Durante el gobierno de facto se construyó el edificio Libertad como sede del ministerio de Defensa Nacional. Desde el comienzo de las obras, el proyecto llamó la atención por lo desmedido pues ninguna secretaría de Estado contaba con un edificio moderno de ese porte y con semejante equipamiento.

Restablecida la democracia, una de las primeras medidas del gobierno de Julio María Sanguinetti, en marzo de 1985, fue ubicar allí a la Presidencia de la República, una decisión que con toda claridad quiso simbolizar la preeminencia del poder civil sobre los militares.

Ahora, cual amarga ironía de la historia reciente, el ministro Eleuterio Fernández Huidobro propone reubicar el ministerio de Defensa Nacional en el edificio Libertad. Es decir, quiere cumplir con aquel designio de los militares que lo construyeron con la idea de mostrar que dentro de esa mole de cemento, vidrio y acero radicaba el verdadero poder del país, es decir, en las Fuerzas Armadas.

El primer gobierno democrático restituyó las aguas a su cauce. El Palacio Estévez (la vieja Casa de Gobierno) fue destinado a actos protocolares y fue así que los gobernantes electos por el pueblo entraron triunfalmente al flamante edificio que, para acentuar su carácter emblemático, se lo denominó Libertad.

Durante casi un cuarto de siglo en el lugar funcionó la Presidencia de la República hasta que Tabaré Vázquez dispuso hacer la mudanza a la Torre Ejecutiva en Plaza Independencia y resolvió que el edificio Libertad albergara en el futuro a un hospital.

En suma, el ministro Fernández Huidobro, uno de los fundadores del MLN Tupamaros, quiere dar marcha atrás y concretar el faraónico proyecto militar. Cosas veredes, Sancho.