Priorizar las estrategias

No parece fácil para colorados y cabildantes encontrar nombres seductores para pugnar por la Intendencia.

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La danza de nombres para las candidaturas presidenciales de elecciones que se harán recién en más de un año y ocho meses, no cesa.

El Frente Amplio tiene claro dos de sus precandidatos, habrá que ver si surge alguno más.

En la coalición y en especial en su partido mayoritario, el Partido Nacional, son varios los dirigentes que muestran interés en presentarse.

Da la impresión que sobran nombres pero no estrategias. Buenos nombres sin duda, pero que no necesariamente responden, en esa aspiración, al mejor interés de su partido cuyo objetivo es, o debería ser, volver a ganar la elección nacional y en lo posible, ganar la Intendencia capitalina y subir la votación en Montevideo desde la primera vuelta, para obtener más bancas en la cámara baja.

La pugna por Montevideo, debería empezar con la elección parlamentaria y consolidarse con la departamental. Para ello se necesita una estrategia muy específica a trazarse desde ahora.

El Frente Amplio siempre tuvo claro esto, quizás porque su llegada al gobierno se hizo por etapas y la primera fue acceder a la Intendencia de Montevideo.

El Frente podrá no saber como le irá en todo el territorio nacional, pero sí tiene la certeza de que Montevideo, hasta ahora, es suyo. Sobre esa realidad, la actual intendenta trazó su estrategia. Su objetivo no fue ganar la elección, eso estaba asegurado, sino ganarle a sus adversarios internos. Para ello optó por ir al carozo puro y duro del frentismo. Sumados los votos con los otros dos candidatos, Montevideo se ganó. Desglosados, Carolina Cosse logró la mayoría interna para convertirse en intendenta.

La coalición, en cambio, optó por una candidatura única bajo un lema que los cubriera: el del Partido Independiente. La titular fue Laura Raffo, del Partido Nacional, y los suplentes fueron figuras de los otros miembros de la coalición. Si hubieran ido por separado, cada uno sumando votos para el lema, difícilmente hubieran logrado un resultado mejor.

Lo que la candidatura de Raffo demostró es que la coalición se tomó muy en serio lo de intentar ganar Montevideo, como no había ocurrido en elecciones anteriores. Raffo recorrió el departamento, identificó sus problemas y por momentos pareció conocerlos mejor que sus competidores, que llevaban más de tres décadas gobernando la capital.

Pasada la elección se le abrió la posibilidad de tener un cargo de confianza política, pero que implicaba una gestión técnica. Sin duda estaba calificada para ello, pero hubiera desaparecido como figura política. Optó por ponerse al frente de la rama departamental de su partido y con su mediática presencia, mostró seguir interiorizada de la realidad montevideana.

En ese contexto, el anuncio de que Raffo aspiraba a ser candidata a la presidencia llamó la atención. No porque no tuviera condiciones para ello, le sobran, sino porque se trasmitía la idea de que el trabajo hecho desde muy temprano para ganar Montevideo, se echaba por la borda.

Es verdad que además se sumaba la posibilidad de contar con una candidata mujer, pero aún así la legitima motivación personal se volvía prioritaria, por encima de la también legítima necesidad partidaria de tener una estrategia de largo plazo para Montevideo.

En este contexto, surge la candidatura de Martín Lema para la Intendencia, tal vez bajo un único lema que abarque toda la coalición. Todavía es temprano para saber si la coalición repetirá lo de una candidatura única como en 2020, o si presentará más de un candidato. No parece fácil para colorados y cabildantes, que ya tienen dificultades para encontrar candidatos que generen entusiasmo para la presidencia, encontrar nombres seductores para pugnar por la Intendencia.

El problema es que Lema también quiere participar en las internas nacionales por el Partido Nacional. Eso podría plantear alguna dificultad ya que en caso de no ganar esa interna, al haber competido bajo un lema (el suyo), no podría presentarse para el otro cargo, por otro lema: el del Partido Independiente como paraguas para todos.

No es esa la única dificultad. Por el momento, las encuestas dan como favorito y con ventajas, al Secretario de la Presidencia, Alvaro Delgado.

Lema también tiene muy buenas credenciales para ser candidato a cualquiera de los dos cargos. Como ministro en el área social, adquirió mucha experiencia y conocimiento de como funciona el país y la ciudad.

La pregunta es si ante esa realidad, y en función de las necesidades estratégicas del Partido Nacional y de la coalición, no es mejor prepararse de a poco y desde ya para una candidatura departamental. No es un desafío fácil, dada la realidad de un fuerte frentismo endémico en Montevideo, pero quizás sea la persona más indicada para romper con la larga hegemonía de la izquierda.

Son preguntas que quedan abiertas. Pero si un partido como el Nacional cuenta con tantas opciones, quizás deba discutir primero cuales son las mejores en función de sus necesidades estratégicas y no de las ilusiones personales (por cierto legítimas) de los dirigentes.

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