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Envejecido: Uruguay es de los países que más tasa de aporte necesitaría para sostener jubilaciones

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BPS. Foto: Fernando Ponzetto.
Fachada del edificio sede del Banco de Prevision Social, Bps, ubicado en Colonia y Eduardo Acevedo, Cordon, Montevideo, ND 20151223, foto Fernando Ponzetto - Archivo El Pais ·

SEGÚN ESTUDIO

El informe de la FIAP constató que las tasas de cotización que se necesitarían para dar sostenibilidad a un sistema de reparto tipo “serán insostenibles en el mediano y largo plazo”.

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La reforma del sistema de seguridad sociales “necesaria”, según afirmó este martes el presidente Luis Lacalle Pou, por lo que desde el Poder Ejecutivo tienen la confianza en que el proyecto pueda ingresar al Parlamento para ser tratado a fines de este mes. Lo que está en juego -según la Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS)- es la sostenibilidad del sistema previsional uruguayo.

En línea con esto, un estudio realizado por la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP), estimó recientemente que hacia el año 2050, Uruguay será uno de los países de la región que -junto a Costa Rica y Chile- más tasa de aportación precisará para poder pagar pensiones de un 70% del salario promedio vigente. Esto quiere decir que para dotar de sostenibilidad al sistema previsional, se precisará una mayor tasa de cotización.

El informe de la FIAP constató que las tasas de cotización que se necesitarían para dar sostenibilidad a un sistema de reparto tipo (el cual parte de la base que la tasa de aportación es el único aspecto que se puede ajustar, mientras que la edad de jubilación y la forma de cálculo de los beneficios se mantienen constantes), “serán insostenibles en el mediano y largo plazo”.

En concreto, el estudio llegó a la conclusión de que para que los sistemas de reparto sean sostenibles hacia el año 2050, en América Latina se necesitará en promedio una tasa de cotización (TC) del orden del 25%. En el caso de Chile, esa TC deberá ser del 35,6%, en Costa Rica del 31,6% y en Uruguay del 31%, siendo estos los tres países de la región latinoamericana que más tasa de aportes precisarán.

“Al considerar que la informalidad en Latinoamérica es de más de la mitad de la fuerza laboral, se tiene que las TC en esta región deberían ser aún mayores y con un gasto significativo estatal para el financiamiento del sistema de pensiones no contributivo”, advirtió el estudio.

El escenario de cara al 2050 se diferencia significativamente de lo que ocurrió 100 años antes, cuando los sistemas de reparto no presentaban mayores problemas para pagar sus pensiones. De hecho, en 1950 las TC necesarias rondaban en el entorno del 6% en promedio, siendo Uruguay el país con mayor TC de la región, en el entorno del 12,4%.

Es en el año 2020 -según la FIAP- que se visualiza un aumento significativo de las TC necesarias para cumplir con el objetivo del sistema de reparto. Puntualmente, el informe constató que a nivel mundial, 82 países con sistemas de reparto ya aumentaron la TC con el objetivo de enfrentar el problema demográfico.

De acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) relevados por la FIAP, en 2020 Italia, Francia y Grecia (con sistemas hasta la fecha mayoritariamente de reparto) presentaban tasas de cotización del 33%, 27,8% y 26,5%, respectivamente. Estos valores ya se acercaban a los que la FIAP estima necesarios, los cuales son de 30,3%, 29,6% y 29,2%, respectivamente.

En tanto, en Europa y América del Norte, las TC necesarias superan el 20%, mientras que la TC en Japón (el país más envejecido) “supera el 42%, es decir, los trabajadores recibirían poco más de la mitad de su sueldo”, indicó el reporte.

¿Qué ocurriría de cara al año 2100? El estudio de la FIAP encontró que las TC “aumentan aún más” y que tanto en Europa como en América Latina -los dos continentes que pasarían a ser los más longevos en ese año- se necesitarían TC cercanas al 50%.

En el caso de Uruguay, al 2100 el país precisaría una TC que bordea el 60%, junto con Costa Rica, Chile, México y El Salvador. Esto significa casi seis veces más que la tasa de cotización efectiva promedio que tienen los sistemas de pensiones latinoamericanos actualmente.

En tanto, en América del Norte y Asia, las TC necesarias se ubican cercanas al 45%, y en Oceanía cercanas al 40%.

“La tasa de cotización que se necesitaría alcanzar en estos sistemas para pagar pensiones suficientes hacia el año 2050 será impracticable. Al año 2100 la situación empeora aún más”, señaló el informe.

De acuerdo con la FIAP, no solo las TC necesarias “no pueden ser alcanzadas en la realidad”, sino que, en el caso de que lo fueran, implicarían un aumento “enorme” de la evasión al sistema y la informalidad laboral, lo que llevaría a exacerbar los problemas de financiamiento actuales de los sistemas de pensiones.

“La situación es especialmente preocupante para la región de Latinoamérica, donde el envejecimiento será tan acelerado que llegará a ser junto a Europa la región más longeva en el 2100. Además, los elevados niveles de informalidad profundizan los problemas financieros de los sistemas de reparto”, añadió el estudio.

Soluciones

Con ese escenario como punto de partida, desde la FIAP afirman que la solución de los países será por lo tanto acudir a otros mecanismos, como el aumento de la edad jubilatoria o la “fuerte” disminución de los beneficios.

“Es por esto que algunos especialistas comparan al sistema de reparto con una estafa piramidal, ya que aquellos jóvenes que con un gran esfuerzo personal están financiando las pensiones de los actuales jubilados, no recibirán los mismos beneficios que ayudaron a financiar (esto es lo que comúnmente se denomina “inequidad intergeneracional”) cuando les corresponda” jubilarse, señaló.

El impacto del envejecimiento en el sistema uruguayo

La FIAP indagó además sobre el efecto que tiene el envejecimiento de la población en los sistemas de reparto (como el que tiene Uruguay) versus los sistemas de ahorro individual. En este sentido, encontró que en el caso de América Latina, el envejecimiento de la población genera una caída del 52% en el monto de las pensiones de un sistema de reparto, mientras que en el caso del sistema de ahorro individual genera una caída menor, del 24%. “Es decir, el impacto de la demografía sobre el nivel de los beneficios en un sistema de reparto es más del doble que en un sistema de capitalización individual”, indicó el estudio.

¿Cuál es la situación de Uruguay? Al analizar la caída de la tasa de reemplazo por efecto de factores demográficos entre el año 2020 y el 2050, la diferencia en el descenso según cada tipo de sistema es de 20 puntos porcentuales (p.p.).

Es decir que en Uruguay, el envejecimiento de la población genera una caída del 31% en el monto de las pensiones en el sistema de reparto, mientras que con un sistema de ahorro individual esa baja se ubicaría en el entorno del 11%. “En Uruguay el efecto del envejecimiento sobre el reparto es casi el triple que sobre el ahorro individual”, remarcó la FIAP.

A modo comparativo, la diferencia en la caída de la tasa de reemplazo en México es de 16 p.p., y en Chile y Colombia de 31 p.p.

¿Por qué se da esa diferencia? La situación financiera de los sistemas de reparto depende de la tasa de dependencia de la vejez (es decir, cuántas personas en edad de trabajar existen por cada persona en edad de jubilarse), la cual se ve afectada por el aumento de las expectativas de vida al jubilarse y por caída de la tasa de fecundidad. Mientras que en los sistemas de ahorro individual, el monto de las pensiones se ve afectado solamente por el aumento de las expectativas de vida al jubilar, ya que un mayor periodo a financiar requiere dividir el saldo acumulado en un mayor período de tiempo.

Los efectos del cambio demográfico según la FIAP

El cambio demográfico va a afectar principalmente a los países cuyos sistemas previsionales se basen en un sistema de reparto (aquellos en los que los trabajadores activos “paguen” las prestaciones de los jubilados). Por lo tanto, la FIAP considera “necesario” sustituir estos sistemas “total o parcialmente” por sistemas de ahorro individual, o incorporar de forma progresiva, mecanismos de ahorro individual voluntario. En 1999, 17 países habían incorporado ahorro individual, en 2009 eran 39 y en 2022 son 461.

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