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La Reina del Pacífico quedó en libertad

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Sandra Ávila Beltrán, en 2007, cuando fue encarcelada. Foto: Archivo El País
Sandra Avila, conocida figura del mundo del narcotrafico mexicano, apodada "La Reina del Pacifico", deportada recientemente de EEUU a Mexico D:\Users\dborrelli\Desktop\596208.JPG

La Reina del Pacífico tiene 54 años, ha envejecido y su mundo, el de los grandes padrinos del narco mexicano, hace tiempo que colapsó. Ahora es simplemente Sandra Ávila Beltrán, una expresidiaria de pelo entrecano, a la que un tribunal ha puesto en libertad tras revocarle la última sentencia que le quedaba por cumplir.

Su salida de la cárcel de Nayarit, en la costa del Pacífico, termina con un periplo penitenciario que arrancó el 28 de febrero de 2007 cuando fue apresada junto a su pareja, Juan Diego Espinosa, alias El Tigre, al abandonar un Vips de la Ciudad de México. Aquel día, su captura fue exhibida por el presidente Felipe Calderón como un logro mayor.

Durante años había sido perseguida por las autoridades mexicanas y la agencia antinarcóticos estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés), más que por su poder, un factor que judicialmente nunca se llegó a demostrar, por su conocimiento casi genético del laberinto en el que se deslizaban las grandes bandas de narcotraficantes.

Con los capos.

Sobrina de Miguel Ángel Félix Gallardo, El Padrino, considerado en la década de 1980 el "jefe de jefes mexicano", su vida había transcurrido a la sombra de capos como los Caro Quintero, Beltrán Leyva, Ismael Zambada García, El Mayo, o el propio Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, dueño y señor del cártel de Sinaloa.

Esta intimidad con los mayores criminales acrecentó una leyenda forjada en su historia de mujer fatal. Sus dos maridos, ambos agentes de la autoridad pasados al lado oscuro, habían muerto apuñalados y a traición. Uno por la espalda, otro mientras convalecía en un hospital.

Su imagen exuberante, su pasión por las joyas (se le incautaron 179 tras su detención) y sobre todo, su presencia constante en las grandes festejos que solían ofrecer los capos, muchas veces con la participación de autoridades, culminaron este ascenso al dudoso cielo de las narcoleyendas.

A la Reina del Pacífico se le dedicaban corridos y servía de inspiración para escritores. Tanta fama no cayó en saco roto. Cuando la detuvieron, la maquinaria de Felipe Calderón aprovechó para apuntarse un tanto y presentarla al mundo como una de las piezas claves del narcotráfico entre Colombia y Estados Unidos. Acababa de arrancar la brutal guerra contra el narco que dejaría un reguero de 80.000 muertos y 20.000 desaparecidos.

Encarcelada.

Sandra Ávila Beltrán permaneció cinco años encarcelada en penales mexicanos. En agosto de 2012, tras alguna sospechosa absolución en México, fue extraditada a Estados Unidos bajo la acusación de conspirar para importar y distribuir cocaína.

Los cargos, que podían acarrearle la cadena perpetua, se diluyeron y tras negociar con la fiscalía se declaró culpable de haber asesorado a su pareja, El Tigre, considerado el enlace entre el narco colombiano y el cártel de Sinaloa.

La organización que lideró en su momento el no menos legendario Chapo Guzmán, encarcelado hace un año, ya tiene su heredero. Dámaso López Núñez, conocido por El Lic —por la abreviatura de "licenciado"—, se yergue como el heredero del poderoso cártel mexicano. Quienes lo conocen lo describen como un hombre atildado que no desentonaría en el consejo de administración de una gran empresa. Este hombre de 48 años fue policía y trabajó para la fiscalía de Sinaloa, antes de pasarse al bando criminal y terminar convirtiéndose en el nuevo capo. Las organizaciones criminales han elevado sus niveles de violencia. Los tiempos cambiaron, para peor en México.

En agosto de 2013 la Reina destronada volvió a pisar tierra mexicana. Y este viernes, un tribunal admitió su último recurso contra una sentencia por lavado de dinero al considerar que ya había sido juzgada por este delito. Anoche, Sandra Ávila Beltrán cruzó el umbral de la cárcel. La Reina del Pacífico vuelve a estar libre.

Entre la realidad y la ficción

Las coincidencias entre la "Reina del Pacífico" y el personaje de ficción creado por el novelista español Arturo Pérez Reverte parecen evidentes. Sin embargo el autor ha negado que su libro "La Reina del Sur", publicado en 2002, haya tomado a Sandra Ávila Beltrán como fuente de inspiración. "Es un personaje imaginario por completo. Está basada en hechos tan reales que la gente piensa que es real", explicó el propio autor en una entrevista. Pérez Reverte, que antes de dedicarse de lleno a la literatura se desempeñó durante años en el periodismo y, en particular, como corresponsal de guerra, suele realizar investigaciones a fondo para producir sus obras de ficción. "Estuve viviendo en el norte, estuve con los narcos, con la gente. Comí, de cervezas Pacífico bebí litros y litros, pagué tragos a amigos narcos", relató. Sin embargo, el mundo que el escritor recuerda parecía bastante diferente. "Los narcos que conocí ya están muertos, en la cárcel o se han ido. Era gente que decía: mujeres y niños no se tocan, campesinos... eran narcos para ganarse la vida. Tenían todavía esa manera del hombre honrado, eran narcos para comer, tenían códigos éticos", explicó.

ARTURO PÉREZ REVERTE

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Sandra Ávila Beltrán, en 2007, cuando fue encarcelada. Foto: Archivo El País

Pasó siete años en prisión, se le dedicaron varios corridosEL PAÍS DE MADRID

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