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Merkel en semana clave para acordar una nueva coalición

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La canciller llegando ayer a las negociaciones con los socialdemócratas. Foto: Reuters

LA FORMACIÓN DE GOBIERNO EN ALEMANIA

Abrió las negociaciones con los socialdemócratas, tras tres meses y medio de parálisis política en Alemania.

La canciller Angela Merkel y el líder socialdemócrata Martin Schulz iniciaron ayer domingo con "optimismo" y actitud "constructiva" una semana de reuniones clave para la reedición de una gran coalición y para acabar con la parálisis política, tres meses y medio después de las elecciones en Alemania. "Llego a unas conversaciones que se abren con optimismo, aunque sea consciente del enorme trabajo que nos espera", declaró la canciller en Berlín.

Las elecciones legislativas de septiembre, marcadas por un auge de la extrema derecha y un retroceso de los grandes partidos, no arrojaron ninguna mayoría clara en la cámara de los diputados.

Merkel buscó entonces acordar un gobierno con los liberales y los verdes, pero fracasó. Ahora su única alternativa para evitar la repetición de los comicios es una nueva alianza con el Partido Socialdemócrata (SPD), con el que ha gobernado ocho de los doce años que lleva en el poder.

El objetivo de la Unión Cristianodemócrata (CDU), insistió Merkel, es constituir un gobierno "estable" en Alemania.

Desde la derecha le presionan sus socios bávaros de la Unión Socialcristiana (CSU), que reivindican el endurecimiento de la política de asilo e inmigración, y por la izquierda Schulz, que debe someter al voto de los militantes socialdemócratas cualquier acuerdo que alcance con el bloque conservador. Schulz, que aterrizó el pasado año en la política nacional como la esperanza del SPD para vencer a Merkel y que arrastró al partido a los peores resultados de su historia, aseguró este domingo que dialogará con actitud "constructiva y abierta".

"Debemos ponernos de acuerdo", manifestó por su parte el líder conservador bávaro, Horst Seehofer, que garantizó que acude a las reuniones con "el mejor de los espíritus", y rechazó comentar ante la prensa posibles discrepancias: "Debemos hablar menos y trabajar más".

Tres escenarios.

Merkel, Schulz y Seehofer han acordado evitar las declaraciones públicas para no entorpecer las conversaciones, mientras destacados analistas políticos advierten desde editoriales y columnas de opinión de que esta semana los tres se juegan su futuro político.

Merkel, que ganó las elecciones pero con el segundo peor resultado para la CDU desde 1949 y vio entrar un partido ultraderechista en el Parlamento, pierde popularidad, y Schulz necesita avances claros para justificar una alianza que rechazó con contundencia durante semanas.

Seehofer, que dejará este trimestre el cargo de primer ministro bávaro, podría ocupar un ministerio en el futuro gobierno de Berlín, pero se ve obligado a defender sin fisuras los conservadores postulados de su partido, que no quiere perder la mayoría absoluta en las elecciones regionales que se celebrarán en otoño en Baviera.

Las negociaciones entre estos tres actores se auguran difíciles, especialmente por las divergencias entre el CSU, más a la derecha que la CDU de Merkel, y el SPD en lo que respecta a la política migratoria o a Europa.

Además, la CSU bávara enfrenta una elección en su bastión regional en otoño y se arriesga a perder su mayoría frente al avance de la extrema derecha de Alternativa por Alemania (AfD).

Sus dirigentes han pedido reiteradamente que se endurezca la política de acogida de solicitantes de asilo.

En cambio, el SPD desea que se flexibilice la política para los migrantes, en particular sobre el reagrupamiento familiar.

Muy poco margen de maniobra y un socio socialdemócrata temeroso

Angela Merkel, quien resultó vencedora pero salió debilitada de las elecciones, tiene un reducido margen de maniobra. En noviembre, la canciller ya fracasó en su intento de lograr un acuerdo con los ecologistas y los liberales. Para formar un Ejecutivo que disponga de mayoría en la cámara de diputados —la solución que ella privilegia— solo queda el Partido Socialdemócrata (SPD).

Una mayoría de alemanes es escéptica ante la idea de que se mantenga la coalición actual, conformada en dos ocasiones en 12 años de poder de Merkel. Un 52% de alemanes la considera "no muy buena" o "mala", según un sondeo publicado la semana pasada.

El SPD está por su parte muy dividido sobre qué hacer. Tras su derrota en las urnas, muchos de sus miembros preferirían una etapa en la oposición. Temen que su partido se arriesgue a desaparecer, como le ocurre a sus homólogos franceses, si participan en un gobierno con los conservadores.

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