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Cuarentena: la importancia de marcar una rutina a los niños y volver a los juegos de antes

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Días para pasar en casa. Foto: Archivo

CORONAVIRUS

Consejos para que el tiempo de ocio no se vuelva un problema y para controlar el contagio del miedo y la paranoia ante la expansión del coronavirus.

Programas de televisión, películas, videos en el celular, aplicaciones móviles para que no pierdan el hilo de los estudios, juegos de mesa, cocinar en familia, un campamento improvisado en el living y lo que sea para aminorar las típicas peleas entre hermanos… El ingenio de los padres está puesto a prueba estas dos semanas, ya que en Uruguay, entre otras medidas para contener la expansión del coronavirus, está la de la suspensión de clases por al menos 14 días.

Es tiempo de cuidarse del virus y también de las consecuencias que puede generar tener tiempo libre y no saber qué hacer con él.

La neuropsicoeducadora uruguaya Gabriela Pérez explicó a El País que uno de los temas centrales en medio de toda la paranoia y el miedo que hay en este momento en muchos hogares tiene su raíz en cómo se maneja el tiempo de ocio, por lo que aconseja que las familias sigan determinadas rutinas, sobre todo con los niños: que desayunen a cierto horario, luego que estudien un poco, tengan un rato de distensión, coman, se dediquen a la limpieza, dormir una siesta y luego hacer alguna manualidad o actividad física, merendar, jugar, ayudar con la cocina, bañarse y cenar.

Días para pasar en casa. Foto: Archivo
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“La idea es tener un modelo, un cronograma rutinario que puede ayudar a los padres a mantener cierto orden en el día”, sostuvo. La profesional agregó que es importante que los niños entiendan que no se trata de “vacaciones para no hacer nada”.

Pérez es directora del Centro Educativo Rowan, un instituto de inglés que digitalizó todos los materiales que usan en las clases para seguir dictándolas de manera remota.

El miedo y la paranoia son contagiosos.

La idea es mantener una rutina en la que los más pequeños puedan mantenerse activos. Pérez señaló que desde el punto de vista neurocientífico, “el miedo y la paranoia se contagian”.

Y añadió: “Si tú estás en ocio, estresado, leyendo la sobreinformación y sobreexposición que hay del tema, mirando todo el día cuántos enfermos hay... todo eso afecta las neuronas y los otros alrededor tuyo empiezan a sentir lo mismo. Y, en el caso de los niños, ellos escuchan la información y procesan lo que pueden. Entonces, si están en un entorno de preocupación, lo más probable es que se van a quedar con el miedo, con la imagen de la abuela poniéndose la mascarilla”.

La docente sostuvo que, de la misma manera que esas neuronas reflejan lo negativo, reflejan también lo positivo: “Siempre hago hincapié en el tema de la empatía, para bajar un poco la pelota al piso, porque hay que entender que esta es una situación que es pasajera”, dijo.

“Esto recién empieza, entonces, tenemos que esperar lo mejor pero prepararnos para lo peor también, siempre teniendo cuidado en el manejo de la información. A su juicio, no hay que incurrir en, por ejemplo, compras excesivas de ciertos productos como sucedió durante el fin de semana luego de conocerse los primeros casos confirmados. La profesional destacó la importancia de mantenerse calmados y de transmitir esa sensación a los niños de la casa.

"Hay que pensar un poco en cómo funcionamos, porque somos seres sociales. Hay que ver qué podemos hacer para bajar este miedo que, si bien tiene fundamentos, no es necesario prepararnos para un apocalipsis; y darnos cuenta que todo lo que nosotros decimos y sentimos, el otro lo percibe y va a responder acorde a eso. Si yo estoy angustiado y estresado, lo que va a lograr en el otro es lo mismo; se va sentir reflejado”, añadió.

Es central hacer énfasis en la prevención, estar tranquilo, lavarse las manos y armar una rutina. “La rutina es algo que nos hace sentir tranquilos”, concluyó.

Elegir los materiales y delimitar un espacio.

Ignacio López, licenciado en Recreación Educativa, dijo a El País que a la hora de buscar actividades para hacer en casa lo más importante es ver con qué materiales se cuenta y habilitar un espacio destinado para el juego.
López, que es docente en la Universidad Católica y trabaja para Ibirapitá, una organización que desarrolla actividades enfocadas a la recreación educativa, sostuvo que hay que seleccionar materiales “que los chiquilines logren transformar en función de su edad”.

Se pueden usar sábanas para crear una carpa y cartones para hacer un castillo. Lo primero es buscar esos materiales disponibles y luego la imaginación de los pequeños hará el resto. “En estas situaciones comienzan a aflorar los juegos clásicos, esos que nosotros hacíamos cuando éramos chicos”, agregó López.

Días para pasar en casa. Foto: Archivo
Foto: Archivo

En relación a la participación de los adultos en estos juegos, señaló que “el gran tema es la relación padre-hijo porque los chicos están muy acostumbrados a que haya un grande que enseña o habilita un juego”.

Padres en casa, pero trabajando.

López sostuvo que aunque es positivo que los padres participen en algún momento de las actividades junto con los niños, “facilitar el juego no necesariamente implica que todo el tiempo se esté jugando, más allá de que el adulto potencie el juego con su presencia”.

No hay que olvidar que en estas situaciones el adulto tiene muchas veces la responsabilidad de seguir trabajando desde su casa, al tiempo que debe atender a los hijos. Por eso, López insistió en que “el rol del adulto tiene que ver con un rol activo; inicialmente es el que orienta el juego y las posibilidades de desarrollo del mismo”.

El educador puso algunos ejemplos de juegos que se pueden enseñar en estos días de cuarentena: “Hay muchos que generalmente no se juegan por falta de tiempo. Cuando los chiquilines van a la escuela y llegan a la casa, se ponen a hacer otras cosas y esta es una buena oportunidad para aprender juegos de cartas, dominó o la generala”, dijo. La importancia de delimitar un espacio de juego evitará las típicas frases de los padres puertas adentro: “No rompas nada; no ensucies; ahí no usen la pelota”.

Actividad física y conexión con los juegos de antes.

Algo importante a tener en cuenta a la hora de planificar actividades para los niños en este tipo de casos, como la cuarentena que se decretó en Uruguay para los estudiantes durante 14 días, es que hay que pensar en actividad física. Aunque suene complicado la movilidad en un espacio reducido, hay diferentes formas de hacerlo.

López señaló que hay que adaptar algún juego físico para estas situaciones, ya que hay muchos niños que regularmente practican algún deporte y no deben dejar de moverse. Hay que buscar la forma de que sigan desarrollando sus habilidades o destrezas dentro de casa.

El educador sostuvo que se pueden hacer desafíos de puntería, juegos de embocar y otras actividades que son adaptables a cualquier material que se tenga en casa. “No vas a hacer una cancha de fútbol en un apartamento pero podés tomar cualquier elemento que se arrime a una pelota y jugar en ese espacio que tengas. Es una manera de vivir el juego adentro, la capacidad de entender qué materiales tenés en tu casa y transformar un espacio habilitado para jugar”.

El experto en Recreación Educativa agregó que en estos días de cuarentena “hay una vuelta a los juegos que todos conocemos” y destacó la importancia que hay en la transmisión cultural de las experiencias de juego de una generación a otra. “Hay una conexión inmediata con los juegos con los que nosotros jugábamos cuando éramos niños”, sostuvo López.

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