Cuatro años después que el caso García Belsunce revelara una trama sórdida en un country porteño, el caso de una mujer de 51 años estrangulada por el mismo hombre con el que había tenido sexo minutos antes, vuelve a disparar el morbo.

Nora Dalmasso tenía 51 años, era copropietaria de una empresa fúnebre y se dedicaba a obras de caridad. Formaba parte de la clase alta de Río Cuarto, la segunda ciudad de la provincia argentina de Córdoba. El 26 de noviembre, fue hallada muerta y semidesnuda en la cama de su hija.

El cuerpo de Dalmasso tenía signos de haber tenido relaciones sexuales consentidas, el lazo de su bata anudado y marcas de violencia en el cuello. Los investigadores dudan si el asesinato fue intencional o consecuencia de un exceso en un juego sexual sadomasoquista. Sí queda claro, a partir de las evidencias encontradas en la casa (entradas no forzadas y sin indicios de robo), que la mujer conocía a su asesino.

El mismo día que moría Dalmasso, su marido, un prestigioso médico traumatólogo de Río Cuarto, de nombre Marcelo Macarrón, se encontraba en Punta del Este jugando un campeonato de golf con un grupo de amigos. Los dos hijos de la pareja también estaban ausentes de la casa.

Desde ese entonces, la policía ha realizado varios allanamientos e interrogatorios en el entorno de la mujer, también perteneciente a la clase alta cordobesa.

Dalmasso pasó su última noche cenando con amigas. Por esas horas, intercambió ocho mensajes de texto de contenido erótico con uno de los integrantes de la delegación de golfistas que fueron a Punta del Este con su marido.

Ese misterioso y temerario amante fue interrogado el domingo ante la policía; reconoció haber sido amante de Dalmasso pero negó toda responsabilidad en su muerte. No es el único sospechoso; hasta el momento, el único imputado se llama Rafael Bagnasco, abogado y ex asesor del secretario de Seguridad de la provincia de Córdoba, que también es sospechoso de tener una relación clandestina con la mujer. Un político cordobés, integrante de los mismos círculos que ella, también habría sido amante de Dalmasso.

Los investigadores ya habían interrogado a las siete mujeres que cenaron con Dalmasso, sin obtener mayores resultados. Ante los datos aportados por Bagnasco, se piensa interrogarlas nuevamente. Según se cree, este grupo de amigas estaban todas implicadas en una "red de amantes", lo que explicaría su total silencio.

El caso es comparado con la prensa local con el crimen de María Marta García Belsunce, en octubre de 2002, por el que se encuentra acusado su marido, Carlos Carrascosa.