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Triunfo de Santiago Peña en Paraguay, con efectos hasta en China

Consolidación colorada, retroceso de la izquierda y ascenso de antisistema

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Santiago Peña, el presidente electo de Paraguay
Santiago Peña, el presidente electo de Paraguay.
Foto: AFP

El resultado de las elecciones del domingo en Paraguay, con un claro triunfo del oficialista Santiago Peña del histórico Partido Colorado, dejó un nuevo escenario político en el país, y tendrá repercusiones en la región y hasta en China, que contaba con que ganara la oposición.

Peña, de 44 años, sucederá al presidente Mario Abdo Benítez a partir del 15 de agosto, por un período de cinco años.

Dentro de Paraguay, se confirma la hegemonía colorada, retrocede la oposición y surge un nuevo actor político, el antisistema Paraguayo Cubas.

Peña obtuvo 1.292.079 votos (42,74%); en segundo lugar se ubicó el opositor de centro izquierda Efraín Alegre, con 830.842 votos (27,48%); y tercero Cubas, del Partido Cruzada Nacional (PCN), con 692.663 votos (22,91%).

El partido de Cubas ha conseguido cinco escaños en el Senado. Muy diferente es el panorama para el izquierdista Frente Guasú, del expresidente Fernando Lugo: perdió cinco senadores (entre ellos el propio Lugo) y mantendrá una sola banca en la Cámara Alta.

Para Alegre también representó un retroceso. En 2018, cuando fue superado por Abdo Benítez, el aspirante opositor logró el 43,04% de los votos, frente al 46,42% del Partido Colorado.

Pero si la diferencia hace cinco años se situó en torno al 3%, esta vez el oficialismo superó por más del 15% a la principal candidatura opositora, en lo que representa el peor resultado electoral de este sector en los 34 años de democracia.

Fue también una derrota para las encuestadoras de intención de voto, que anticipaban una definición muy reñida. Algunas incluso daban a Alegre un par de puntos arriba de Peña.

Por el contrario, el Partido Colorado o Asociación Nacional Republicana (ANR) salió fortalecido de estas elecciones.

Además de la Presidencia, la ANR amplió su mayoría en el Senado -incluido el senador más votado, Silvio Ovelar-, así como su presencia en las gobernaciones y en Diputados.

Los colorados tendrán mayoría propia en el Senado, con 23 de los 45 escaños, y en la Cámara de Diputados, con 48 de las 80 bancas. De 17 gobernaciones, 15 quedaron en poder de los oficialistas.

También el expresidente Horacio Cartes, jefe de la ANR y quien en enero fue sancionado por Estados Unidos por supuestos hechos de corrupción, ha salido beneficiado de la victoria electoral.

El analista Rubén Ramírez, de la consultora Trade and Investment Paraguay, sostuvo que “el lenguaje agresivo de la oposición contra los candidatos colorados y la calificación de ‘significativamente corrupto’ contra sus principales dirigentes por el gobierno de Estados Unidos terminó por aglutinar al electorado colorado, en una manifestación más de sentimiento que de raciocinio”.

Región, Taiwán e Israel

En el plano regional, el triunfo de Peña puede ser interpretado como un “freno” al avance de gobiernos “progresistas”, luego de la llegada al poder de Gabriel Boric en Chile y Gustavo Petro en Colombia, y el regreso de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil. Además, esta es la primera vez desde 2019 que un partido en el poder no es castigado por el electorado, recordó el director regional del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), Daniel Zovatto.

El triunfo de Peña confirmó también la continuidad en las relaciones de Paraguay con Taiwán, que el opositor Efraín Alegre había propuesto revertir si ganaba.

La presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, fue de las primeras en felicitar a Peña y desear la continuidad de las relaciones. Paraguay es uno de los 13 países en el mundo que reconoce oficialmente a Taiwán y no a China.

En Paraguay algunos sectores presionan para que el gobierno rompa relaciones con Taiwán. Por ejemplo, el presidente de la Asociación Rural de Paraguay, Pedro Galli, ha dicho que Taiwán es una “tranca” para los productores. “No hay posibilidades de acceder al mercado chino si no reconocemos a China. Estamos nadando contra la corriente”, dijo.

“Detrás de las políticas de Taiwán hay ayudas transparentes y otras que no sabemos”, protestó Galli.

En cuanto a Israel, Peña se propone reconocer a Jerusalén como capital de Israel y dijo que mudará nuevamente a esa ciudad la sede de su embajada, una medida que en consonancia con Donald Trump había tomado Cartes al final de su gobierno y que Abdo Benítez revirtió.

Con información de EFE y AFP

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