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En la pachanga de Rada no queda nadie sin bailar

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Ruben Rada. Foto :Archivo El País
Archivo El País

Allegro, el nuevo disco de un artista siempre popular y de gran repercusión.

Aunque Ruben Rada haya avisado hace muchos años que se terminaban sus discos "pachangueros" para concentrar su carrera en discos "serios", que son los que más le gustan, esa fue una promesa incumplida. Allegro es uno de los discos de Rada que entra en la góndola de canciones como "Muriendo de plena" o "Cha Cha Muchacha", sí, pero también en el de "Las manzanas", "Dame un besho", "Tengo un candombe para Gardel", entre muchas.

Es bastante fácil distinguir a todos los artistas que conviven en Ruben Rada y muchos de ellos están presentes en Allegro.

Por un lado, está el Rada más juguetón el que es capaz de incluir un reggaeton ("La raya") o una plena que se vuelve tonada beat (su revisita de "No me quedas más tiempo" con El Gucci) y que conforma su faceta más populachera, dicho con todo respeto. Pero también hay candombes hechos y derechos ("Mi amigo el tano", una gran canción con Rada imitando a un vecino italiano fascinado con la comparsa y evocando viejos nombres de Cuareim y Ansina), soul de falsetto ("Si me vas a querer"), jazz abossanovado ("Eterna bacanal"), algo así como un vallenato ("Niki Niki") o un heterodoxo candombe dance en "Im Really Happy".

Las letras tienden a lo directo, que es una parte importante de este Rada. La aclaración no es necesaria y es de esperar que no sea una disculpa cuando dice, en "La raya": "qué básico" después de cantar "el cangrejo es como hermano porque yo soy canceriano, tampoco me gusta el pulpo porque tiene muchas manos". Es un poco básico, sí.

La riqueza, en todo caso, está en el soporte musical de todo este asunto que, en otras manos hubiera pasado como algo bastante trivial. Nuevamente coproducido por Gustavo Montemurro (un socio eficaz), Allegro está impecablemente arreglado y ejecutado. Además de El Gucci, la lista de invitados se limita a Julieta y Lucila Rada, sus hijas.

En la tapa se lo ve a Rada en plan director de orquesta, un papel en el que está más que cómodo y que refiere a aquellos grupos de la década de 1950 con los que creció y que están muy presentes siempre en su obra: Rada, además de uno de los grandes músicos uruguayos, siempre ha sido un entretenedor, un entertainer. Es desde allí como debe ser visto toda esta porción de su trayectoria de 60 años. Es un artista popular que, cierto, ha sido capaz de hacer obras maestras (Radeces y Montevideo y conseguir un respetable sonido comercial.

A veces se tiende a pensar en que la transformación de Rada en artista pachanguero es reciente pero está en el ADN de su música. Y Allegro es una prueba de que sabe hacerlo mejor que nadie. No hay que esperar sus discos "serios", su pop es, por sí mismo, cosa seria.

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Ruben Rada. Foto :Archivo El País

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