Fue una fiesta lo que se vivió ayer en la capital de EE.UU. durante el recibimiento del papa Francisco. Miles de personas se agolparon en las calles al paso del vehículo que llevaba al pontífice bajo la estricta custodia de los agentes del Servicio Secreto estadounidense, el mismo que tiene a cargo la custodia del presidente estadounidense.

El "papamóvil" de color blanco se desplazó por el centro de la amplia avenida Constitución, distante de las veredas repletas de público. Pero en medio de toda la algarabía una imagen se robó todas las miradas. Una niña de 5 años logró burlar el fuerte operativo de seguridad para intentar acercarse al vehículo papal. Cuando Francisco la advirtió ordenó que se detuviera la marcha y pidió que le dieran paso a la niña. Uno de los agentes la levantó en brazos para permitirle abrazar al Sumo Pontífice y entregarle un regalo. Se trataba de una niña hispana, Sofi Cruz, que viajó con sus padres desde Los Angeles, donde reside, para entregarle al Papa una petición. El mensaje, según revelaron luego medios locales, pedía a Francisco que "interceda por los inmigrantes".

Las emociones habían empezado antes, en la Casa Blanca, donde el presidente Barack Obama le dedicó una cálida recepción. Cabe recordar que el mandatario concurrió en persona a recibirlo el día anterior al pie de la escalerilla, un gesto inusual en el protocolo presidencial de EE.UU.

"Por la forma en la que su mensaje de amor y de esperanza ha inspirado a tanta y tanta gente en el mundo y en mi país, es para mí un honor y un privilegio darle la bienvenida en nombre de los norteamericanos", comenzó diciéndole Obama al Papa.

"En su humildad, su simplicidad, la cortesía de sus palabras y la generosidad de su espíritu, vemos en Usted un ejemplo vivo de las enseñanzas de Jesús, vemos a un líder moral cuya autoridad no nace sólo en las palabras sino en los gestos", señaló el presidente.

Obama, sin mencionarlo directamente, pareció acusar recibo del mensaje que Francisco le había transmitido en cuanto a su preocupación por el tema de los inmigrantes.

"Usted nos recuerda que el mensaje más poderoso del Señor es la misericordia. Eso significa dar la bienvenida al extranjero con empatía y el corazón verdaderamente abierto", expresó Obama.

El papa Francisco canonizó ayer en Washington al fraile español Junípero Serra, responsable en el siglo XVIII de la introducción de la fe católica en el territorio estadounidense y cuyo legado es objeto de críticas por parte de poblaciones originarias.

"Declaramos y definimos Santo a Junípero Serra, y lo inscribimos en el Catálogo de los Santos, y establecemos que en toda la Iglesia sea devotamente honrado entre los Santos", expresó el pontífice, siguiendo la tradicional fórmula en latín.

La ceremonia de canonización tuvo lugar durante una misa al aire libre, en el pórtico de la basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, el mayor templo católico de toda América del Norte y situado en el campus de la Universidad Católica. Unas 25.000 personas se congregaron en los jardines de la enorme basílica, muchos de ellos desde las primeras horas de la mañana.

Familias enteras aguardaron durante horas en las largas filas para ganarse un lugar entre la multitud para escuchar al Papa argentino, quien ofició la ceremonia en español.

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