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New Hampshire mantiene la esperanza viva de candidatos

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Los ciudadanos de New Hampshire se enorgullecen de su caracter independiente. Foto. Reuters
People talk before a Democratic U.S. presidential candidate Bernie Sanders rally at Franklin Pierce University in Rindge, New Hampshire February 6, 2016. REUTERS/Shannon Stapleton USA-ELECTION/SANDERS
SHANNON STAPLETON/REUTERS

Un complejo sistema electoral que pone a prueba la capacidad de todos.

Luego de una campaña de al menos seis meses para la mayoría de los candidatos, los dos principales partidos tuvieron su primera contienda interna en el estado de Iowa el 1° de febrero.

Y las consecuencias no se hicieron esperar, tres candidatos abandonaron la carrera (2 republicanos y 1 demócrata) y los zapallos empezaron a acomodarse en el carro republicano que tenía más de 10 postulantes hasta hace unos días.

La complejidad del proceso electoral en Estados Unidos hunde sus raíces en su propia historia y en la autonomía de los estados. Algunos tienen internas abiertas, mientras en otros son cerradas. Otros ni siquiera tienen una elección sino que realizan una multitud de asambleas (los llamados caucus) de dónde salen delegados de cada candidato que luego definen los delegados partidarios a la convención nacional, que es lo que cuenta al final del día.

Otro aspecto curioso del sistema es el orden en que votan los distintos estados. Vale decir, no ocurre como en Uruguay que las internas se desarrollan en un mismo día para todos los partidos en todos los departamentos.

El primer estado en votar es Iowa, le sigue New Hampshire y así continúa hasta que votan todos, aunque el candidato a veces ya esté definido. Este orden es determinado por las autoridades partidarias en cada estado y ya tiene un peso instaurado por la costumbre. Por cierto que pude merecer ciertas críticas, por ejemplo, que un estado rural y conservador como Iowa sea el encargado de desechar a los primeros candidatos.

Inequívocamente le da un sesgo a la elección, pero es el sistema electivo que se han dado los norteamericanos dentro de sus reglas de juego y no les ha ido mal, desde George Washington en adelante siempre han elegido a sus mandatarios en forma constitucional y democrática.

Contexto complejo.

Para comprender la presente elección es necesario prestar atención al contexto en que se desarrolla. Las encuestas muestran al presidente Barack Obama con una gestión mayoritariamente mal evaluada pero la percepción viene mejorando en los últimos meses.

Esto se explica principalmente por la mejora en la situación de la economía y una mayor presencia en los medios masivos de comunicación. Los datos económicos de enero dados a conocer este viernes favorecen a los demócratas.

Por primera vez en muchos años la tasa de desempleo se ubicó por debajo del 5% y se crearon unos 151.000 nuevos trabajos por lo que los tiempos políticos y los electorales parecen jugar en favor del oficialismo.

En un artículo de BBC Mundo se recuerda una encuesta del canal CNN y la consultora ORC sugirió el pasado diciembre que el 69% de los estadounidenses están "muy molestos" o "algo molestos" por el "rumbo en el que van las cosas" en el país.

Y el mismo porcentaje se mostró "molesto" porque el sistema político "parece funcionar solamente para los que tienen poder y dinero, como aquellos que están en Wall Street o en Washington", según una encuesta de noviembre de NBC y el diario neoyorquino The Wall Street Journal.

En cuanto a las campañas, luego de los resultados de Iowa la carrera entre los republicanos parece quedar reducida a tres candidatos: el empresario Donald Trump y los senadores Ted Cruz y Marco Rubio. No solo porque fueron los tres primeros y con porcentajes y número de delegados similares (8 para Cruz, 7 para Trump y 7 para Rubio), sino porque las nuevas encuestas a nivel nacional y en el estado de New Hampshire parecen confirmar esta tendencia. Incluso dos candidatos ya se bajaron, el libertario Rand Paul y el conservador Rick Santorum.

Curiosamente quien salió mejor parado de la elección de Iowa fue el tercero, Marco Rubio, ya que la derrota de Trump pegó duro en su retórica adolescente de "ganadores y perdedores", mientras que para Cruz, que fue quien más invirtió tiempo en Iowa visitando sus 99 condados el triunfo resultó exiguo. En cambio Rubio superó largamente lo que auguraban las encuestas y se especula con que pueda tener lo que los analistas llaman un "momentum" marcando un segundo lugar en New Hampshire —después de Trump que aparece ganando con amplia ventaja— y primero en la siguiente elección el 20 de febrero en Carolina del Sur.

En todo caso razonablemente de entre esos tres nombres saldrá el candidato republicano ya que las perspectivas de futuro determinan drásticamente las contribuciones que reciben para poder llevar adelante las costosas campañas que son indispensables para ganar la nominación.

A esta altura solo una resurrección milagrosa puede volver a poner en la conversación a otros candidatos que aparecieron con chance hace unos meses como Jeb Bush, Ben Carson o John Kasich.

Entre los demócratas el resultado de Iowa despejó la carrera a dos candidatos ante el retiro del ex gobernador de Maryland Martin OMalley. Los dos candidatos principales tuvieron un virtual empate técnico ya que Hillary Clinton obtuvo el 49,9% y el senador Bernie Sanders 49,6%.

En New Hampshire las encuestas muestras a Sanders con amplia ventaja sobre Clinton, triunfo que se vuelve indispensable para poder continuar la carrera ante el colosal aparato político y económico de los Clinton.

Hasta que punto Hillary es la candidata del establishment demócrata lo demuestra la cantidad de "superdelegados" (miembros de la convención nacional no electos) que la apoyan, 362 mientras que solo 8 están con Sanders.

Sin embargo el haber recibido más de 3 millones y medio de contribuciones individuales, la mayor cantidad en la historia electoral norteamericana, y una abrumadora mayoría de los votantes demócratas jóvenes mantiene en carrera a Sanders pese a que él mismo se define como un socialista y defiende ideas radicales incluso dentro de su partido.

La próxima elección del martes en New Hampshire promete ser apasionante en una definición que aún tiene final abierto en los dos partidos.

La compleja y vibrante democracia norteamericana demuestra que a pesar de los temores que arrecian ante la irrupción de candidatos antisistema como Trump y Sanders goza de buena salud.

Las razones para esperar sorpresas en este estado.

"Uno de los lemas de New Hampshire, de esos que muchas veces se ponen en las matrículas de los coches, es "vive libre o muere". Y sí, huele de lejos a metáfora recurrente estos días en los que este pequeño estado del norte se ha llenado de reporteros de todo el mundo para cubrir las primarias estadounidenses, pero elcurrículum vitae del votante lo avala. En este trozo de Nueva Inglaterra hasta un 40% es independiente, es decir, que no están registrados en uno u otro partido, y el historial de resultados que han dado un revolcón a lo ocurrido en la cita anterior, los caucus de Iowa, no es corto.

Algo menos de millón y medio de habitantes, con una renta superior a la media nacional y mayoritariamente blancos, de talante liberal, son hasta el martes el objeto de inquietud de alrededor de una decena de políticos que deambulan de pueblo en pueblo pidiendo confianza ellos, prometiendo que salvarán la clase media: los republicanos, con el acento en el crecimiento; los demócratas, en la redistribución.

Hillary Clinton tiene motivos para los sentimientos encontrados en New Hampshire. En 2008, cuando se batió con Barack Obama por la candidatura demócrata, ganó las primarias de este estado contra pronósticos —y contra encuestas—, pero no le sirvió para ponerse por delante del hoy presidente. Este la había derrotado en Iowa. Ahora es Bernie Sanders quien le pisa los talones con un casi empate en los caucus, y parte como favorito. Sanders, muy escorado a su izquierda, procede de la misma región, Nueva Inglaterra, dado que es senador de Vermont, pero la ex secretaria de Estado se mantiene como opción mayoritarias en las encuestas", según el punto de vista de la periodista Amanda Mars, que cubre las elecciones estadounidenses para el diario El País de Madrid, a propósito del próximo escenario de la contienda.

Rubio es el nuevo gran favorito republicano.

El más joven de la contienda, Marco Rubio, de 44 años, salió de Iowa (tercero detrás de Trump) como el candidato menos “detestado” de los republicanos. Sólo 7% de los votantes de ese partido afirma que “jamás apoyaría” al senador por Florida, según un sondeo del instituto Quinnipiac. Trump bate el récord opuesto: 30% de los republicanos alega que jamás lo elegiría candidato presidencial del partido. “No hay duda que la diana en nuestra espalda ha crecido de tamaño de manera significativa”, dijo el asesor de Rubio.

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Los ciudadanos de New Hampshire se enorgullecen de su caracter independiente. Foto. Reuters

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