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Nueve hábitos cotidianos con los que sentimos placer pero que terminan dañando al cerebro

Especialistas revelan cuáles son las acciones de todos los días que son nocivas para el órgano a largo plazo.

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Imagen: Pxhere.

Melanie Shuman, La Nación - GDA
Se sabe que el ejercicio es clave para preservar la salud física y que la alimentación sana es importante para proteger el sistema gastrointestinal. Pero poco se habla acerca del cuidado del cerebro, imprescindible para evitar su deterioro y tener una buena calidad de vida.

El médico neurólogo Alejandro Andersson cuenta que se trata de un órgano vital que “recibe y procesa información del medio que nos rodea a través de la vista, el oído, el equilibrio, el olfato, el gusto y la sensibilidad”. Además, se ocupa de controlar los movimientos voluntarios, el habla, la inteligencia, la memoria y las emociones.

No obstante, con el paso del tiempo se suelen desarrollar hábitos, voluntarios e involuntarios que a la larga afectan su salud. Gabriel Lapman, nefrólogo y médico cardiólogo, comenta que tienen que ver con el estilo de vida, la crianza y el entorno de cada uno. “Las circunstancias que nos toca enfrentar y el ambiente que nos rodea, condicionan nuestra salud y nos llevan a crear rutinas que a veces y sin darnos cuenta nos perjudican”, detalla el especialista.

El dato revelador es que estos hábitos se crean a través del placer. Lapman explica que cuando se ejecutan, se activa en el cerebro el efecto “recompensa” y se libera dopamina, hormona que genera felicidad. De ahí, surge la necesidad de repetirlos, “el cuerpo te lo pide”, resalta el médico.

Según la National Institutes of Health (NIH por sus siglas en inglés), los hábitos, una vez establecidos, son difíciles de erradicar, tanto los buenos como los malos. En esta línea, Nora Volkow, una de las médicas y directora de la entidad, manifestó en el informe que se tratan de acciones que tienen mucha incidencia en la salud. “Entender su biología, es decir, cómo surgieron y de qué manera nos afectan, es la clave para dejarlos atrás cuando es necesario y crear nuevas que nos conduzcan a mejorar la calidad de vida”, explicó.

Los nueve hábitos que dañan la salud del cerebro

“El cerebro es uno de los órganos que más sangre y oxígeno demanda junto con el corazón, los riñones y pulmones. Se estima que consume un 25% del oxígeno que entra en el cuerpo”, dice Lapman y explica que por ello, hay una serie de pasos a seguir para mantenerlo vital porque, cuando esto no sucede, pueden aparecer enfermedades como los accidentes cerebrovasculares y como también, que haya una disminución cognitiva, de aprendizaje y memoria.

Por ello, los especialistas consultados cuentan cuáles son los nueve hábitos más comunes, que muchas veces pasan desapercibidos y que deterioran el cerebro.

1) Ayunos prolongados

“Si bien esta práctica se convirtió en una tendencia, aún no hay evidencia de que sea efectiva”, afirma Lapman. Para el especialista, en ocasiones, los ayunos reducen la energía y provocan cambios en el estado de ánimo. “Al cerebro hay que darle potencia para arrancar el día y eso se logra con el desayuno a través de la ingesta de nutrientes de calidad”, explica el médico. Si esto no ocurre, Andersson comenta que tendrá que buscar combustible por otro lado: así, “arrancará por la reserva de glucógeno, sigue por las grasas y después por las proteínas. Entonces se genera un desbalance hormonal con la posibilidad del desarrollo de diabetes, obesidad y colesterol”, sostiene el experto.

2) Fumar

“Fumar reduce la materia gris del cerebro y la cantidad de oxígeno que le llega”, revela Lapman. A su vez, Andersson añade que se generará una mayor predisposición a sufrir aterosclerosis, es decir, cuando se tapan las paredes de las arterias y se dificulta la irrigación sanguínea. En este sentido, los especialistas consultados coinciden en que quedará propenso a sufrir una falta de energía, aprendizaje y comprensión, lo que puede ocasionar demencia.

3) Una dieta con exceso de azúcar

Las bebidas y productos con exceso azúcar generan adicción y estimulación ya que, “brindan una sensación de bienestar”, estima Lapman. Sin embargo, “tiene que ver con una trampa del placer porque su exceso también está relacionado al desarrollo de distintas enfermedades crónicas como la diabetes”, manifiesta Andersson.

4) Dormir poco

La Mayo Clinic, una organización sin fines de lucro que brinda información médica y científica, sugiere que para que el sueño sea reparador un adulto debe dormir siete horas por día. Lapman profundiza en que cuando una persona descansa elimina las sustancias nocivas que se acumulan durante el día en el cuerpo, es decir, “el sueño se produce un proceso metabólico de limpieza”, comenta. 

5) Consumir alcohol

Estas bebidas “afectan las neuronas porque inciden sobre las prolongaciones y ramificaciones del cerebro, por ende, se reduce la velocidad con la que se transmiten los impulsos nerviosos y hace que se atrofie”, comenta Andersson. Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, la Argentina es el segundo país de Latinoamérica que más alcohol consume por año. En total se calcula unos 9,88 litros anuales por persona.

6) Vivir a mil

El estrés reduce la capacidad mental, genera ansiedad, tensión e impide conectarse con el presente. Un informe de la Universidad de Harvard publicado en la revista Harvard Health Publishing, estima que el estrés crónico afecta directamente la corteza prefrontal, el área responsable de la memoria y el aprendizaje. Para afrontarlo, sugieren recurrir a la respiración consciente, que le devuelve a la mente calma, tranquilidad y la posibilidad de pensar con perspectiva.

7) No hacer ejercicio

El ejercicio diario estimula la función cerebral y libera hormonas como la dopamina y las endorfinas que generan felicidad. Por el contrario, una publicación de la revista Harvard Health Publishing, menciona un estudio realizado en 2018 que relaciona el sedentarismo con cambios en el área de la memoria. Después de analizar el lóbulo temporal medial (que es donde se producen las memorias nuevas) en personas de entre 45 y 75 años, dieron cuenta que aquellos que permanecían más tiempo sentados, lo tenían más fino a diferencia de los que se ejercitaban regularmente. Como conclusión, manifestaron que a mayor nivel de sedentarismo, mayor es el riesgo de demencia y patologías cognitivas. Por ello, Andersson recomienda practicar cualquier tipo de actividad física entre tres y cinco veces por semana. “Cuando uno tiene un buen estado físico, la incidencia de trastornos de la memoria se reducen en un 50%”, revela el neurólogo.

8) Dieta basada en grasas saturadas y productos ultraprocesados

Para los expertos consultados, una dieta basada en grasas saturadas y productos ultraprocesados en exceso, tapa las arterias y genera malestar corporal, incluso mental: “Si bien al principio puede generar placer, luego aparece la culpa y el arrepentimiento”, sostiene Lapman. En esta línea, sugiere optar por alimentos de alto valor nutricional, que contengan vitaminas, minerales, grasas saludables y sobre todo Omega, un aminoácido esencial que colabora en la formación de los tejidos. Así, menciona a los frutos secos y rojos, el pescado, la palta y todo tipo de frutas y verduras.

9) Ser workalcoholic

Un estudio de la Universidad de Harvard publicado de la revista Harvard Health Publishing, reveló que la soledad y la depresión están asociadas al riesgo de sufrir Alzheimer y disminución cognitiva. Las personas que no son socialmente activas, tienden a perder materia gris, que es la capa del cerebro que procesa información.

¿Cómo eliminar los malos hábitos?

Erradicar hábitos nocivos, pero que al mismo tiempo generan satisfacción, no es una tarea sencilla. Por ello, desde la NIH dan una serie de recomendaciones para dejar atrás aquello que no hace bien. En primer lugar mencionan evitar situaciones que puedan causar tentación, por ejemplo, no tener guardados cigarrillos, bebidas o alimentos dañinos. También sugieren dedicar tiempo para hacer hobbies y actividades de interés personal, saber decir “no” cuando no se desea algo, contar con el apoyo de personas cercanas y premiarse por cada logro.

“Proteger el cerebro significa cuidar las arterias que le llevan un litro de sangre por minuto, como también conservar las neuronas que son las que generan las conexiones. Para ello hay que cuidarse de los distintos factores de riesgo, ¿cómo? Con la puesta en marcha de un estilo de vida saludable”, concluye Andersson.

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