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Entrevista: Argentina seguirá baratísima para los uruguayos al menos hasta fin de 2024

Marcos Dal Bianco, economista jefe de BBVA Research para Argentina y Uruguay habló sobre la situación económica del país vecino de cara a las elecciones.

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Marcos Dal Bianco
Marcos Dal Bianco. Foto: Leonardo Mainé

—¿Cómo definirían desde BBVA la situación de Argentina?

—En términos macroeconómicos, una situación complicada, no es novedad. La inflación de mayo fue 114% interanual, la actividad no está creciendo porque creció el primer trimestre de este año, pero el segundo trimestre, como en Uruguay, nos pegó una de las peores sequías de la historia y eso, para un país donde el principal ingreso de divisas vienen por el lado agropecuario, una sequía de este tamaño es un shock muy fuerte. Entonces, el PIB (Producto Interno Bruto), no tenemos datos todavía, pero el trimestre entero, tenemos datos de abril que ya cayó respecto a marzo. Entonces, una situación de recesión incipiente, que empezó este trimestre, creemos que va a continuar el resto del año y de inflación alta. La situación macroeconómica no es buena.

—Con elecciones cercanas.

—Nosotros lo que esperamos es que para las elecciones, ahora en un mes y una semana son las primarias, después en dos meses y pico son las generales, después de eso lo que sí esperamos es que la política económica dé un giro, independientemente de quién gane. El escenario electoral está parejo, tenemos quizás dos alianzas con más chances, que son el gobierno con (Sergio) Massa de candidato y Juntos por el Cambio con su interna todavía por definir, y bueno, está el tercer actor que es Javier Milei, que en el último tiempo parecían más parejos los escenarios y ahora está más orientado a los dos principales partidos. Pero, en términos electorales, independientemente de quién gane, nosotros creemos que lo que tiene que haber a partir de diciembre, cuando la nueva administración empiece, es que tiene que haber cambios en la política económica. Este modelo económico no está funcionando, no está dando las respuestas que la gente pide. Entonces, creemos que va a haber un cambio de orientación, necesario, y que, de funcionar, Argentina puede encaminarse hacia una resolución de los problemas macroeconómicos, que son el principio del problema. Después hay muchas cosas que trabajar. Pasa que en Argentina, la situación económica de corto plazo es tan acuciante que no deja ver los problemas de largo.

—¿Cuáles serían los primeros pasos a resolver?

—El diagnóstico más inmediato es que el gobierno necesita encauzar el déficit fiscal. El marco del programa con el FMI (Fondo Monetario Internacional) tiene un sendero de reducción gradual. El año pasado, la meta del déficit fiscal era 2,5%, este año de 1,9%, de déficit fiscal primario ( sin contar el pago de intereses). El año que viene, 2024, es 0,9%. Esa meta hay que cumplirla. El año pasado se cumplió con alguna ayuda, el gobierno adelantó algunos ingresos del 2023 a 2022 y postergó algunos gastos de 2022 a 2023 y el esfuerzo fiscal se hizo, se cumplió la meta, pero a costa de más esfuerzo para 2023. El sendero fiscal se tiene que cumplir porque Argentina es un país que, por los problemas que arrastra de hace varios años, el gobierno no tiene crédito para financiar un déficit fiscal primario. No hay deuda nueva que pueda tomar en los mercados globales y el mercado local de deuda es muy reducido como para abastecer las necesidades financieras del sector privado y del sector público al mismo tiempo. Entonces, necesita reducir el déficit fiscal para pedirle menos al mercado financiero local y al Banco Central (BCRA). Como no tiene crédito externo y el crédito local es muy pequeño, termina recurriendo a la financiación monetaria del BCRA y eso incrementa el problema inflacionario. La principal medida tiene que ser fiscal, tiene que haber un sendero de reducción fiscal firme y el programa del FMI tiene metas hasta el año que viene.

—Eso no se resuelve a corto plazo.

—No se resuelve a corto plazo, por eso el programa fue gradual, pero sí tiene que haber señales claras de que ese es el camino, porque los agentes económicos tienen que percibir que hay una búsqueda de un estado interno temporalmente solvente. Si la población y las empresas perciben eso, la visión del futuro de Argentina mejora. Eso por el lado fiscal. Después, hay medidas en la parte monetaria que son necesarias, es decir la reducción de la asistencia monetaria del Central, del Tesoro, es una parte importante, pero también tiene que haber un BCRA que ponga como prioridad número uno la reducción de la inflación. Después, tenemos un problema cambiario. Tenemos una situación cambiaria que, desde Uruguay se ve raro, pero tenemos muchos tipos de cambio. Entonces, tenemos un tipo de cambio oficial al cual la demanda de dólares es más grande que la oferta. Eso suele sugerir una apreciación real de la moneda y si uno mira el promedio del tipo de cambio histórico de Argentina, con el tipo de cambio real actual sugiere una apreciación real que hay que corregir y el gobierno ha reaccionado ante ese exceso de demanda de dólares al tipo de cambio oficial, poniendo más restricciones. Las restricciones frenan la demanda o tratan de estimular la oferta por un tiempo pero no es una solución de largo plazo. A largo plazo, el tipo de cambio debería tener un nivel más acorde con el equilibrio y que el exceso de demanda de divisas se modere por un tipo de cambio más razonable. En el esquema cambiario deberían haber cambios. Esperamos que después de diciembre se corrija parcialmente la apreciación real del tipo de cambio y que se quiten algunas restricciones cambiarias que están operando. Los candidatos están hablando de eso y dicen que no es posible liberar toda las restricciones cambiarias juntas, pero sí que hay un camino de liberar y de modo más ideal, buscar tener como horizonte en el largo plazo quitarlas todas.

Buen futuro y potencial para "crecer fuerte"

Si bien se necesita un giro en la macroeconomía argentina independientemente de quién gane las elecciones presidenciales, Dal Bianco señaló que el mercado ha recibido con “buenos ojos” la candidatura de Massa.

No obstante, los candidatos ven la necesidad de hacerle frente a la situación actual, por lo que entiende que “el futuro de Argentina es bueno, que se puede estabilizar la macroeconomía y que tiene un potencial para crecer fuerte”. Asimismo, señaló que “Argentina está estancada desde hace una década, el PIB es como estacionario, está al mismo nivel, pero tiene potencial. Hay que hacer los deberes, hay que mejorar la macroeconomía y, una vez que empieza a mejorar los problemas de fondo, que en un país con estabilidad como Uruguay tiene que enfrentar, lo educativo, problemas de productividad, problemas regulatorios, la agenda está ahí y Argentina lo puede enfrentar”. “Creo que hay una posibilidad grande de encarar cambios que estabilicen la economía y que después le permita crecer. Cuando crezcamos, obviamente, para Uruguay tiene que ser bueno, para Chile, para Brasil”, afirmó.

De este modo, destacó que Argentina “necesita tener un mercado cambiario mejor, porque muchas empresas quieren invertir”, aunque esto no suceda “inmediatamente” si no “cuando el mercado cambiario se estabilice, los primeros que inviertan en Argentina sean los propios argentinos o las empresas extranjeras que ya están en el país”. Ve potencial en inversiones en litio, petróleo, hidrógeno verde, así como en el campo, vino y frutas.

—¿Cuál es su proyección para fin de año en el tipo de cambio?

—Nosotros esperamos que este esquema, en donde el tipo de cambio oficial se mantiene apreciado a costa de regulaciones y de un Banco Central que gasta reservas, cambie. ¿Qué significa esto? Que a partir de diciembre deje de querer sostener este tipo de cambio tan apreciado y que levante algunas restricciones cambiarias, lo que se llama el cepo. Eso implica que la demanda de dólares que estaba reprimida por el cepo pueda acceder al mercado oficial y la oferta de dólares que está restringida, porque a este tipo de cambio los oferentes no quieren liquidar dólares, cuando se levanten restricciones pidan dólares, eso genera una demanda de dólares y el tipo de cambio sube. Es decir, que se corrija parte de la demanda de dólares por el precio del dólar, eso implica una devaluación del tipo de cambio. Esto no es gratis, no es que no tiene costo. Tiene un costo en términos de inflación. Por esto, el gobierno se resiste en parte a devaluar. El valor que tenemos, ahora mismo para el promedio de diciembre es de 400 pesos argentinos por dólar, pero ese es el promedio. El valor para el último día del año es 450 pesos.

—Quiere decir que Argentina va a seguir siendo barata para los uruguayos.

—Probablemente sí, porque por lo menos hasta que todas las medidas tengan efecto, va a haber un período de tiempo en el que el tipo de cambio, primero si se mantiene el cepo no va a ser un tipo de cambio único, va a haber brecha y por un tiempo el nivel de tipo de cambio oficial de Argentina no puede ser este que tenemos ahora. El tipo de cambio oficial se va a depreciar. El paralelo…cuando un uruguayo va a Argentina y usa su tarjeta de crédito no lo gasta al tipo de cambio oficial, gasta al tipo de cambio paralelo porque las tarjetas toman el tipo de cambio MEP. Ese tipo de cambio MEP, va a seguir siendo más alto todavía. ¿Dónde termina esto? No sé, porque ahí sí hay que ver los fundamentos del año que viene, si el ajuste fiscal ocurre y a qué velocidad. A fin del año que viene probablemente sea un tipo de cambio mucho más unificado, porque por lo menos los candidatos que han hablado del problema dicen “vamos a quitar el cepo, no totalmente pero lo más rápido posible lo unificaremos”. Capaz que a fines del año que viene tenemos un tipo de cambio único y ahí veremos en qué nivel queda el tipo de cambio real.

¿Para qué la dolarización de la economía argentina?

—Una de las propuestas de Javier Milei, es la dolarización. ¿Es posible?

—La dolarización es un esquema cambiario de abandonar tu propia moneda, es elegir no tener moneda propia. Esto es porque si tenés moneda propia tenés banco central y el banco central en moneda propia puede emitir y ese es parte del problema. Quitarle ese financiamiento al Tesoro lo obliga a disciplinarse. Como economista creo que el problema del déficit fiscal hay que resolverlo desde el punto de vista del Ministerio de Economía. Si uno resuelve el problema fiscal, es cierto que la dolarización es factible, pero también es cierto que si resolvés el problema fiscal los otros esquemas cambiarios son posibles. Un esquema de metas de inflación, con déficit fiscal cero o superávit fiscal, es factible. Mi pregunta es ¿para qué queremos dolarizar si resolvemos el problema fiscal? La respuesta suele ser “la dolarización resuelve el problema fiscal”. Yo no creo que la disciplina de los políticos venga por el lado de no tener un banco central que lo financie, porque hemos visto, la convertibilidad es un ejemplo claro de un Banco Central que no puede financiar el Tesoro, porque la convertibilidad que duró en la Argentina del 91’ al 2002 prohibe al BCRA a financiar al Tesoro, porque solamente podía emitir pesos cuando compra divisas en el mercado oficial y lo cierto es que terminó financiándolo igual. Se modificó la regla para que el banco pueda tener bonos del Tesoro como parte de las reservas, algunas en dólares, que eran el 20% y se amplió al 33%, y el político le busca la vuelta. Eventualmente, también lo que hemos visto en la época de la convertibilidad los gobiernos subnacionales terminaron emitiendo sus propios bonos, que actuaban como moneda, que les llamamos cuasi monedas. Me imagino que una dolarización, si la parte del Tesoro no está resuelta, eso es un trabajo que hay que hacer desde el Ministerio de Economía, no ata de manos completamente al Tesoro. Le desconfío a la dolarización como un esquema para disciplinar al Tesoro. Ahora, dicho esto, si Milei fuera presidente y quiere implementarlo, ¿si es factible? Es factible. La dolarización es una decisión política, lo hemos visto en países como Ecuador que lo ha implementado y si un gobierno la decide implementar y disciplina la parte fiscal, puede tener resultados. A mí no es un esquema que me guste. A mí me gusta más un esquema donde el BCRA no abastece al Tesoro para gastar y donde mantiene su política monetaria independiente. En dónde si hay un shock externo puede subir o bajar la tasa de interés o controlar la oferta monetaria y eso permite absorber mejor shocks, donde el tipo de cambio también actúa como amortiguador de shocks. Este año de sequía, en Argentina, si tuviésemos un tipo de cambio fijo, el shock imprevisto de una sequía impacta mucho más en al actividad. Entonces, yo prefiero mucho más un esquema donde las cuentas públicas las arregla el Tesoro, que haga el esfuerzo por motus propio y el Central siga teniendo una moneda nacional y pueda tener una política monetaria independiente para enfrentar problemas, para amortiguar ciclos y absorber shocks.

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