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No hay excusas para no votar

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SERGIO ABREU
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En las coplas del payador perseguido Yupanqui recitaba “la arena es un puñadito pero hay montañas de arena”.

En términos democráticos es lo mismo que decir que un voto es un voto o como es común escuchar “de a uno come la gallina y se llena“.

Es así que el próximo 30 los uruguayos decidimos quiénes serán los candidatos presidenciales en cada partido. De modo que, todo aquel que no vote ese domingo no tendrá derecho al “pataleo“. La democracia es libertad de elección, pluralismo y tanto premio como sanción. Pero sobre todo es alternancia en el poder y responsabilidad ciudadana. Para cambiar o mantener la situación del país hay que votar. Por eso no hay excusa para no hacerlo.

En las elecciones primarias es donde se debe ser exigente en la selección de candidatos y sectores que mejor se identifiquen con lo que la ciudadanía quiere. En cada partido se vota por el candidato a la presidencia y por sus equipos. Se escoge por dirigentes con visión de Estado. Hombres y mujeres que de ser electos serán responsables de aplicar políticas públicas, de trabajar en equipo, de convivir con problemas, presiones y conflictos, de tomar decisiones cuyos resultados se verán en la siguiente generación. Y aunque esta elección no es obligatoria, debe verse como un examen de madurez cívica y un filtro para rescatar la coherencia de las ideas y la integridad de las conductas.

Que quede claro; el que no vote y se desentienda de este derecho a elegir no podrá decir después que los políticos son todos iguales. Alguien en otro país hace unos años despotricaba contra el gobierno y los parlamentarios sin ahorrar descalificativos. Otra persona le dijo: usted tiene razón son todos unos inútiles y aprovechadores pero alguien los eligió ¿no le parece que son la representación más auténtica del pueblo?

Los gobiernos del FA nos muestran números macroeconómicos impresentables. Ninguna de las reformas proclamadas se ha puesto en marcha. La del Estado, llamada la madre de todas las reformas y la de la Educación quedaron en los discursos. Los datos de la realidad son escalofriantes; es más, explican la mayoría de los problemas que tenemos en el diario vivir. ¿Es posible que quienes votaremos el 30 no tengamos una mejor información para poder optar por las mismas u otras ideas o personas?

El tiempo electoral es una musa inagotable. Alternan creativos, maquilladores y mentirosos. La verdad es la primera víctima y lo que debemos hacer es analizar gestiones, dirigentes y conductas. No se trata de transformarnos en especialistas en áreas de reconocida aridez, sino saber al menos que un déficit fiscal 4.8% es insostenible; que los impuestos y tarifas no pueden aumentarse y que el gasto público no tiene control ni medida. Reconocer que la honestidad no es una virtud, que es lo mínimo que puede exhibir quien maneja recursos públicos. Como ejemplo, el BID nos dice que cerca de 3% del PBI del Uruguay se escurre como agua entre los dedos en manos de un clientelismo político indecente. No es nuevo pero es inaceptable... Hace siglos el ministro Colbert de la monarquia francesa ya afirmaba que peores que la corrupción y los corruptos eran aquellos funcionarios “cuya incompetencia perjudicó más al Estado y al pueblo que los robos personales”.

Las cifras están ahí; el gobierno “amigo“ del matrimonio Kirchner nos bloqueó los puentes sobre el Río Uruguay durante cuatro años, nos ignoró y nos destrató, y después de todo eso el Sr. Aníbal Fernández viene a visitar a Mujica como si fuera una peregrinación a la famosa de Santiago de Compostela. Un atrevido que se entromete en nuestros temas internos y cumple con la rutina populista de tomar mate junto al depredador más dañino que ha tenido nuestro país. Eso debería analizarse, sea para coincidir o no.

Por otra parte, Petrobras y Zenda son empresas brasileñas que anuncian su retiro del país, está última un modelo de calidad y de gestión que puso los cueros uruguayos en los mercados más exigentes del mundo. ¿Se puede ser tan ingenuo como para ignorar que estas conductas son una reacción a la hostilidad del nuestro gobierno con el gobierno de Bolsonaro? ¿Puede el FA seguir insistiendo en la figura del golpe de estado cuando se refiere a un juicio político constitucional? Lo mejor sería que los ciudadanos cuando voten tengan opinión sobre estos temas, en la dirección que fuere, pero al menos bien informados. Y ni que hablar del tema de Venezuela porque es también nuestro problema. Algunos podrán decir que les gustaría tener un régimen como el de Maduro y otros que de ninguna manera. Pues bien, cuando voten por un candidato en un partido deberían tener una posición formada.

Lo expuesto no es tan difícil pero sin partidos fuertes no hay democracia viable. Y la fortaleza de la democracia surge del respeto a la ciudadanía y de la convivencia dentro de la tolerancia.

Los votos mandan, pero los votantes debemos pensar y elegir, no alcanza con una sonrisa, un slogan o una descalificación del que compite en buena ley. La democracia se ejerce, y los que no lo vean así nada podrán decir cuando una milicia popular o un piquete uniformado les quite la libertad sin otro fundamento que el capricho o la decisión de extinguir a los que piensan diferente.

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