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¿Preparados o no?

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El debate que se viene desarrollando por estos días es particularmente pertinente, y varios actores, desde políticos a politólogos o periodistas lo han resumido en una frase que se reitera: el Frente Amplio está pronto para perder pero la oposición no está pronta para ganar.

El senador Jorge Larrañaga fue el que disparó el debate al interior del Partido Nacional, seguramente en forma involuntaria, al hacer una reflexión en un programa periodístico. El fin de semana en Cerro Largo, tierra de caudillos levantiscos, le contestaron (de nuevo, con intención o sin ella) el senador Lacalle Pou, dirigentes de su sector Todos e incluso dirigentes del propio sector de Larrañaga

El diputado Penadés, salomónicamente, dijo que tanto Larrañaga como Lacalle Pou tenían razón, en tanto que el Partido Nacional está pronto para ganar pero que resta trabajo por hacer entre los partidos de la oposición. Este seguramente sea el punto clave, no las aptitudes de un partido en particular, en este caso el Partido Nacional, sino la capacidad de la oposición de concertar para demostrar que puede llevar adelante una administración con ideas comunes y el compromiso de trabajar conjuntamente en la tarea gubernamental.

La última encuesta de Opción Consultores conocida esta semana, volvió aún más relevante este asunto al plantear que por primera vez en muchísimo tiempo, el Partido Nacional supera en intención de voto al Frente Amplio. La encuesta de Opción no es la única que muestra el derrumbe en la intención de voto del Frente Amplio, que en otras encuestas también registra mínimos históricos en los últimos tres lustros. Vale decir, la posibilidad de que exista rotación en el Poder Ejecutivo luce cierta y probable, aunque falte mucho para la próxima elección.

El Partido Nacional, en tanto partido, sus dirigentes, cuadros técnicos y demás tiene trabajo por hacer, y ciertamente, ha demostrado que está preparado para gobernar. Como muestra basta la última campaña electoral, donde siendo el partido de oposición fue mucho más realista y prudente en sus promesas que el oficialismo que demostró una demagogia rampante que se estrelló contra la dura realidad, que incluso hoy se niegan a reconocer.

Pero la pregunta de si la oposición está preparada para gobernar sí es pertinente. Está claro que en caso de ganar el gobierno los partidos de la oposición, tanto el Nacional, Colorado, Independiente y el proyecto de Novick si se concreta, deben dar señales claras de que no son otra "colcha de retazos" que tenga menos gobernabilidad incluso que el actual oficialismo.

Dicho en otros términos, no es creíble que partidos que se muestran cuatro años discutiendo y peleando entre sí, en el mes previo al balotaje firmen un compromiso como si nada hubiera pasado antes y a las apuradas. No es creíble y no es la forma de ganarle a una coalición que pese a muchos pronósticos, hasta el día de hoy se mantiene unida y al final del día, votan juntos en las elecciones y en el Parlamento.

Es necesario que los líderes de los partidos de la oposición superen antagonismos personales y estrategias de corto vuelo para apuntar al interés nacional bien entendido. Este es el tiempo para trabajar en el armado de bases programáticas comunes, de entendimientos sobre políticas de estado y de asumir compromisos ante el país entero. Si esto no ocurre, será verdad que la oposición no está preparada para ganar.

Los partidos son entidades insustituibles y no es imprescindible que abdiquen de sus banderas, todo lo contrario, se necesita un entendimiento patriótico entre fuerzas que sumen, no que se entreveren. Los partidos y cada uno de los lemas, cuanto más fuertes estén en sus identidades y matices mucho mejor; el punto neurálgico es encontrar los entendimientos básicos que les permitan presentarse ante la ciudadanía como una opción real, seria y coherente.

El Uruguay cada vez en forma más nítida urge por un cambio, los líderes de los partidos opositores son los que tienen la palabra y el peso histórico de estar a la altura de las circunstancias. Hasta el momento no han dado señales de comprender lo fundamental que resultan esos acuerdos, ni han sido capaces, por ejemplo, de sentarse a dialogar en una misma mesa sobre ningún tema. De hecho, solo se sentaron juntos ante la convocatoria de Tabaré Vázquez. Solo el tiempo dirá si calibran bien los tiempos que vienen y dan los pasos necesarios para alcanzar el triunfo en 2019. La diferencia ahora es que la pelota está en la cancha de los partidos de la oposición.

EDITORIAL

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