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Terroristas avanzan en Irak pese a bombardeo

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Drama. En la ciudad de Majaf, Irak. Foto: Reuters
Members of Shi'ite group Asa'ib Ahl al-Haq carry the coffins of fighters who were killed in clashes with Islamic State militants in Baiji, during a funeral in Najaf, south of Baghdad, June 8, 2015. REUTERS/Stringer
STRINGR/IRAQ/REUTERS

La decisión del presidente Barack Obama de abrir una nueva base para 450 instructores militares estadounidenses adicionales y otro personal en la provincia de Anbar, en Irak, tiene por finalidad dar un impulso imprescindible a las tribus suníes y a los soldados iraquíes.

Sin embargo, el plan de Obama para Anbar —la capital provincial de Ramadi está a menos de 112 kilómetros de Bagdad, la capital del país— probablemente no provoque un giro rápido en un conflicto en el que los extremistas del EI han tomado la iniciativa ante la coalición internacional liderada por Estados Unidos. El plan de Obama no incluye que pequeños equipos de tropas de Estados Unidos acompañen a los combatientes iraquíes en el campo de batalla para orientar los bombardeos aéreos o asesorar en las operaciones de combate. Tampoco parece probable que intensifique de manera significativa la campaña de ataques aéreos, en la que los aviones de Estados Unidos han podido localizar y bombardear objetivos solo una cuarta parte de las veces.

"Esto de por sí no va a lograrlo", dijo Michèle A. Flournoy, quien fue una alta funcionaria en el Pentágono durante el primer mandato presidencial de Obama. "Es un gran primer paso, pero debe ser el primero de una serie de pasos".

Pero, el plan tiene varios beneficios que Flournouy y otros ex funcionarios de defensa e inteligencia indicaron que debió incluir hace tiempo.

En primer lugar, el plan sitúa a asesores estadounidenses cerca de las unidades tribales y del Ejército iraquí que liderarán la lucha para retomar la ciudad de Ramadi, que cayó en manos de los extremistas del EI, el mes pasado. Una alianza con tribus suníes fue crucial cuando los militares de Estados Unidos combatieron a Al Qaeda en Irak, en 2007 y 2008.

En segundo lugar, otorga a Estados Unidos la opción de desplegar aviones en Taqqadum, una base en Anbar, lo que significa que estarán más cerca de la batalla anticipada para reconquistar Ramadi.

En el campo.

"Creo que esto va a mejorar en gran medida nuestra capacidad de hacer un giro en los ataques aéreos de manera bastante rápida", dijo Brett H. McGurk, un alto funcionario del Departamento de Estado.

En tercer lugar, el plan apunta a alentar a los iraquíes a reclutar a suníes de Anbar para servir en las Divisiones 7a. y 8a. del Ejército iraquí, dominadas por los chiítas. Suníes y chiítas son dos ramas musulmanas históricamente enfrentadas.

El personal estadounidense también asesorará al centro de operaciones militares iraquí, que se encuentra en Al Taqqadum, y entrenará a la 8a. División del Ejército de Irak, que está situada en un lugar cercano. Solo la cuarta parte de los 450 soldados —unos 110 efectivos— estarán directamente involucrados en el entrenamiento y asesoramiento. El resto es personal de seguridad y apoyo.

Elissa D. Slotkin, alta funcionaria del Pentágono, dijo que el objetivo de enviar entrenadores estadounidenses a Al Taqqadum es "proveer personal para dar asistencia en la planificación, integración, logística y apoyo a las fuerzas de seguridad iraquíes y las fuerzas tribales, a medida que luchan para retomar Ramadi y Fallujah, y eventualmente a lo largo de Anbar".

Sin duda, será una tarea formidable. El objetivo de la coalición internacional liderada por Estados Unidos es degradar y en definitiva, derrotar al grupo terrorista EI en Irak y Siria. Pero, en las últimas semanas, la lucha contra los extremistas parece estar estancada.

Richard D. Welch, quien sirvió como coronel de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos durante casi siete años, indicó que los asesores estadounidenses deben acompañar a las fuerzas iraquíes en el campo de batalla, lo que fue descartado, por ahora, por la Casa Blanca.

SITUACIÓN. ?

Ciudades clave están en manos extremistas.

Hace un año, el Estado Islámico (EI) capturó la ciudad de Mosul, en el Norte de Irak. La caída de Ramadi, significa que ahora los terroristas controlan dos de las capitales provinciales de Irak. Fallujah, otra ciudad en la provincia de Anbar, a 69 kilómetros al Oeste de Bagdad, está bajo control del EI desde hace casi 18 meses.

El subsecretario de Estado, Anthony J. Blinken aseguró hace dos semanas, en una reunión de la coalición internacional realizada en París, que más de 10.000 combatientes del EI murieron desde el comienzo de la campaña de bombardeos aéreos. Sin embargo, medir los resultados de esa manera no es considerado, en general, por los militares como una medida de éxito, especialmente porque las filas del EI rápidamente son reconstituidas por miles de voluntarios.

Funcionarios de la Casa Blanca sostienen que la nueva estrategia de Obama de enviar más asesores militares, es el equilibrio correcto. "El presidente no ha descartado ningún paso adicional", puntualizó el asesor segundo de Seguridad Nacional, Benjamin J. Rhodes. "Él siempre está abierto a considerar cómo refinar la estrategia. Pero, estimo que estamos guiados por la creencia de que la mejor manera de que los iraquíes retomen las partes de su país que han caído en manos del EI es que ellos estén en el liderazgo".

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