Publicidad

Miguel Pastorino: "La eutanasia para mí no es una muerte digna"

Compartir esta noticia
Miguel Pastorino
Nota a Miguel Pastorino, profesor de filosofia en la Universidad Catolica del Uruguay, en Montevideo, ND 20220913, foto Mateo Vazquez - Archivo El Pais
Mateo Vazquez/Archivo El Pais

DEBATE

Es doctor en Filosofía e integrante de Prudencia Uruguay, un grupo que surgió para profundizar el debate sobre eutanasia y se posiciona en contra de la legalización.

Miguel Pastorino es Doctor en Filosofía y docente del Departamento de Humanidades de la Universidad Católica. Es, también, integrante y vocero de Prudencia Uruguay, un grupo de la sociedad civil que surgió para profundizar el debate sobre la eutanasia, después de que, en marzo de 2020, el diputado Ope Pasquet presentara un proyecto e ley para legalizarla. En diciembre de 2021 el Frente Amplio presentó, también, un proyecto similar. Después se unificaron en una única iniciativa que, finalmente, el martes 6 de setiembre, la Comisión de Salud de la Cámara de Representantes votó a favor.

—¿Cómo surgió Prudencia Uruguay y cuál es su propuesta?
—Surge porque nos fuimos juntando personalidades de diferentes ámbitos que estábamos estudiando estos temas. Paliativistas, psicólogos, juristas profesionales de diferentes ámbitos, y empezamos a conversar. Empezó así. Ahí nos pusimos a estudiar, y a contactarnos con gente y a abrir la propuesta de crear un equipo multidisciplinario que saliera a dar debate sobre el tema. La primera intención de Prudencia no fue marcar una postura como la que tiene hoy, que la tiene como producto de muchas cosas que hemos investigado. Lo que queríamos era discutirlo, estudiarlo, reflexionarlo.

—¿Por qué sostiene que no se deberíalegalizar la eutanasia?
—Hay muchas razones. Es un tema súper complejo. Lo primero que yo digo siempre y lo más importante es que hay mucha desinformación. En Uruguay, por ejemplo, hay una ley de muerte digna, que es la ley de Derechos del Paciente, donde se establece que la persona tiene derecho a morir sin dolor, en paz, naturalmente y con los cuidados necesarios. Eso ya existe. Tenemos también una ley de voluntades anticipadas donde tú, si tenés una enfermedad podes decir ‘yo no quiero vivir dependiente de un aparato, quiero que me dejen morir, que me den la sedación necesaria’, es tu derecho. Está estudiado que no más del 3% de los pacientes saben que esos son sus derechos en nuestra legislación. Entonces muchos de los reclamos de eutanasia, en realidad, apelan a cosas que ya son legales en Uruguay. Creo que la prioridad es informar con claridad. Cuando uno empieza a investigar te empezás a dar cuenta de que hay que hablar a fondo del tema y no quedarse con el eslogan creyendo que es una urgencia. Cuando hablamos de eutanasia no todo el mundo habla de lo mismo.

—¿A qué se refiere particularmente la eutanasia?
—Técnicamente es que una persona pida que quiere morir y que le den la sustancia directamente o se la pueda administrar ella misma. El proyecto de Ope Pasquet es muy claro: es dar muerte.

—¿Usted por qué se opone?
—Por una razón de justicia social. Nosotros en Uruguay tenemos una cobertura de cuidados paliativos, es decir, de asegurar el alivio del dolor en etapas finales de la vida o en enfermedades crónicas hasta en un 60%. Eso quiere decir que casi la mitad de la población no accede a estos cuidados de calidad, por lo tanto la gente sufre mucho. Uruguay tiene el mejor nivel en América Latina, incluso en porcentaje de atención, pero así y todo faltan muchos uruguayos. Si no todos tienen cuidados paliativos, entonces la única opción para esa gente va a ser la eutanasia. O sea que para el más pobre su única opción es morir, porque a él no le van a dar alivio. Saber interpretar el deseo de un paciente que pide la muerte, te lo dicen los expertos, es para un especialista, no para cualquier médico. En la mayoría de los casos ese deseo expresa otras cosas: falta de atención, soledad, abandono, vida sin sentido, sufrimiento, por lo tanto, lo que está necesitando esa persona es atención, cuando tienen la atención adecuada no piden más la muerte. Porque lo que quieren es una calidad de vida hasta el final. Esto tiene que ver con una situación social.

—¿En qué sentido es una cuestión social?
—La gente que está a favor de la eutanasia no quiere matar gente, es una cosa obvia, pero la gente que está en contra no quiere obligar a sufrir. Eso es un prejuicio. En lo que estamos todos de acuerdo es en que la gente no tiene que sufrir. La pregunta es: ante el sufrimiento ¿qué respuesta damos, alivio o muerte? Me pueden contestar: que la persona pueda elegir. Y entonces la pregunta es: el que no tiene alivio, ¿puede elegir? ¿Qué le da el Estado a los más vulnerables? ¿Le da las dos opciones? Lo que pasa es que terminás inclinando la balanza siempre contra los más pobres. Ese es uno de los problemas de este tema, el más relevante creo yo.

—Se habla mucho de muerte digna. ¿Qué piensa sobre eso?
—Digna no es la muerte, digna es la persona. Una muerte digna sería una muerte digna de un ser humano, que es lo que está en nuestra ley: una muerte sin dolor, sin sufrimiento, en paz, acompañado. La eutanasia para mí no es una muerte digna: a la persona que sufre, en vez de aliviarle el dolor le doy muerte. Y ahí no solucioné nada más que acabar con su vida. En cambio los cuidados paliativos ofrecen una respuesta que es aliviar el dolor y hacerla sentir valiosa hasta que le llegue el final. Los cuidados paliativos no alargan la vida, eso es otro mito, lo que hacen es hacer que lo que te quede sea digno. Habría que preguntarse si matar a alguien porque te lo pide es algo digno del ser humano, porque además vos estarías aceptando que hay personas que son eliminables si lo piden, pero otros no.

—¿Qué ocurre cuando alguien accede a los cuidados paliativos y sin embargo no son suficientes?
—Los cuidados paliativos alcanzan para lo físico. Otra cosa son los dramas existenciales, la angustia de la inminencia de la muerte, de no aceptar la condición limitada que puede producir la enfermedad, es como la de cualquier paciente que tiene una angustia tremenda y quiere morir. Lo que pasa es que a veces los cuidados paliativos llegan tarde. Pero si con los cuidados paliativos no se puede calmar tu angustia existencial, lo que tiene que hacer el médico es acompañar. Y si se lo pedís te puede sedar, lo que no le podés pedir al médico es que te provoque la muerte. Eso violenta la ética médica. El límite no es difuso. Es decir: ¿queremos que los médicos cambien la misión fundamental que tienen en su vocación que es curar y aliviar y ahora tengan algo para lo que no se formaron que es acabar con la vida de sus pacientes? ¿Cuál es la misión humanitaria de la medicina con los pacientes?

—¿Qué riesgos tiene considerar a la eutanasia como un derecho?
—No hay ningún pacto internacional de derechos humanos que entienda que la eutanasia sea un derecho. Es más bien un eslogan que se empieza a repetir. En esta cuestión olvidamos que los derechos humanos, por definición, son irrenunciables. Es decir: vos podes suicidarte, pero yo no puedo hacerte daño. Por la misma razón, todos los tratados de derechos humanos insisten en que el derecho a la vida es un derecho irrenunciable. La persona puede suicidarse, pero ningún ser humano, a pedido, puede provocarle la muerte. El problema es que hay una versión de origen filosófica, de origen neoliberal, muy individualista, que es la que ha influido en esta concepción de los derechos humanos como deseos individuales. Y los derechos siempre implican deberes de la sociedad para con el individuo. Si yo pido que hagan esto conmigo, tienen que habilitarlo para los demás. Ahí viene el problema.

—¿Cómo entra en juego la concepción de la libertad en este debate?
—La libertad de una persona, como somos seres en relación, siempre está condicionada. Por lo tanto todos tenemos la libertad individual, que tiene que ser respetada. Pero el límite de la libertad, de nuestra sociedad, está en las leyes, el bien social del otro, no se puede hacer todo lo que se quiera. Tú tenés tu libertad, pero hay un límite, que es el otro. La persona siempre va a tener la libertad de hacer una acción individual: quitarse la vida. El problema es si yo construyo eso como un derecho que el estado te tiene que conceder, porque ahí quedamos obligados como sociedad a matar a la persona que lo pida. Si es un derecho, hay una obligación de hacerlo. Por eso creo que no es un derecho la eutanasia, porque no hay obligación de matar a la gente.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

eutanasia

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad