DE VOLEA

DANIEL ROSA

Algo está cambiando para bien en el deporte uruguayo y no lo digo desde lo estrictamente deportivo, sino desde la convivencia, ya sea dentro o fuera de los campos de juego. Lo último son dos hechos bien fresquitos: el saludo de Peñarol y sus dirigentes –encabezados por el presidente Jorge Barrera— a Nacional por el cumpleaños número 119 y la reunión al estilo tercer tiempo del rugby organizada el domingo por Tacuarembó FC para que su plantel y el de Cerro Largo, luego del clásico de Segunda División, compartieran unas pizzas.

Estos son los actos dignos de destacar, porque no se quedan en las palabras. No hubo dirigentes que pensaron “habría que hacer algo” y luego se cruzaron de brazos. Hicieron, que es lo fundamental. Como lo hicieron los hinchas de Nacional en su momento cuando fueron al Palacio Peñarol a alentar a su equipo de básquetbol y dejaron con las palabras en la boca a los agoreros que esperaban agazapados por incidentes para condenar. O lo que los propios parciales aurinegros hicieron en el CDS al rechazar con silbidos a quienes encendieron una bengala en la tribuna.

Así, con hechos, se consiguen los cambios de verdad, esos que todos reclamamos. Por algún lado debe empezarse a alimentar de valores a una sociedad que crece desnutrida de ellos.

Celebremos por los que hacen y condenemos a los que deshacen, que todavía son muchos escondidos detrás del anonimato o la falsa valentía para insultar que les provee las redes sociales. Esos que solo se dedican a destruir tendrán vida corta si los bienintencionados cada vez somos más.