Publicidad

Lenin de contrabando

Compartir esta noticia

El Frente Amplio es una coalición política integrada por una diversidad de partidos, corrientes y fracciones. Sus dirigentes siempre han insistido en la importancia de distinguir entre ambos planos.

El Frente Amplio es una coalición política integrada por una diversidad de partidos, corrientes y fracciones. Sus dirigentes siempre han insistido en la importancia de distinguir entre ambos planos.

Por ejemplo, si bien varios de los grupos que integran la coalición quieren un Uruguay socialista, el programa político del Frente Amplio no incluye esa definición. Las propuestas de gobierno de la coalición asumen la vigencia de la economía de mercado y de la democracia representativa.

Por eso extraña encontrar en los programas de gobierno presentados en dos elecciones consecutivas (las de 2009 y las de este año) una definición de Estado que está reñida con la tradición democrática. Según dice esa definición. “El Estado es el producto y la manifestación del carácter irreconciliable de la contradicción de clases. Debe ser controlador, generador y articulador. Un Estado al servicio de otro bloque de poder, de otro modo de producción. Para ello, es necesario el mantenimiento y fortalecimiento de las empresas públicas estratégicas con gestión en manos del Estado”.

Es sorprendente que una definición política ampliamente compartida en este país (el pronunciamiento a favor del mantenimiento y fortalecimiento de las empresas estatales) esté precedida de una definición doctrinal que no presenta al Estado como una herramienta al servicio de todos los ciudadanos, sino como un instrumento para el dominio de una clase sobre otra. Esta definición está reñida con el pensamiento democrático contemporáneo en cualquiera de sus vertientes. Pero más asombroso todavía es saber que la frase que abre el párrafo (“El Estado es el producto y la manifestación…”) es una cita textual de Lenin en una de sus obras más belicosas (“El Estado y la Revolución”), según la traducción de las Ediciones en Lenguas Extranjeras de Pekín.

Una coalición que no se define como marxista ni como leninista incluye en dos programas de gobierno consecutivos una cita textual de Lenin sin advertir de ello a los ciudadanos. Es Lenin pasado de contrabando. Y el punto del que habla la cita no es un asunto menor, sino un aspecto central de cualquier concepción política: el papel que corresponde al Estado.

Desde luego, no es esta la clase de cosas que terminan definiendo una elección. Pero la pregunta interesante es: ¿por qué los sectores moderados del FA, que no se definen como leninistas, aceptaron algo semejante?

Seguramente hay una anécdota chica que explique lo ocurrido. Es probable que la cita no solo haya sido pasada de contrabando a los votantes, sino también a los representantes de otros sectores del Frente Amplio que no suelen leer a Lenin. Pero no es eso lo relevante. Lo importante es que, mientras los sectores ortodoxos y radicales del FA tienen un cuerpo doctrinal al que aferrarse, los sectores moderados no tienen nada semejante. Lo de ellos es la lógica del “no tan así”. La lucha de clases existe, pero no lo explica todo. La propiedad estatal de los medios de producción es buena, pero no podemos prescindir del mercado. Cuba es un gobierno amigo, pero no es del todo una democracia… En esas condiciones es difícil plantarse con fuerza en el debate ideológico.

A la debilidad doctrinal que han tenido siempre, los sectores moderados del Frente Amplio agregan ahora su debilidad electoral y parlamentaria. Este es un dato que tendrá efectos en el futuro.

SEGUIR
Pablo Da Silveira

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad