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Teoría conspirativa

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@|Observaciones previas:
Pensando en hechos negativos, sucedidos en el siglo pasado, donde parte de la humanidad tuvo comportamientos terribles con sus congéneres, como el nazismo, el comunismo, el franquismo, el fascismo, no puede creerse que las personas que actuaron de esa manera, lo hicieron por maldad; no, la mayoría de ellos creían, estaban convencidos que actuaban por un bien superior, o sea tenían creencias dogmáticas que los justificaban, no sentían culpa. ¿Pero cómo es esto posible?

Disonancia cognitiva; ¿qué es la disonancia cognitiva?

El psicólogo social León Festinger sugirió que los individuos tienen una fuerte necesidad de que sus creencias, actitudes y su conducta sean coherentes entre sí, evitando contradicciones entre estos elementos.

Cuando existe inconsistencia entre éstas, el conflicto conduce a la falta de armonía de las ideas mantenidas por la persona, algo que en muchas ocasiones genera malestar.

Esta teoría ha sido ampliamente estudiada en el campo de la psicología y puede definirse como la incomodidad, tensión o ansiedad que experimentan los individuos cuando sus creencias o actitudes entran en conflicto con lo que hacen. Este displacer puede llevar a un intento de cambio de la conducta o a defender sus creencias o actitudes (incluso llegando al autoengaño) para reducir el malestar que producen.

Festinger fue el autor de “Theory of Cognitive Dissonance" (1957), una obra que revolucionó el campo de la psicología social, y que se ha utilizado en distintas en áreas, como la motivación, la dinámica de grupos, el estudio del cambio de actitudes y la toma de decisiones.

Esto es apenas la punta del iceberg. Creo que por esta enfermedad, los humanos que formaron ideologías son capaces de cometer acciones aberrantes sin darse cuenta.

Esta teoría daría explicación a las guerras religiosas en Europa que costaron más de 30 millones de vidas, a las masacres y genocidios del siglo pasado, incluso a el accionar de los fundamentalistas y terroristas suicidas musulmanes.

Aquí y ahora, es posible pero difícil de probar que en Uruguay existan algunas personas con esta enfermedad, que actúen sin darse cuenta en contra de sí mismas.

Paso a explicarlo. El cambio de gobierno seguramente afectó mucho a las personas con esta enfermedad, vemos en las redes expresiones de odio que difícilmente puedan racionalizarse.

Cada vez que las encuestadoras informan que el apoyo de la ciudadanía al gobierno es superior al 60%, escuchamos y leemos algunas críticas sumamente increíbles, totalmente por fuera de la razón.

Ahora el apoyo seguramente no es por el éxito económico; aumentó el desempleo, aumentó la pobreza, la pandemia nos pegó a todos, nos sentimos peor que en 2019, con temores varios e inseguridades. Sin embargo, la mayoría confía en el gobierno y su gestión de la crisis; podríamos decir que justamente por eso es el apoyo.

No es un disparate pensar que algunos opositores piensen lo mismo y por lo tanto deseen que el gobierno fracase en su combate a la pandemia, desarrollando estrategias para ello, aunque pueda costarles la vida, cosa que la disonancia cognitiva les impediría concienciar.

Vimos en estos últimos 60 días, convocatorias a aglomeraciones totalmente irracionales. En el peor momento de la pandemia, los sindicatos de la educación que antes pedían cierre de locales ahora exigen la presencialidad. Es como si desearan que cada vez estemos peor, creyendo que si se fracasa en el combate a la pandemia, caerá significativamente el apoyo al gobierno.

¿Será esta teoría real? No lo sé, no tengo cómo probarlo, pero teniendo en cuenta los antecedentes, es posible.

Recordar que la ingenuidad en política siempre sale muy cara.

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