El periodista deportivo Damián Herrera se pronuncia por primera vez de su desvinculación de Telemundo, ocurrida a finales del año pasado. “No estaba cómodo desde hacía muchos años” y “llegó un momento en que la situación era insostenible”, asegura el comunicador y hace referencia a falta de oportunidades que vivenció en su recorrido de casi 20 años por el canal. Desde febrero pasado está instalado en las playas de Pipa, en Brasil, donde disfruta del estilo de vida playero y practica con regularidad futvoley y Althina mientras planifica volver a lo suyo a través de plataformas, redes sociales u otros proyectos.

-En diciembre del año pasado, se conoció la noticia de tu despido de Telemundo, luego de casi 20 años en el informativo. ¿Te sorprendió esa salida?

-No fue una sorpresa porque yo no estaba cómodo desde hacía muchos años. No tenía oportunidades de crecimiento; no porque no existieran, sino porque claramente se las daban a otros. Mi trabajo, que últimamente estaba acotado a la edición matinal del informativo, lo hacía muy bien, según me decían en el mismo noticiero, pero si se abrían nuevas ventanas laborales yo no estaba. Fue evidente que hubo un recambio en el canal en cuanto a la gente que hacía deportes y en muchos casos se priorizó a los compañeros nuevos que entraron. Están en su derecho.

-¿Oportunidades de qué tipo sentiste que quedabas afuera?

-Te pongo un ejemplo. Para el mundial de Rusia 2018 enviaron a un equipo bastante grande e incluyeron a un humorista. No tengo nada en contra de él, pero luego yo lo vi en las transmisiones del canal opinando si el lateral derecho desbordó bien o marcó mejor. Él estaba en Rusia y yo estaba en el living de mi casa. Al último mundial fueron muchos compañeros y tampoco me tocó. En cuanto al talento y la capacidad siempre consideré que podía hacer las cosas que el canal me encomendara de manera, por lo menos, correcta. También ellos lo ponderaban, pero a la hora de darme espacios, mi nombre nunca aparecía. A mí me tocaba hacer informes sobre los refuerzos de Rentistas o Cerrito, con todo respeto por ellos. Pero mi techo estaba ahí. Económicamente no tengo nada para reclamar; siempre el canal cumplió conmigo pero desde el punto de vista de la motivación, no había nada más que cumplir un horario. Eso fue minando mi confianza y hasta mi autoestima. Los últimos tiempos fueron muy difíciles, de mucha desmotivación.

-¿El desenlace cómo fue?

-Llegó un momento en que era insostenible. Yo pedía explicaciones y no me las sabían dar. Me decían que estaba todo bien. Pero en los hechos era claro que ya no me querían o no les servía. En paralelo yo también desarrollé mi carrera en Fox Sports, donde era uno de los panelistas o conductores del programa y era el comentarista de los partidos de Copa Libertadores y Copa Sudamericana. Todo eso no se correspondía con un crecimiento en el canal. Era raro. Eso sumado a que no me sentí respaldado por el canal cuando ocurrieron cosas extra canal y extra laboral.

-¿Te quedan amigos en casi 20 años en el canal?

-Sí. Mi referente siempre fue y sigue siendo José Carlos Álvarez de Ron. Todo lo que sé lo aprendí de él. También me refiero a la manera en la que para mí debe conducirse un periodista en una empresa, que recibe un sueldo y responde a cambio él. También en el último tiempo empezaron a darse relaciones laborales que incluían otros paquetes, con otros medios, con temas comerciales. Y eso también quita oportunidades a los que somos laburantes.

-Dos meses después de la salida te fuiste a Brasil…

-Así es. En febrero vine a Pipa (Rio Grande do Norte), un lugar donde ya había estado y formé amistades. Estaba un poco saturado de todo y me vine. El proceso de salida fue muy complicado y uno se cuestiona si el camino recorrido estuvo bien, si realmente es bueno en lo que hace. Necesitaba aire y me vine. En principio, pensaba quedarme un mes pero ya voy cinco meses y no tengo un pasaje de vuelta. Aquí conozco a muchos uruguayos, argentinos, brasileños. La vida de playa y de la pelota en la playa me encanta y mientras pueda, seguiré disfrutándola. Practico regularmente futvoley y sobre todo, Altinha, un deporte netamente brasileño que consiste en que la pelota no caiga al piso o a la arena.

-¿Tenés posibilidades de seguir con tu carrera como periodista en Brasil?

-Más bien desde Brasil, sí, estoy viendo propuestas. Alguna idea vinculada a las plataformas, radio o algún medio escrito. Yo quiero seguir trabajando en el análisis de fútbol y en el periodismo que es lo mío. Hay algunos proyectos con redes sociales también. Veremos.

-¿Descartás volver a Uruguay?

-No, para nada. No es una cosa inmediata. Pero si surge alguna oportunidad laboral, estoy abierto a volver.

-Del deporte de playa, en el que te destacás, ¿no se puede vivir?

-No, estoy dando una mano en una escuela de Altinha, Alta na Pipa a cargo del uruguayo Maximiliano Güerchia en la difusión o la organización de competencias. Pero este lugar, para que te hagas una idea, es como Punta del Diablo. No tiene una gran dimensión de mercado. El estilo de vida me encanta; el calor, la playa y la pelota todo el día.