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El matemático uruguayo fascinado por los problemas abiertos de Einstein

Martín Reiris desentraña las incógnitas que todavía persisten sobre la Teoría de la Relatividad

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Martin Reiris matemático
Martín Reiris
Estefanía Leal

Por María de los Ángeles Orfila

"Tengo la sensación de que yo preguntaba más que cualquier niño”, dijo entre risas Martín Reiris sobre la cualidad indispensable en un científico. De chico inventaba máquinas y por eso se inscribió en Ingeniería Electrónica. Los tres años de esa carrera le pesaron: no era su vocación. De chico, también, quería saber cómo funcionaban las leyes que rigen la naturaleza de nuestro mundo. Así que optó por la matemática y la física. Ahí cambió la cosa. Reiris quedó atrapado por la geometría y la relatividad general, por los agujeros negros y por las ideas de Albert Einstein y esa fascinación lo llevó a distintos centros de investigación de prestigio internacional. “Nunca pensé que iba a ser matemático. No se me había ocurrido. Pero descubrí que era una herramienta con la que podía interpretar muchas cosas”, apuntó.

De la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República viajó a la State University of New York at Stony Brook, luego investigó y enseñó en el Massachusetts Institute of Technology (MIT) y luego le ofrecieron trabajo en el laboratorio de física gravitacional de Max Planck Institute (Alemania). Esta parte de su historia abarca desde 1996 –“imagínate que ni siquiera había internet; era todo por carta”, bromeó– al 2015 con un propósito: “Mover la barrera del conocimiento”.

Contó: “Estaba claro que en ese momento me tenía que ir del país; no encontraba aquí una comunidad que me pudiera formar. La matemática y la ciencia en Uruguay en esa época era radicalmente diferente a como es ahora”. Y añadió: “No me arrepiento. Fue lo mejor que pude hacer. (Desde acá) uno no se imagina todo lo que hay y hay mucho”.

Cuando le tocó volver por temas familiares lo hizo y asumió el cargo de docente en el Centro de Matemática de la Facultad de Ciencias. Lo que encontró lo sorprendió: la comunidad de matemáticos uruguayos se había fortalecido.

“Los que terminan licenciándose en matemática son personas emprendedoras y con un buen nivel. Lo notan los extranjeros. Hay una disposición diferente, un querer superarse... Hay muy buenos matemáticos en Uruguay que son exponentes para la región”, afirmó a El País.

En este sentido, Reiris sostuvo que el país tiene un desafío: aumentar el número de ingresos y egresos. Por lo general, 60 estudiantes ingresan a la licenciatura cada año pero solo la terminan unos siete u ocho.

Martin Reiris matemático
Martín Reiris
Estefanía Leal

Las preguntas.

Reiris se ha dedicado, en gran medida, a desentrañar la Teoría de la Relatividad. “Las preguntas que quedan son cada vez más técnicas y más difíciles”, señaló.

Uno de sus objetos de estudio es lo que se conoce como conjetura de imposibilidad cósmica (cosmic censorship conjecture) cuya respuesta puede ser vista como el “santo grial” de la Relatividad General Matemática. “La teoría de Einstein es esencialmente causal, es decir, la evolución de un sistema gravitatorio como una galaxia queda determinada por la posición y velocidad iniciales de sus cuerpos y también de la geometría misma del espacio-tiempo (que es dinámica). Sin embargo, se conocen ejemplos de la teoría, de corte académico pero ejemplos al fin, para los cuales la evolución se bifurca en un momento futuro en dos o más posibilidades, es decir, se rompe la causalidad. La conjetura dice que la probabilidad de que ello suceda es cero”.

Pero esta conjetura requiere que entendamos, entre otros fenómenos, las interacciones de los agujeros negros, por ejemplo su estabilidad, un tema que tiene a los matemáticos en actividad desde hace 20 años. “Por lo años 50 y 60 algunas escuelas creían que si se rompía la configuración de un agujero negro este desaparecería como quien toca una burbuja de jabón. Ahora sabemos que no desaparecen, pero resta aún saber si luego de perturbarlos vuelven a su configuración original. Todo apunta a que son estables”, enseñó.

Más de un siglo después de la formulación de la hipótesis de Einstein, se fotografió un agujero negro por primera vez en 2019; tres años después se obtuvieron las primeras imágenes de un agujero negro supermasivo localizado en el centro de la Vía Láctea (a propósito, Reiris dijo: “No nos tenemos que preocuparnos en lo absoluto; solo tienen mala prensa”) y el uruguayo cree que en pocos años se tendrá más conocimiento.

Agujero negro. Foto: AFP
Agujero negro. Foto: AFP

Más preguntas.

¿Y la Teoría de la Relatividad General se aprovechó para alguna aplicación práctica? “Te sirvió para llegar hasta acá”, dijo Reiris a El País. El GPS perdería la calibración si no se tuviera en cuenta la relatividad del tiempo. “A miles de kilómetros de la Tierra el tiempo corre diferente a como corre en la Tierra; en la órbita de los satélites lo hace más rápido y aquí, más despacio”, explicó. La diferencia entre el reloj del satélite y de un reloj en la Tierra es de 38 microsegundos al día. No parece mucho el desfasaje pero, al cabo de un día, acumularía un error de varios kilómetros y dejaría de ser útiles.

En la teoría de Einstein (que considera aceleraciones), la dilatación temporal sucede a causa de la influencia de campos gravitacionales intensos, la que es una predicción comprobada. Por ejemplo, las personas que viajan regularmente en avión experimentan una fuerza de gravedad menos intensa durante esos viajes y, por tanto, sus relojes internos son diferentes a los de las personas que pasan toda su vida sobre la superficie de la Tierra. El efecto es indetectable a escala humana pero es medible con relojes atómicos: esas personas son ligeramente más jóvenes que sus familiares en el planeta Tierra.

Reiris agregó: “Cuanto más cerca se esté de un objeto masivo más lento corre el tiempo. Por ejemplo, un agujero negro es tan masivo que, si pudieras posarte en la superficie, el tiempo no transcurriría””.

Por otra parte, las ideas descritas por Einstein han servido para predecir fenómenos cósmicos que se han ido confirmando con el paso –justamente– del tiempo y que han contribuido a entender mejor cómo es el universo.

“Einstein fue una figura absolutamente única que no tiene comparación con ningún otro científico en esta disciplina. Fue un pensador absolutamente original y de una intuición inimaginable. La proeza de la teoría general es una epopeya personal que no tiene comparación en la Historia”, señaló el matemático que confesó que, si pudiera viajar en el tiempo para conocerlo, le preguntaría sobre mecánica cuántica. Einstein argumentaba que los que nos parece impredecible es porque no controlamos todas las variables porque, como había dicho, Dios, es decir, el universo, “no juega a los dados”.

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