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Informe sobre drogas

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La definición de estrategias para enfrentar las múltiples facetas del tráfico y consumo de drogas es una empresa compleja. No solamente debido a los difíciles problemas y dilemas que plantea el consumo de drogas en sí mismo, sino también a las actitudes, a los juicios de valor en las diferentes sociedades, y en los diferentes sectores de opinión dentro de ellas. El estudio comparativo sobre estrategias para enfrentar el consumo de drogas publicado el mes pasado por el Ministerio del Interior del Reino Unido (el Home Office) refleja esas contradicciones y ambigüedades.

La definición de estrategias para enfrentar las múltiples facetas del tráfico y consumo de drogas es una empresa compleja. No solamente debido a los difíciles problemas y dilemas que plantea el consumo de drogas en sí mismo, sino también a las actitudes, a los juicios de valor en las diferentes sociedades, y en los diferentes sectores de opinión dentro de ellas. El estudio comparativo sobre estrategias para enfrentar el consumo de drogas publicado el mes pasado por el Ministerio del Interior del Reino Unido (el Home Office) refleja esas contradicciones y ambigüedades.

El actual gobierno del Reino Unido es una coalición entre el Partido Conservador y el Partido Liberal Demócrata que tienen posiciones diferentes sobre cuál debería ser la mejor estrategia para enfrentar el narcotráfico y el consumo de drogas. Los conservadores son partidarios de una línea dura. Los liberales son partidarios de cambios radicales en las actuales políticas sobre drogas y proponen que los adictos no sean puestos detrás de las rejas sino ayudados a recuperarse. La intensidad de la puja entre los miembros de la coalición, y también dentro de la burocracia, es revelada por la considerable demora en publicar el estudio y su reflexionada redacción.

El informe estudió en el lugar las estrategias sobre control de drogas en once países (Canadá, Corea del Sur, Dinamarca, Estados Unidos, Japón, Nueva Zelanda, Portugal, República Checa, Suecia, Suiza y Uruguay) y analizó los casos de Brasil y los Países Bajos.

El problema tiene tres facetas principales: la producción de la droga, la comercialización y el consumo. Las políticas varían desde las que aplican una tolerancia cero y castigan los tres tipos de acciones, a las más tolerantes. Tradicionalmente nuestro país ha penado el comercio y la posesión, pero no el consumo. Ahora, la ley N° 19.172 para regular el cultivo y consumo de marihuana adopta un criterio aún más abierto.

La nueva legislación en los Estados norteamericanos de Colorado y Washington, y en el Uruguay permite la producción y el comercio legal de cannabis no solamente con fines medicinales sino también recreativos. Es un enfoque más amplio que la legalización del consumo, porque la producción y comercialización del cannabis podrá ser llevada a cabo en forma legal y abierta, de acuerdo a lo establecido por la legislación y bajo la supervisión del Estado.

Un aspecto interesante es la evaluación social de esa política. En los Estados Unidos ha ido tomando forma un fuerte movimiento de opinión a favor de la legalización del cannabis. En los Estados de Colorado y Washington la nueva legislación sobre control y comercialización de cannabis tiene un sólido apoyo ciudadano. En nuestro país, en cambio, la mayoría de la población no estuvo a favor de la reciente ley.

El estudio tiene varias conclusiones interesantes, pero la fundamental es que la evidencia reunida no permitió establecer una relación obvia entre la severidad de las medidas aplicadas por una sociedad contra la posesión de drogas y el nivel del consumo de drogas en ella. Dicho de otra forma, la mayor represión contra los consumidores no disminuye el consumo. Más bien, como se deduce de otras conclusiones del estudio, puede tener el efecto perverso de aumentar ese consumo.

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Juan Oribe Stemmer

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