobre el dramaturgo Peter Weiss. El primero es un verdadero golpe en el bajo vientre, explorando el por qué los alemanes evitaban enfrentar la tragedia, y miraban para otro lado. Claro que no era fácil de observar, y por eso Sebald se los recuerda. Entrar a limpiar cuerpos en los bunkers de Hamburgo luego de un brutal bombardeo implicaba lidiar, por ejemplo, con nubes de "moscas gordas y de un verde iridiscente, como nunca se habían visto antes" que "copulaban en las rajaduras de las paredes derruídas". La descripción, a su vez, de los mecanismos físicos que desataban las llamadas Tormentas de Fuego —mezcla de bombas incendiarias y explosivas que, en un solo día, provocaron 100.000 muertos en Dresden— alcanzan una minuciosidad forense pocas veces vista en el género ensayístico.

Los otros tres ensayos, más breves, no tienen desperdicio. Sobre Andersch, la primera frase lo anuncia todo: "El novelista Alfred Andersch no conoció en vida ni el éxito ni el fracaso". Sobre Jean Améry, cuyas memorias impactaron en la Alemania de posguerra, el lenguaje basado en imágenes descoloca, empatizando con el sufrimiento que trasmite el propio Amery sobre las torturas que le infligió la Gestapo. Sobre el dramaturgo Peter Weiss rescata los mecanismos de su lucha contra "el arte de olvidar".

ENCICLOPEDIA DE LA ESTUPIDEZ. Durante su examen médico un conscripto llamado para el servicio militar juntaba todos los pedazos de papel que podía encontrar, exclamando cada vez "este no, este otro no". El psiquiatra decide que está loco, y le da un certificado que lo exime del servicio. El conscripto mira el papel y dice "¡Es éste!"

Semejante estupidez tiene su lugar junto a cientos de otras estupideces en la original The Encyclopaedia of Stupidity (Reaktion Books, Londres) del holandés Matthijs van Boxsel, una enciclopedia que recopila las cosas más tontas, los errores más imbéciles, las fallas, macanas y paradojas que el hombre ha producido a lo largo de la Historia, en diferentes culturas. Hay fábulas, historietas, cielorrasos barrocos, bromas, excusas absurdas, accidentes de tráfico, inodoros, obras sin sentido, ciencia ficción, política, historia, erotismo, y mucho más.

El autor cree que la estupidez está manifiesta en cada paso de la vida, en todas las personas, en todo momento de su existencia. Es más, llega al paroxismo de creer que la estupidez es el motor de la humanidad: "la unica forma de escapar de la propia estupidez es actuando en forma inteligente". Semejante fenómeno universal sólo lo puede abarcar una enciclopedia. Fue lo que le plantearon a Nasreddin (c. 1208-1285), personaje de la literatura turca originario de Anatolia. Invitado por un grupo de académicos, le contaron sus planes entusiastas para llevar a cabo una enciclopedia universal "que deberá contener todo". "¿Todo?", contestó. El turco caviló, y pensando en voz alta dijo: "En ese caso debería tener una entrada que diga enciclopedia, y esa entrada a su vez debería contener a toda la enciclopedia, incluyendo la entrada enciclopedia, y así hasta el infinito".

El propio van Boxsel, autor de esta magnífica y original obra, se adhiere a esta paradoja. "La Enciclopedia de la Estupidez defiende lo indefendible, pero tiene un fin megalómano. Existe el peligro de que esta pícara mirada asuma las dimensiones del mundo entero".

ENSAYO SOBRE PAUL KLEE. Cuando el pintor suizo (1879-1940) decidió integrar signos verbales y textos literarios en sus pinturas, cuando se puso a pintar letras en sus cuadros, no estaba siguiendo la línea de sus amigos cubistas; estaba haciendo algo más. Mientras para los cubistas esas letras eran, en general, meros indicadores de objetos representados en el cuadro, para Paul Klee ellas pasaron a ser objetos por derecho propio, insertándose en las pinturas con una presencia dominante y enigmática.

Semejante proceso merecía un estudio en detalle. Así lo entendió K. Porter Aichele en su libro Paul Klee’s Pictorial Writing (Cambridge University Press), analizando cuadro a cuadro la inserción de estos símbolos. Reconstruyendo la biografía del artista y su riquísimo bagaje intelectual, leyendo sus diarios, sus cartas, textos, trabajos periodísticos y detectando las numerosas alusiones visuales presentes en ellos, Aichele va demostrando cómo esos signos se trasladaron a su pintura. Letras, palabras e imágenes pictóricas interactúan en forma única, generando una contribución plástica contundente a la estética moderna.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad