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Un ocio que es padre del bienestar

Tiempo libre. Más de 70% de los uruguayos nunca va al cine, hace manualidades o utiliza Internet. Más de 80% nunca participa en organizaciones deportivas culturales o comunitarias

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El País

XIMENA AGUIAR

En su tiempo libre, los uruguayos se dedican a reponerse del trabajo y realizan pocas actividades de ocio. Un tercio suele aburrirse. Quienes disponen de más tiempo, tienen menos medios para aprovecharlo, y viceversa. Igual están satisfechos.

Los datos surgen de una encuesta financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo que explora aspectos no económicos que inciden en la calidad de vida de las personas. El estudio "Calidad de vida, tiempo libre y actividad física de los uruguayos: presentación de datos empíricos" fue realizado por los economistas Zuleika Ferre, Néstor Gandelman, Giorgina Piani y Sven Schaffrath, y presentado en las jornadas de investigación de la Facultad de Ciencias Sociales.

El número de horas libres varió mucho entre los 1.441 encuestados mayores de 18 años, de todo el país. En un día hábil, 1 de cada 4 dijo tener menos de 3 horas libres y uno de cada 3, más de 9. Las mujeres, los montevideanos, las personas entre 30 y 59 años y los universitarios tuvieron menos tiempo disponible que quienes no tienen esa característica. Pero no es sólo una cuestión de cantidad.

Un 60% utiliza frecuentemente su tiempo libre para descansar y recuperarse. Casi la mitad suele encontrarse pensando en su trabajo en su tiempo libre, y un tercio suele sentirse aburrido. Al preguntar por la frecuencia con que se realizan determinadas actividades, quizás se explique por qué.

Más de un 70% de los consultados declaró que nunca va al cine, hace manualidades o utiliza la computadora en su tiempo libre. Más de un 60% dijo que nunca va a eventos culturales (conciertos, teatro, exposiciones) o espectáculos deportivos y la mitad dijo que nunca hace actividades físicas.

De las 12 actividades consultadas, sólo 4 son realizadas por más de un 80% de los consultados: mirar televisión (67,2% lo hace todos los días), escuchar música (65,1% todos los días), juntarse con parientes que no viven en su casa (57,4% lo hace al menos varias veces por mes), y juntarse con amigos (57,6% al menos varias veces por mes).

La participación en asociaciones sociales también es muy escasa: 8 de cada 10 nunca participan en grupos deportivos, culturales o comunitarios, y 92,9% nunca participa en una organización política. Los grupos religiosos tuvieron un poco más de adeptos: 72,6% nunca participa de esos ámbitos, pero 8,9% lo hace semanalmente.

Para analizar estos resultados, Ricardo Lema, docente de la tecnicatura en tiempo libre y recreación de la Universidad Católica, distingue entre el tiempo libre, como "la cantidad de tiempo que queda disponible una vez que se acaban el trabajo y otras obligaciones", y el ocio, como "la forma de darse ese tiempo, realizando actividades que tienen un fin en sí mismo, que uno decide hacer autónomamente, y que conllevan una dimensión placentera". "Para la sociedad moderna el aumento de tiempo libre venía de la mano del aumento del ocio, de la posibilidad de disfrutar de ese tiempo libre. Pero en la sociedad post-industrial, las personas que tienen más tiempo libre no tienen posibilidades de acceder al ocio, porque no tienen medios, y quienes sí los tienen no tienen tiempo libre", señaló.

Esta contradicción también aparece en la encuesta. "Una alta proporción de encuestados de nivel educativo bajo (primaria) realiza muy pocas o ninguna de las actividades de esparcimiento listadas", pero 38,9% declaró tener más de 9 horas libres en un día hábil. Por otro lado, "los encuestados de nivel educativo alto (educación terciaria) indican realizar un abanico más variado de actividades de tiempo libre", y el porcentaje con más de 9 horas disponibles en un día hábil baja a 33,2%.

En la diferencia pueden incidir desigualdades en el acceso a bienes y servicios de ocio, en la capacidad para aprovecharlos y hasta cierta sensación de culpa, consideró Lema. Pese a ello, 62% se dijo estar satisfecho con su tiempo libre, 25,3% poco satisfecho y 12,7% no satisfecho. "Necesariamente, la calidad de vida tiene que ver con la calidad en el uso de todo el tiempo", el de trabajo y el de ocio, señaló Lema. Además, "la recreación satisface más de una necesidad: de pertenencia, de identidad, de sociabilidad, de comunicación...". Por eso es relevante constatar la sensación de satisfacción con el tiempo libre, que es mayor entre los menores de 30, los mayores de 65, los hombres, y quienes tienen menor nivel educativo.

La mayor diferencia se da por los años de educación formal: un 68,2% de quienes cursaron sólo primaria está satisfecho. Quizás se deba a expectativas menores, ya que acceden menos a las actividades de recreación por las que fueron consultados. Las diferencias son notorias: quienes nunca van al cine son tres veces más en el nivel educativo bajo (94,9%) que en el alto (30,3%), y lo mismo pasa respecto a las actividades culturales o navegar en internet. La brecha se mantiene en actividades que no dependen tanto del poder adquisitivo: quienes no hacen actividades físicas son 28,5% en el nivel educativo terciario y 63,1% entre quienes sólo tienen primaria; los que nunca se juntan con parientes pasan de 8,7% a 20% y los que nunca se juntan con amigos, de 4,3% a 40,2%. Sólo mirar la televisión es más común entre personas de nivel educativo bajo.

También la participación social es mayor al aumentar el nivel educativo en todos los ámbitos consultados, salvo en los grupos religiosos. Por ejemplo, se encontró que un 2,5% de los universitarios participa semanalmente en un partido u organización política, mientras que sólo un 0,2% de nivel educativo lo hace con similar frecuencia.

Aprender el ocio. El ocio no se puede medir sólo en función de la actividad, señaló Gustavo Martínez, profesor de la tecnicatura en recreación. "En el `no hacer nada` puede haber reflexión, meditación, contemplación... Pero igual se desvaloriza, como `estar al pedo`, y eso genera culpabilidad", señaló.

Es que en la concepción del ocio conviven la valorización y la crítica (ver nota aparte). En ocasiones la recreación aparece considerada ligada a "contextos críticos". "Es una concepción muy acotada, preventiva, paliativa. Sí es una muy buena herramienta para trabajar pero no debería quedarse en eso, si no termina siendo un instrumento de control social, y no de desarrollo personal", señaló Lema.

Para desplegar las posibilidades del tiempo libre, "incide lo educativo, tener el desarrollo de habilidades como para saber ocuparnos de nosotros mismos", dijo Martínez. Pero en Uruguay "no hay política educativa en torno a ocio. Hay algunas experiencias de educación integral, pero la enseñanza está volcada hacia el mundo del trabajo", señaló Lema.

Otras políticas a aplicar tienen que ver con el acceso. "Evidentemente, la realización del tiempo libre depende también de las oportunidades de acceder a los bienes de ocio", dijo Lema. Un ejemplo podría ser la política de turismo social, "pero para implementarlo hicieron paquetes más baratos, cuando facilitar la posibilidad de acceso y disfrute del turismo no necesariamente pasa sólo por bienes económicos", añadió.

Igual, el peso del factor económico está siempre presente. En la encuesta, 70,4% dijo que querría dedicar más tiempo a estar con su familia y 67,5% más tiempo a actividades de esparcimiento. Las dudas aparecieron frente al tiempo dedicado a un trabajo pagado: 38,7% desearía dedicarle más tiempo, 31,6%, menos.

La cifra

70,4% Es el porcentaje de consultados que desearía tener más tiempo libre de obligaciones para dedicarlo a estar con sus familiares.

Estudiar para ser más feliz

¿CONFORMES? Para considerar la calidad de vida, el estudio preguntó acerca de la satisfacción con diversos aspectos personales. Respecto a la situación familiar, 86,1% dijo estar conforme o muy conforme; con su vida social, 75,8%, y con el trabajo actual, 70,2%. Los resultados más bajos se dieron respecto de la situación económica: 4,9% dijo estar muy conforme, 35,6% conforme, 26,1% disconforme y 10,1% muy disconforme. Además, 78,2% evaluó su estado de salud como buena, muy buena o excelente.

¿SATISFECHOS? Respecto al barrio en el que vive, 82,1% dijo estar satisfecho o muy satisfecho. Al preguntar sobre la seriedad de determinados problemas en su barrio, los evaluados como más serios fueron (por orden) las conductas peligrosas al volante, el tráfico de drogas y el vandalismo. Sin embargo, más de un tercio consideró que ésos no eran problemas en su barrio. Además, 70,9% de los hombres y 56,1% de las mujeres dijeron sentirse seguros caminando de noche por sus barrios.

¿FELICES? Ante la pregunta "¿Qué tan feliz se siente actualmente?", 30,3% respondió muy feliz, 51,3% bastante feliz, 15,7% poco feliz y 2,7% nada feliz. "La conformidad con cada aspecto de la vida del individuo parece crecer con el nivel educativo, acumulando evidencia a favor de que la educación es un determinante importante en la calidad de vida de la persona", señala el estudio. En el nivel educativo más bajo, 21,2% dijo sentirse poco feliz y 4,5% nada feliz. En el más alto, los valores bajan a 14,3% poco y 0,4% nada feliz.

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