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¿Qué nos quedó de las Invasiones Inglesas?: un recorrido por los vestigios en Montevideo y Maldonado

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Montevideo invasiones inglesas

HISTORIA

A 215 años del final de ese cruento periodo de la historia del Río de la Plata, una puesta en valor de los vestigios

Montevideo nació para ser el vigía del Río de la Plata. Y, desde su fundación, su población vivía con una amenaza latente: un enfrentamiento con las poderosas fuerzas inglesas. “No era algo ajeno”, dijo a El País el historiador Juan Carlos Luzuriaga, experto en este periodo de la historia del territorio. Montevideo se fortificó justamente para repeler “al enemigo tan temido” y este llegó finalmente en 1806.
Este año se cumplen 215 años del final de las Invasiones Inglesas en Montevideo, “un suceso que conmovió al Río de la Plata colonial” y que para el Uruguay actual “se ve como una anécdota”, a juicio del historiador, dado que no hay ninguna puesta en valor de la defensa a muerte que hicieron los vecinos de su ciudad.

Pero si quisiéramos recuperar la historia, ¿dónde quedaron los vestigios de esta lucha?

El Cristo del Cardal.

El recorrido comienza por el crucero que está en la fachada de la Iglesia del Cordón, el más antiguo de Uruguay. Es testigo de uno de los más cruentos combates durante las Invasiones Inglesas. Conocido como Cristo del Cardal, fue rescatado luego de lo que Luzuriaga no puedo llamar más que una masacre de las milicias españolas y criollas.

Cristo del Cardal
El Cristo del Cardal

El combate del Cardal o del Cordón se extendió desde la actual calle Ejido hasta Tres Cruces. La cruz estaba en los terrenos de los hermanos Fernández ubicados a la altura de la Udelar. Pero la iglesia, inaugurada dos años antes, fue el escenario del inicio del enfrentamiento.

La guarnición de Montevideo estaba conformada por tres columnas de 700 hombres cada una (Montevideo tenía una población de 15.000 habitantes). La central avanzaba por la actual 18 de julio; la de la izquierda se desplazaba por Mercedes; mientras que la de la derecha, la de la caballería, iba pegada a la costa. “Pensaban que eran menos ingleses”, dijo el historiador. Error: eran unos 5.000.

Así lo relató Luzuriaga: “La columna del medio los empieza a empujar y los ingleses empiezan a retroceder. Pero no es porque tenían miedo, sino que estaban ganando tiempo. Estaban formando un embudo sin que los españoles se dieran cuenta con la infantería ligera y con tres compañías de unidades especiales que eran los rifleros”. Estos tenían un arma que disparaba a más de 200 metros (los mosquetes de los españoles disparaban a 70 metros) y estaban entrenados para matar a blancos elegidos.

El historiador continuó: “¿Por qué no los ven? Porque era una zona de cardales. Los tirotearon de distancias muy cortas sin que se dieran cuenta de donde venía el fuego.

En la época se estimaron unos 200 muertos, unos 200 heridos y unos 200 prisioneros. Pero solo se pudieron identificar un poco más de 30. Uno de los que murió fue Francisco Maciel, capitán de milicias. Lo recuerda un monolito que está detrás de la Udelar y es otro vestigio de las Invasiones Inglesas. “Es el único recordado de los cientos que murieron. Es lamentable”, criticó Luzuriaga en diálogo con El País.

Los combates.

Si se realizara una puesta en valor de este periodo histórico tal como el historiador considera que es necesario para recordar la memoria de los vecinos que defendieron su ciudad, el circuito patrimonial debería incluir paradas en la playa Buceo y en la playa del Cerro. En la primera se produjo el desembarco de los refuerzos de los ingleses al mando de Samuel Auchmuty a principios de 1807 (quien logró posteriormente el sitio de Montevideo) y donde se anotaron una victoria; en cambio, en la playa del Cerro vencieron los españoles y los criollos en septiembre de 1806 al atacar a los barcos ingleses desde las dunas.

Antes del combate del Cardal, las fuerzas se enfrentaron en la zona del actual Parque Rivera, otro punto del circuito. Fue otro episodio en el que los ingleses demostraron su superioridad. “Avanzaron como una topadora”, resumió el historiador. Las fuerzas locales, las que carecían de disciplina y entrenamiento para enfrentar a fuerzas profesionales a campo abierto pero sí tenían mucho patriotismo y valor, no sabían “cómo recargar el mosquete para hacer el segundo disparo”. Entonces, “se asustaron y lógicamente retrocedieron. Hubo un montón de muertos”, apuntó.

Recorrido por Maldonado y San Carlos.

En Maldonado hay más vestigios de las Invasiones Inglesas. Un recorrido histórico comienza en Punta del Chileno donde fue el desembarco de los extranjeros. El primer enfrentamiento se produjo en la Torre del Vigía en Maldonado. “Los ingleses los rodearon y los españoles resistieron dos o tres horas hasta que los masacraron”, apuntó el historiador Juan Carlos Luzuriaga. Una semana después hubo otro combate en Loma de Ortiz, en San Carlos, donde muere el teniente de fragata Agustín Abreu, uno de los pocos militares recordados. “Fue un combate indeciso”, explicó Luzuriaga. Las fuerzas de ambos bandos se dispersaron. Las lápidas de los hombres caídos pueden ser visitas en la iglesia de la ciudad. En Maldonado se puede ver, además, la estatua de piedra del “Niño Chasque”, que recuerda a Manuel Mendoza, informante de los españoles sobre los movimientos de los ingleses apostados en Pan de Azúcar.

El sitio de Montevideo.

La Ciudad Vieja concentra los vestigios más visibles. Desde una bala de cañón en una columna de la capilla del Hospital Maciel hasta los restos de la muralla cerca del Teatro Solís que corresponden a la brecha realizada por los ingleses.

capilla del Hospital Maciel
Bala de cañón en la capilla del Hospital Maciel

La batería de cañones –seis de 24 libras– estaban dispuestos por la actual calle Paraguay. Desde allí se atacó el punto de la fortificación que se consideró más débil y, una vez destruido, entraron a la ciudad el 3 de febrero de 1807. Esas piedras que hoy se ven son el recuerdo de la masacre ocurrida esa madrugada. Hubo al menos 200 muertos en esa defensa.

Otro lugar que todavía persiste y que estuvo involucrado en las Invasiones Inglesas fue el Real Apostadero Naval de Montevideo que hoy es propiedad del Banco República (está emplazado en la manzana de la sede central). Los ingleses capturaron el edificio y lo usaron hasta su retiro de la ciudad en setiembre de 1807.

La única bóveda todavía en pie es otra parada del circuito. Antes había 34. Desde esos depósitos de municiones se resistió a los ingleses “cuanto se pudo”. Enfrente, donde hoy es una cooperativa, estaba la casa del brigadier general Bernardo Lecocq, quien estuvo al frente del combate del Cardal a sus 72 años. El edificio es Monumento Histórico Nacional. “Lecocq quedó en el bando patriota de la revolución a diferencia de muchos de sus camaradas que quedaron en el bando realista”, recordó el historiador.

Casa de Bernardo Lecocq
Casa de Bernardo Lecocq y las bóvedas

Luzuriaga ha propuesto en varias oportunidades la creación de un museo sobre las Invasiones Inglesas en la casa de Lecocq a través del Presupuesto Participativo y directamente a las autoridades pero, si bien le han contestado que es interesante, no ha tenido éxito. “La propuesta para el museo y para un monumento a los defensores de Montevideo quedó durmiendo. Es un tema de reconocimiento a los vecinos que murieron defendiendo a la ciudad. Son muertos invisibles. No responden a ningún partido político ni son militares”, explicó el historiador sobre la indiferencia en la que quedaron insertos hasta el presente al contrario de lo que sucede en Buenos Aires donde hay un museo dedicado a la reconquista (y donde no se hace mención al rol principal que jugó Montevideo para liberar a Buenos Aires de los ingleses en 1806).

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