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Sobre triunfos y derrotas

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Finalmente tenemos el resultado del referéndum sobre 135 artículos de la LUC, con un claro respaldo a la iniciativa legislativa aprobada por la Coalición Republicana.

Con esta nueva votación la Coalición Republicana consigue tres triunfos electorales consecutivos en las elecciones nacionales de octubre de 2019, dónde obtuvo la mayoría en el Parlamento, la segunda vuelta de noviembre del mismo año, en que Luis Lacalle Pou se consagró Presidente de la República y ahora en marzo de 2022 la mayoría de los uruguayos decidió mantener la principal ley impulsada por el gobierno.

Es natural que el frente cívico sindical opositor trate de vender su derrota como un triunfo, es lo que hace cualquier fuerza política ante cualquier circunstancia, lo curioso es que algunos pretendidos analistas lo hagan. Gerardo Caetano, Oscar Botinelli o Daniel Chasquetti, entre otros, han dado muestras de que su antipatía al gobierno puede más que su reputación como analistas de la realidad del país.

Pongámoslo en estos términos, si en las elecciones de 2024 la Coalición Republicana vuelve a tener “derrotas” como las que obtuvo en las tres últimas instancias electorales sin dudas va a estar satisfecha; culminará nuevamente con el Poder Ejecutivo, mayoría parlamentaria y ratificación de las leyes que apruebe. ¿Una derrota bastante extraña no?

Por su parte, que el Frente Amplio luego de tres triunfos consecutivos a partir de 2005 ahora se contente con arrimarse a la votación de la Coalición muestra más mentalidad de cuadro chico que del principal partido de nuestro sistema, lo que parecen olvidar que lo sigue siendo, aunque sea en la soledad más absoluta. Como cuadro grande venido a menos, queda satisfecho con perder por poco, lo que al otro cuadro grande, en realidad, tampoco le parece tan malo.

Lo cierto es que la LUC se mantendrá en nuestro ordenamiento jurídico, lo que ratifica el respaldo de la ciudadanía al gobierno. Al final del día, lo cierto es que muy poca gente votó leyendo los 135 artículos y la mayoría lo hizo en favor o en contra del gobierno y el gobierno ganó. De hecho, cuando se terminen de contar los votos observados en unas semanas la diferencia será más amplia, como ocurrió en la segunda vuelta de 2019.

Los resultados dejan mucho material para analizar en profundidad, como la buena votación de la Coalición en varios barrios montevideanos como el Centro, Cordón o Buceo dónde ganó y algunas luces amarillas en departamentos del interior.

La izquierda, hay que reconocerlo, con sus adláteres “analistas” es hábil en sembrar relatos. Allí está la épica de las 800.000 firmas cuando en realidad fueron 700 mil y poco más con el descarte o la derrota que en realidad es un triunfo porque lucharon con desventaja contra el presidente.

¿Qué culpa tiene el presidente de ser popular? ¿Qué pretendían que hiciera, que se quedara de brazos cruzados frente al intento de derogar la principal ley de su administración?

Hizo bien el presidente en defender a su gobierno, sin intervenir en política partidaria, como sí lo hizo en el pasado su antecesor inmediato, que visitó comités de bases y participó en actos públicos del Frente Amplio sin que se despertara ninguna indignación por la Facultad de Ciencias Sociales.

Los resultados dejan mucho material para analizar en profundidad, como la buena votación de la Coalición en varios barrios montevideanos como el Centro, Cordón o Buceo dónde ganó y algunas luces amarillas en departamentos del interior como Tacuarembó, Treinta y Tres o Paysandú dónde el Frente Amplio mostró un avance.

Quizá uno de los apuntes interesantes de esta elección es que el mapa del país lució menos partido de lo esperable, con la Coalición recuperando votos respecto al ballotage en Montevideo y perdiéndolos en el interior.

Otra de las curiosidades que deja la elección es el llamado al diálogo que se hace desde la oposición, cuando el gobierno siempre ha dialogado con todos los partidos y organizaciones sociales. Más aún, a diferencia de la aplanadora legislativa que aplicó el Frente Amplio entre 2005 y 2020, el Parlamento ha trabajado mucho mejor y el Presidente de la República ha recibido numerosas veces a los líderes frentistas y del Pit-Cnt, lo que Vázquez nunca hizo.

También parece difícil construir un clima de diálogo con las permanentes mentiras y ataques que se dieron durante la campaña, que incluyó montar una intervención policial con fines políticos en un partido de fútbol, algo que solo cabe en la delirante cabeza de quienes ven el mundo sin sus matices.

El gobierno sale ratificado por la ciudadanía, ahora es tiempo de seguir respondiendo a los reclamos ciudadanos en temas concretos y nadie lo tiene más claro que el propio Presidente de la República.

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