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Primero, 2017

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Pasa tan rápido que muchos ven 2019, el año electoral, ahí nomás. Pero falta mucho. No llegamos a la mitad del período, pero el desgaste del gobierno es tal que el enojo y la frustración parecen acelerar los tiempos. Estamos en pleno período político, bien lejos de las elecciones.

Pasa tan rápido que muchos ven 2019, el año electoral, ahí nomás. Pero falta mucho. No llegamos a la mitad del período, pero el desgaste del gobierno es tal que el enojo y la frustración parecen acelerar los tiempos. Estamos en pleno período político, bien lejos de las elecciones.

El Partido Nacional, con el mayor respeto para todos los partidos, objetivamente se ha consolidado como la alternativa política y programática al Frente Amplio. Reitero, no es la única opción, pero es aquella que la opinión pública ve con mayores posibilidades de sacar al FA del poder. Que vamos bien, es cierto. Pero el exitismo es un veneno político y una frivolidad imperdonable. Tenemos por lo tanto muchas responsabilidades. La primera es ser cada día más inclusivos y abiertos, más Partido Nacional y menos hogar de blancos exclusivamente. Parece contradictorio, pero no lo es. En nuestra historia esa es la génesis política, abrimos las puertas para que muchos que no eran Blancos, se integraran al Partido. Sin dejar la divisa queremos representar a quienes la quieren tanto como nosotros y también a otros que no la sienten pero tienen la voluntad de votar al Partido Nacional.

Con los Blancos solo no alcanza. No es con fanatismos ni discursos muy aplaudidos en nuestras sedes partidarias que se construye una alternativa plural e integradora. Para liderar esa corriente hay que respetar, sin sectarismos. Hay que llegar a muchos otros que ven agotado al Frente Amplio y esperan que los representemos en términos nacionales y no solo partidarios.

Este año los Blancos festejamos 180 años de vida. Lo bueno fue haberlo hecho desde lo moderno y lo diverso, en una sociedad cada día más compleja. No renunciando a la historia que construimos desde el nacimiento mismo de la Nación oriental, pero ubicados en el hoy y el ahora del siglo XXI. Atando una espectacular gala de homenaje en el Teatro Solís, con actos en todo el país como en Santa Clara o Masoller, y además incluyendo la adaptación tecnológica de tener una radio digital como “Blancos.Uy” dirigida, conducida y pensada por nuestros compañeros más jóvenes.

La alternativa a un gobierno mediocre, que tuvo todo y deja poquísimo, es un gobierno excelente. No solo mejor, que sería poca cosa, sino de excelencia. El cambio luego de 15 años de desperdicio de oportunidades es un gobierno que las dé a mano abierta, que devuelva la libertad para desarrollarse y crecer, que deje emprender, y que garantice que esas posibilidades son para todos solidariamente, usando todos los recursos de la sociedad y de las instituciones para que nadie quede rezagado. Ser socialmente justo y solidario es la mejor forma de entender la libertad y los derechos. El Partido Nacional quiere eso.

No se es libre viviendo sin agua y sin saneamiento en una casita precaria de chapas o costaneros en un asentamiento, no es justo ni digno. No se es libre en un pueblo alejado donde no hay ambulancia o solo hay médico por un rato en la semana. No se es libre si el miedo paraliza frente a la inseguridad. No se es libre si la escuela es pobre y para pobres. Eso es injusticia social, inequidad y discriminación. Es la herencia de los mayores conservadores criollos, autoproclamados, irónicamente, progresistas. La gran tarea es empujar a Uruguay para arriba, sin resentimientos mediocres. Nos motiva la esperanza. Por eso está bueno que mañana mismo empiece 2017.

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Javier García

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