Publicidad

No hay veda en las redes sociales

Compartir esta noticia
Nueva ley prohíbe a los peatones cruzar la calle usando dispositivos electrónicos. Foto: F. Ponzetto

MEDIOS TRADICIONALES Y REDES

La diferencia entre las redes sociales y los medios tradicionales es que 48 horas antes de cada elección, en Uruguay los medios dejan de emitir propaganda política,

Este contenido es exclusivo para nuestros suscriptores.

Mucho se ha hablado en los últimos días, como consecuencia del referéndumque buscaba derogar 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración, acerca de la veda publicitaria y eventualmente de la pertinencia de seguir aplicando una ley que cada vez alcanza menos y menos de las interacciones que ocurren durante una campaña electoral.

En Whatsapp no hay veda. Dependiendo de la persona, y su afición por pertenecer a grupos así como la intensidad de esos grupos, los memes, links, argumentos, videos circulan en esa plataforma de mensajería. Muchos utilizan esos espacios para debatir e intercambiar información (útil y de la otra) frente a cada instancia electoral.

Algo similar, aunque de menor cercanía, ocurre en las redes sociales (Facebook, Twitter, TikTok, Instagram) en las que muchos uruguayos pasan muchas horas expuestos a información y comentarios de amigos, familiares, desconocidos y figuras públicas, así como a publicidades que promocionan las diferentes opciones.

La diferencia con los medios tradicionales, que siguen siendo la mayor fuente de información para este tipo de decisiones, es que 48 horas antes de cada elección, según indica la legislación vigente en Uruguay, los medios dejan de emitir propaganda política, entendida esta como cualquier mención o argumentación acerca de opciones de elecciones nacionales o, como en este caso, referéndums.

Sin embargo, en las redes sociales (y las plataformas de mensajería) nada cambia. Todo sigue igual. La desinformación circula libre y sin la posibilidad de que los periodistas realicen chequeos que permitan ayudar a separar la paja del trigo, las publicidades continúan impactando en diferentes segmentos de la población (y las empresas multinacionales millonarias haciendo dinero con ello) y las conversaciones de familias, amigos y desconocidos se instalan como el lugar del debate público acerca de lo que ocurre o está por ocurrir en pocas horas.

Si bien decíamos, los medios tradicionales siguen siendo la fuente de información más utilizada a la hora de informarse acerca de cuestiones que definen el voto, el crecimiento de las redes es inocultable. Es además, un comportamiento desparejo, porque como muestra el estudio realizado por la Usina de Percepción Ciudadana el 18 de marzo pasado, las redes sociales (y las plataformas de mensajería) tienen un mayor peso como fuente de información entre quienes estaban indecisos.

Tal vez ahora que dejamos (por un tiempo breve seguramente) de estar en campaña electoral sería interesante discutir si mantener una legislación anacrónica como la veda electoral cumple con la función para la que fue pensada. Si es el siglo XXI un lugar donde prohibiendo a la televisión, los diarios y la radio (y muchos periodistas en sus propias redes sociales), informar sobre lo que está pasando, se genera una ventana de reflexión. O, en cambio, construimos las condiciones para que circulen cientos y miles de piezas de desinformación sin la menor chance de salir a hacerles frente con información de calidad.

Ni hablemos del hecho de que esta norma termina favoreciendo a las inmensas plataformas que ya ocupan un sitial de privilegio en el ecosistema de venta de publicidad y han ido arrinconando a sus competidores, haciendo que una vez más ellas puedan seguir recaudando mientras eso está prohibido para los medios.

¿Cambiará radicalmente la vida de los uruguayos al eliminar la veda electoral? Para nada. Pero, ¿no sería un experimento interesante que el sistema político usara este tema como arena de práctica para acordar nuevas reglas de juego?

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premium

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad