En mi nota anterior afirmé que en las internas los votantes priorizan más la pertenencia partidaria de los candidatos que sus cualidades para el cargo. Una conducta que también se sigue en el voto a coaliciones. Sostuve asimismo que existen partidos, que si bien pueden alcanzar un tamaño relativamente amplio, como el Partido Comunista Uruguayo, difícilmente logren imponerse en una elección. Ya sea interna o externa. Lo derrota su pasado, su inmovilidad ideológica, su anacronismo y el hecho de tratarse de partidos de militantes, con poco arraigo entre los electores sin partido. Circunstancias que llevan a pensar que Carolina Cosse, promovida por el P.C.U. no triunfará en las internas de su coalición, ni mucho menos en las nacionales, si ese fuera el caso.
Esta constatación significa que Yamandú Orsi apoyado por el Movimiento de Participación Popular, el mayor grupo de izquierda, será el candidato del FA, aunque seguramente no lo sería si solo pudieran participar en la elección los integrantes activos de la coalición (militantes). Ya dijimos que el MPP se diferencia del P.C.U. en no cargar la mochila del marxismo leninismo, si bien al igual que éste, se auto considera un partido socialista. En su caracterización en Internet, sin protesta de su parte, se lo describe como un movimiento que se afilia al Socialismo Autogestionario, al Marxismo, al Progresismo, al Anticapitalismo, a la Social Democracia y al Populismo. Patronímicos que bien mirados constituyen una ensalada sin perfil propio, por más que ello no le impidan caracterizarse como un partido de “extrema izquierda” que en el camino ha perdido al leninismo, sin dejar de avanzar “hacia la revolución y el socialismo.” Como si el viejo reflejo tupamaro, que tanto nos costara a los uruguayos, reapareciera disimulado, pero vigente.
Mucho podría decirse sobre esta catástrofe ideológica y su praxis, típica de la izquierda del siglo XXI. Para mencionar un solo ejemplo, debe señalarse que la Social Democracia actual no es socialista ni por ende anticapitalista, aun cuando aparentemente el MPP recoge ambas propuestas. La confusión se hace mayor en las frecuentes letanías del ultra reformista José Mujica, ícono del MPP, de quien lo más revolucionario que se ha escuchado, fuera de su sepulcral silencio sobre Cuba, es justificar la propuesta de Envidrio, un mamarracho de final conocido, alegando prender “una vela al socialismo”.
En este contexto, Orsi podrá intentar desligarse de la anacrónica carga ideológica de su partido, alegando que priorizará el programa del Frente.
Una disculpa parcialmente falsa. Él no es un independiente apoyado circunstancialmente por el MPP, es un militante de siempre de este movimiento, al que debe lealtad. Por lo cual, si bien deberá cumplir con las pautas programáticas de la coalición, no podrá al unísono ignorar su personal ubicación partidaria. Ello significa que si resultara electo aplicará las propuestas frentistas para, sin traicionarlas, orientarlas hacia “la liberación nacional y el socialismo.” Triste papel de los frentistas independientes, presos entre el leninismo de Cosse y la revolución anticapitalista del MPP.