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El pasado oculto de Villa Colón que despertó el tren de UPM 2

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PATRIMONIO

Obras para UPM 2 dejaron a la vista restos de la estación inglesa de Villa Colón demolida hace 110 años

La antigua estación de trenes de Colón se niega a quedar en el abandono”, dijo Alberto Fernández, estudiante de Arqueología y promotor de la protección del patrimonio desde sus cuentas en redes sociales. A principios de mayo recibió una llamada que hizo que saliera rápido de su casa con cámara y trípode en mano: una vecina le dijo que había visto parte de un aljibe en el terreno donde ahora se están realizando obras para el pasaje del tren de UPM.

Era el primer vestigio que aparecía 110 años después de su demolición.

La edificación que había sido levantada por la empresa inglesa Woring Brothers en 1872 quedó inoperativa en 1912 al inaugurarse la nueva estación (proyecto del ingeniero Adolfo Shaw) frente a la plaza Vidella. Esta es Monumento Histórico Nacional desde 1975.

La arqueóloga Ana Gamas, quien acompañó a Fernández al lugar para realizar un relevamiento fotográfico de los hallazgos, indicó a El País que los cimientos de la estación fueron desmantelados a nivel del piso del andén, una práctica que era habitual en esa época.

Ahora, con los trabajos para el nuevo tren, aparecieron varias estructuras que habían sido olvidadas bajo la superficie: cimentaciones, un subsuelo y un brocal circular en una extensión de 30 metros de largo y tres metros de ancho.

Un elemento llamativo es un aljibe con su cisterna unida por un arco de medio punto. Este conectaba por medio de un albañal de gres los pluviales y los servicios a un pozo negro que aún está en pie.

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Estructuras de la vieja estación de Colón. Foto: A. Fernández

“En el centro se encontraba la estación que medía 18 metros de largo por unos seis metros de ancho. Estos últimos fueron demolidos para dar paso a las vías ferroviarias a comienzos del siglo XX”, apuntó a El País.

También se observan restos de cuatro reparticiones. Se puede inferir que alguna de estas estaría destinada para el depósito de las encomiendas y su despacho.

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Vieja estación Colón. Foto: A. Fernández

“Otro valor agregado a la zona es el puente peatonal de hierro. Sus miles de remaches ingleses son un claro ejemplo de las obras del periodo”, comentó la arqueóloga. Esto es lo que Fernández y Gamas esperan que se siga conservando a pesar del avance de las obras para UPM.

Historia del barrio.

Los cimientos que ahora se encontraron, empero, no pertenecen a la primera estación ferroviaria instalada en el barrio. Ahí mismo se emplazó antes una estructura de madera. Luego vino la inglesa y, más tarde, la actual.

En Apuntes para la historia de los ferrocarriles uruguayos, Alonso Caprario Bonavía se refiere a la estación original como “una pequeña casilla de madera que, en sus costados, lucía el letrero de Pantanoso”.

No hay que olvidar que Colón creció gracias al desarrollo del ferrocarril. “Villa Colón fue creada como pueblo de ‘recreo’”, recordó Gamas.

El actual barrio es el resultado de la integración de Villa Colón y Pueblo Ferrocarril, antiguas localidades fundadas en forma independiente en el área del territorio colonial conocido como “chacras del Miguelete”.

Después de la fundación de Montevideo (1726), las tierras donde hoy se levanta Villa Colón, pertenecían a la llamada Estancia del Cerro, situadas entre los arroyos Pantanoso y las Piedras y el Río de la Plata y el Santa Lucía.

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Antiguo mapa de la zona

En 1750 había sido instalada una guardia en la barra del Santa Lucía por orden del comandante Francisco de Gorriti con el objetivo de evitar robos y ataques de los indígenas minuanes. Esa estancia comprendía las tierras y ganados pertenecientes al patrimonio real. En 1815 todas las estancias del Rey pasaron a ser administradas por el gobierno de la Provincia Oriental.
Fue recién en 1872 que se pusieron por primera vez a la venta los solares de Villa Colón. La oferta era tentadora: un aviso en el diario El Siglo promocionaba “frondosas alamedas” y “aguas corrientes”. Y, según la prensa, la venta fue un éxito. Así se dio pasa a un barrio ferroviario y con la cultura de chacra y vides (por eso se recuerda a Francisco Vidiella, horticultor español que inició la industria vitivinícola en gran escala en la zona; la estatua que está en la plaza con su nombre fue obra de Juan Luis y Nicanor Blanes, hijos de Juan Manuel Blanes).

Gamas concluyó: “Las obras para el tren de UPM 2 permitieron detener por un momento el tiempo y rescatar del olvido esta antigua estructura”.

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