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La manada

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Ricardo Reilly Salaverri
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Al presenciar la excelente exhibición teatral de la obra "Rinocerontes", de Ionesco (a cargo de la Comedia Nacional, en el Teatro Solís, dirigida por Álvaro Ahunchain) nos vino a la memoria instantáneamente el magisterio del fallecido catedrático de Derecho Constitucional, Dr. Aníbal Barbagelata.

Titular de la cátedra cuando a fines de la década del 60 del siglo pasado, asistíamos a una Facultad de Derecho caótica ocupada por agitadores comunistas profesionales y colegas de otros "istas" afines, asociados en una dolosa actividad dirigida a la "liberación nacional". Recordamos textos sobre teoría del Estado, derechos fundamentales, y otros. Muy particularmente uno de apuntes de clases cuya materia era el totalitarismo. El armado de la sociedad como un todo dentro del cual los individuos son engranajes de una máquina que controlan otros. Estudio imparcial relativo a la similitud entre el nunca definitivamente decaído nazismo, con el comunismo, y en la hora que corre —agregamos— con los populismos latinoamericanos, concebidos como prolongación de la difunta Unión Soviética, a fin de mantener vivo su patético legado.

En el principio está la ideología. De Gaulle decía que las ideologías son el disfraz que se usa para esconder las ambiciones humanas. Y filosóficamente la actitud autoritaria tiene dos ideas básicas. La primera consiste en que la verdad no es la realidad que se percibe a simple vista por la inteligencia, la experiencia, y la investigación imparcial, sino otra artificial que sirve a los intereses de los autoritarios. La segunda es la justificación de los crímenes más alevosos y execrables contra los que piensan distinto, a partir del principio que reza que el fin justifica los medios. Logrado el poder viene su institucionalización. El culto de la personalidad del líder, el desconocimiento de los derechos humanos naturales, su supresión en favor de ideales tan falaces como paradojalmente indiscutibles, la propaganda e idiotización de las masas, el partido único —trinchera de oligarquías insaciables que se apropian de la vida y los bienes de los súbditos—; la mentira de los "socialismos" iluminados —ya sea uno internacional u otro nacional— y, abreviando, el aplastamiento absoluto del menor espacio de libertad.

En "Rinocerontes", en alusión al nazismo, los seres humanos van renunciando a pensar por sí mismos, y se van integrando a una manada que adopta la forma de rinocerontes, animales sin discernimiento, plásticamente expuesta en la exhibición mencionada con tomas cinematográficas históricas removedoras, tomadas de noticiarios de época, que expresan el comportamiento idiotizado de la multitud al paso del líder supremo, imágenes que repentinamente se proyectan en una enorme pantalla que se levanta imperceptiblemente en el escenario del Solís.

Cuando entre nosotros la Sra. Topolansky vio el título de Sendic; el sindicato de profesores de secundaria se proclama "anarquista"; homicidios y rapiñas se acrecen y ello es culpa de la prédica de la oposición; el régimen de Maduro es un paradigma de democracia acosado por el imperialismo; los agobiados productores rurales dicen la producción está saqueada y lo hacen porque "son la derecha"; y se multiplican desaguisados y mentiras, si ante una mansedumbre extendida, se escucha el fuerte galopar de una manada de rinocerontes, nadie se asombre. Seguramente son rinocerontes. Estamos asediados.

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